Hugo García Michel's Blog, page 187

May 10, 2016

Canciones a madres

O sea, canciones a las madres o canciones para las madres.
  Hoy, 10 de mayo, es Día de la madre que es decir el día en que a muchos les brota lo edípico, a otros lo culposo y a otros (la minoría) lo noble y lo sincero.
  Recuerdo con ingratitud musical esta fecha porque, entre 1970 y 1974, fui vilmente explotado durante horas por el grupo de amigos al que pertenecí en mi adolescencia tlalpeña. Dado que junto con otros dos compañeros éramos los únicos que sabíamos rascar más o menos la guitarra, se nos forzaba a tocar “Página blanca”, “Reloj” y “Las mañanitas” en una veintena de casas de los cuates que no sabían tocar, pero quienes mediante berridos que pretendían ser cantos querían rendir homenaje a sus santas mamacitas. Era una joda terrible, pues durante horas y sin descanso repetíamos una y otra vez esas canciones del repertorio populachero. ¿Nuestra paga? Tocarlas también ante nuestras respectivas madres (a la mía, por cierto, le chocaba que le llevaran serenata).
  Recuerdo esos tiernos pasajes de juventud en este día que los mexicanos llevamos grabado hasta el tuétano (y no hablemos de los festivales escolares a las madrecitas o de las películas mexicanas de la llamada época de oro, con Sara García y Marga López como prototipo fatal de la madre mexicana) y se me ocurre recordar quince canciones del rock anglosajón en las que se toca –para bien y para mal– el tema materno. Ustedes seguramente recordarán varias de ellas. Helas aquí.
  1. “Mother” (John Lennon). 2. “Julia” (John Lennon). 3. “Mother” (Pink Floyd). 4. “Mother’s Little Helper” (The Rolling Stones). 5. “Mama Kin” (Aerosmith). 6. “Tie Your Mother Down” (Queen). 7. “Mama” (Genesis). 8. “Your Mother Should Know” (The Beatles). 9. “Mother and Child Reunion” (Paul Simon). 10. “Mama I’m Coming Home” (Ozzy Osbourne). 11. “Treat Your Mother Right” (Mr. T.). 12. Mama Says” (The Beach Boys). 13. “Mother” (Danzig). 14. “Mama Liked the Roses” (Elvis Presley). 15. “A Song for Mama” (Boyz II Men).
  Y como pilón, “Mi suegra llegó” de los Teen Tops.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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Published on May 10, 2016 19:53

May 9, 2016

Espejo sin poema

Alguna vez conté aquí, creo, que cuando en octubre de 2011 terminé mi más reciente relación (ya llevo cuatro años y medio solterín), mi ex me escribió un poema de despedida, con un plumón, en el espejo del baño (ver foto). No me atreví a tocarlo por años. Algunas amigas que van a mi casa me decían que lo borrara, que era una manera de mantenerme atado a esa relación, y otras, por el contrario, me decían que era muy bonito y que lo dejara. Entre esas dos opiniones me balanceaba y no quitaba una sola letra. Hasta que hace dos o tres meses, otra amiga me convenció al fin de desaparecerlo y me sugirió que, para que no me resultara difícil, fuera borrando una letra cada día. Así lo hice: cada mañana, después de bañarme, quitaba una letra al azar. De ese modo, fui desapareciendo el poema. El pasado domingo 1 de mayo, sólo quedaba del mismo el dibujito de un corazón. No quise ser yo quien lo borrara y decidí que debía hacerlo una amiga que realmente fuera muy importante para mí. Se lo pedí a P (no aquella P de hace ocho o nueve años, sino la preciosa P de ahora). Ella accedió y ese primero de mayo que la invité a comer, hace ocho días, borró el último vestigio del poema. Me pareció muy significativo e importante que precisamente ella haya quitado la última señal que quedaba en el espejo de una relación que fue importante, pero que es, ya, parte del pasado.
  Para leer el poema original, he aquí este post de 2012: http://garciamichel.blogspot.mx/2012/12/mensaje-en-el-espejo.html
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Published on May 09, 2016 00:19

May 8, 2016

Bello domingo en la Quinta Guadalupe

Después de mucho tiempo, volví a la que fue la casa de mis abuelos paternos, mi entrañable y amada Quinta Guadalupe, en Tlalpan. Acudí porque la casona donde vivieron también mi padre y sus hermanos y en la que pasé innumerables días de mi infancia y mi adolescencia (durante años me quedaba a dormir ahí cada viernes y sábado, al lado de mis primos Gustavo, Martha y Marcela), porque la menciono muchas veces en la novela que acabo de escribir sobre mi abuelo Emiliano.
  Quise ir con Paulina, quien ha sido parte de la novela de diversas maneras, y Gustavo (que es ahora el que vive en la casa) nos invitó. Coincidió la visita con una fiesta familiar por el cumpleaños de un sobrino nieto del propio Gus (y nieto de mi prima Martha). La pasamos de maravilla. Cominos rico. Nos recibieron muy bien y vi a parientes y casi parientes a los que tenía mucho de no ver. Fue un gran domingo.
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Published on May 08, 2016 21:42

May 7, 2016

Frijol con gorgojo

Suelo dormir con la radio encendida en las noticias y esa noche así lo hice. Entre sueños, escuché una voz más que conocida a fuerza de estarla oyendo desde hace más de quince años, una voz de acento inconfundible, chillona hasta la irritación:
  “Que no te vuelvan a engañar. Los dos pertenecen a la misma mafia. La única diferencia es que unos son rateros y los otros son ladrones. Pero sí hay de otra: Morena es honestidad. Tenemos tres principios que nos guían: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Y recuerda: es mejor tener trabajo y bien pagado que recibir por el voto una lanita o una raquítica despensa. Frijol con gorgojo. No vendas tu libertad. Morena es la esperanza de México”.
  El spot me despertó con escalofríos y me impidió conciliar de nuevo el sueño. Puse la tele y ahí estaba de nuevo, sólo que ahora veía al personaje que repetía lo mismo, con un lenguaje corporal como de orador de escuela primaria, sobre todo en el remate con los bracitos alzados y los puños cerrados (con muy poca convicción actoral).
  ¿Cómo analizar ese texto? ¿Quién demonios se lo escribió al don? ¿Lo hizo él mismo? ¿Contrató a alguna agencia patito? Frases cortas y más o menos inconexas. Algunas no muy claras (cuando se refiere a “los dos” que pertenecen a la misma mafia, ¿a quiénes se refiere? ¿Al PRI y el PAN? ¿A Televisa y Azteca? ¿Al América y las Chivas? Sabrá Dios, pero dice que la única diferencia es que unos son ladrones y los otros rateros. Humorada fallida, porque ladrones y rateros son sinónimos y por tanto no hay diferencia alguna.
  Lo de los tres principios, lejos de entusiasmarme, me deprime por su pobreza conceptual. ¿Ese será su programa de gobierno, el bíblico no mentirás, no robarás y no traicionarás? ¿Con eso será suficiente para gobernar a una nación?
  Y luego lo más misterioso del asunto: la fijación con el frijol con gorgojo, frase que ya ha aparecido en otros spots del mismo personaje. ¿Le daban frijol con gorgojo de chiquito y de ahí proviene su rencor social? ¿Garantizará a todos los mexicanos que a partir de 2018 nuestros frijoles estarán libres de esa plaga?
  Necesito saberlo para decidir mi voto.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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Published on May 07, 2016 16:18

May 6, 2016

Fin de la nueva novela

Siendo la una de la mañana con 51 minutos del día 6 de mayo de 2016, declaro solemnemente que he finalizado la novela sobre la vida de mi abuelo Emiliano, justo hoy que se cumple un mes de la fecha de su natalicio (nació el 6 de abril de 1876). Siento un pequeño vacío y una gran extrañeza. Si bien aún me falta darle una revisión general, el primer borrador (que cambiará mínimamente) ha quedado terminado y lo voy a añorar. Gracias, querido abuelo a quien nunca conocí y al que ahora creo conocer tan bien
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Published on May 06, 2016 00:00

May 5, 2016

Quinta sesión

Seguimos con las sesiones de grabación de lo que posiblemente pueda ser mi disco. Hoy fue la quinta sesión y grabamos los bajos de dos de las canciones más adelantadas: "Gatos de arrabal" y "Amanecer". Mi querida amiga Aura se hizo cargo de los bajeos y creo que quedó todo muy bien. Como siempre, Iris y Jehová de lujo (incluida una deliciosa agua de horchata que nos preparó ella). Muy buena tardenoche.
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Published on May 05, 2016 20:30

May 3, 2016

Roqueros ayotzis

A lo largo de los años, en especial a partir de la década de los ochenta de la pasada centuria, muchos músicos inscritos en eso que se sigue llamando rock mexicano se han vuelto politizados o al menos han adoptado la postura (a veces legítima o veces falsísima) de serlo.
  Esto se hizo muy notorio cuando en 1994 surgió el EZLN y varios roqueros nacionales se convirtieron en neozapatistas y fans fatales del Sup Marcos (hoy casi olvidado, salvo por uno que otro nostálgico del chairismo tardío). Ahí andaban grupos como La Maldita Vecindad (a quienes nunca les creí mucho) y Santa Sabina (a quienes, sobre todo gracias a Rita Guerrero, les creí todo).
  Estos roqueros mexicanos –más de consigna que de ideología y más de pose políticamente correcta que de reflexión verdadera– fueron luego abrazando otras causas, algunas tan artificiosas como las de “Si no votas cállate”, el movimiento #yosoy132 o los supuestos fraudes electorales de 2006 y 2012.
  Lo de hoy es, sobra decirlo, el asunto de Ayotzinapa y los 43 normalistas desaparecidos que, por desgracia, se ha convertido en un oportunista botín político que muchos músicos nacionales, músicos ayotzis, utilizan en su provecho para dárselas de solidarios, al tiempo que llevan agua a su molino y logran el aplauso fácil y la adhesión de la gran masa progre.
  Observo a bastantes roquerines mexicanos que aprovechan esta tragedia para autopromoverse. De ese modo, durante sus presentaciones gritan consignas que ya son lugar común, proyectan como escenografía las imágenes de los infortunados estudiantes sacrificados y se hacen aplaudir por una fanaticada que suele dárselas de crítica y resulta muy fácilmente manipulable.
  Este pose de la falsa solidaridad con las “buenas causas” es acompañada por insultos al gobierno, con la seguridad de que nadie los va a molestar y mucho menos a reprimir. Se trata de una veta muy redituable, incluso para la venta de discos y mercancías varias, además de que ganan prestigio como “músicos comprometidos”, aunque ese compromiso sea más con sus cuentas bancarias que con las causas que dicen defender. Todo un circo.

(Publicado hoy en mim columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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Published on May 03, 2016 17:00

May 2, 2016

Queen y su "Jazz" de 1978

Jazz (1978) es a mi modo de ver un disco injustamente menospreciado. ¿Que es una obra irregular? Lo es, sí, pero son más sus virtudes que sus falencias. Cierto que iniciar el álbum con una pieza tan poco afortunada como la muy naïve “Mustapha” no fue la mejor elección. Sin embargo, hay a lo largo del plato una buena cantidad de buenos temas, empezando por el fenomenal “Fat Bottomed Girls” y su rocanrolerísima esencia y terminando con el estrambótico y misterioso “More of that Jazz”. Pero en medio de esto existe cuando menos un excelente sexteto de canciones. Óiganse si no la preciosa “Jealousy”, la chispeante y festiva “Bicycle Race”, la cuando menos graciosa (y muy comercial) “Don't Stop Me Now”, la furiosa y frenética “Dead on Time”, la cálida e inspirada “In Only Seven Days” y la maravillosamente nostálgica y discreta, muy music hall, “Dreamer's Ball”.   Lejos de ser un álbum conceptual, Jazz cumple como una mera colección de buenas canciones y ese es su mérito principal. Por cierto, en todo el disco no hay un solo jazz.
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Published on May 02, 2016 20:05

May 1, 2016

PJ Harvey: el poema, la foto y la canción

Luego de su estupendo álbum Let England Shake de 2012, PJ Harvey regresa con un dos proyectos: uno poético y otro musical, uno en forma de libro y el otro en un nuevo disco que de alguna manera prosigue y profundiza lo que planteó en su trabajo anterior, sobre todo en la temática letrística, muy enfocada en la crítica histórica, política y social.
  The Hope Six Demolition Project es un plato estupendo, una grabación conceptual que sorprende por su profunda intensidad y su inteligencia. Si en Let England Shake Harvey relacionó los horrores de la Primer Guerra Mundial con los de los primeros años del siglo XXI, en esta ocasión se concentra en lo que ha sucedido en Kosovo y Afganistán, para lo cual, paralelo al disco, ha publicado un libro de poemas y fotografías. El hueco de la mano (editado en español por Sexto Piso), en coautoría con el fotógrafo de guerra irlandés Seamus Murphy, es una joya bibliográfica de muy hermosa manufactura y exquisita edición. Dividido en tres partes: Kosovo, Afganistán y Washingron D.C., el libro documenta gráficamente las ruinas en que quedaron los dos primeros lugares después de los largos, violentos y destructivos conflictos bélicos que padecieron, mientras que la sección dedicada a la capital estadounidense resulta relativamente más amable en lo visual. Las excelentes fotos sirven de acompañamiento a los poemas de PJ Harvey, quien lo mismo se muestra dolida y desgarrada que observa con cierta distancia algunos hechos y lugares.
  Un ejemplo, el poema “En un camino de tierra”, en Kosovo: “subimos la montaña / apagamos el motor / trepamos una barricada / y caminamos hacia la aldea / entre miles de ciruelas caídas / la pulpa, morada, negra / se abre paso a través de las pieles abiertas / oscureciendo el camino”. O este otro, llamado “Arrojando nada”, en el capítulo sobre Washington: “En el puesto de refrescos / cerca del Memorial a los Veteranos de Vietnam / un niño alza sus manos / como para dar de comer a los estorninos. / Pero no arroja nada; / es solamente para verlos saltar. / Tres largas notas suenan en una corneta / y un hombre con un mono de trabajo / llega para tirar la basura. / La arrastra hasta una escotilla de metal / que se abre al inframundo. / El timbre de una alarma chilla. / El niño alza sus manos vacías. / Los estorninos saltan”.
  Todos los poemas aparecen en español y en su versión original en inglés.
  Por lo que respecta al disco, The Hope Six Demolition Project (Vagrant, 2016), presenta once composiciones de la Harvey, con música de primera calidad y letras en su mayoría plenas de crítica sociopolítica. Como PJ quiso ser muy abierta y transparente, grabó el álbum en un estudio con una pared de cristal de una sola vista (ella y su equipo de trabajo no podían ver a quienes los veían), en la Somerset House de Londres, para que la gente pudiera observarla trabajar.
  Once son los cortes de este larga duración que en su favor tiene, además, la variedad estilística de cada uno de los temas. Con una producción rasposa y simple, la autora recurre al rock lo mismo que al blues, el jazz, el gospel y grabaciones de campo que recogió precisamente en Kosovo, Afganistán y Washington.
  Hay piezas notables, como la intensa y sorda “Chain of Keys”, que en algo recuerda el estilo del desaparecido grupo Morphine, con ese sax persistente y grave, aunado a las secas percusiones, o “River Anacostia”, con sus ecos de cantos espirituales y reminiscencias del blues de los esclavos de los campos algodoneros y su clara referencia a la clásica “Wade on the Water”. Hay también temas claramente políticos, como “Near the Memorials to Vietnam and Lincoln” y “The Ministry of Social Affairs”.
  Mención especial merecen la intensísima “The Wheel” y la tremenda “Dollar, Dollar”, en la que narra la frustración que sintió cuando el vehículo en que iba arrancó, antes de poder darle una moneda a un niño afgano que se la solicitaba angustiado y hambriento. Mientras tanto, en la rítmica y contagiosa “A Line in the Sand” canta “Hay cosas que hicimos mal / pero creo que algunas las hicimos bien”, aunque en la implacable “The Ministry of Defence” denuncia la destrucción de aldeas y ciudades (¿en Kosovo, en Afganistán?) cuando afirma “Este es el ministro de Defensa / escaleras y muros es todo lo que dejó en pie”, en tanto la música marcial remite en los coros al David Bowie de Scary Monsters.
  Dejo por último el corte abridor, “The Community of Hope”, el más abiertamente rocanrolero de todos (algo de Patti Smith hay en él) y en el que habla con irónica amargura sobre la destrucción de un barrio de la ciudad de Washington para instalar en él un centro comercial (“They’re gonna put a Wallmart here”, repite con tristeza al final de la canción).
  Gran libro, gran disco. La gran PJ Harvey.

(Publicado hoy en El ángel exterminador" de Milenio Diario)
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Published on May 01, 2016 17:26

Cinco discos fundamentales de Bob Dylan


The Freewheelin’ Bob Dylan (1963)
El paso gigantesco que dio Dylan de su primero a éste, su segundo disco, en tan sólo un año, es sorprendente. The Freewheelin’... es una pequeña obra maestra, con composiciones excelentes, un disco de folk que iba más allá del folk sin abandonar al folk. El Bob Dylan rocanrolero aún no estaba presente, pero por debajo del agua prometía surgir en cualquier momento. He aquí a un joven creador de escasos veintidós años, capaz de crear melodías sencillas, enmarcadas por armonías repetitivas pero absolutamente novedosas. Sin embargo, eso no era tan importante como la calidad y profundidad de sus letras, imbuidas de las inquietudes sociales de la época, pero construidas por medio de una vena poética hasta entonces inédita. De ahí temas esplendorosos como los inmortales “Blowin’ in the Wind” y “A Hard Rain’s A-Gonna Fall” o bellezas como “Girl from the North Country” y “Don’t Think Twice Is Alright”. Un disco pasmoso.


Bringing It All Back Home (1965)
La primera obra maestra de Bob Dylan. Se trata del paso lógico después del Another Side de 1964, un paso hacia una mayor amplitud de miras, un paso que lo acercaba cada vez más al rock y lo alejaba del folk ortodoxo. Es el álbum que de muchas maneras replanteó las reglas para escribir rock. El plato se divide en dos partes perfectamente delimitadas. La primera es rocanrolera y con instrumentos eléctricos y contiene temas explosivos como las sensacionales “Subterranean Homesick Blues” y “Maggie’s Farm” y canciones de amor de gran hermosura como “She Belongs to Me” y “Love Minus Zero/No Limit”. La segunda parte, en cambio, es muy folk, pero las letras ya no eran las mismas de la época militante del cantautor. Las cuatro canciones de ese lado B son extraordinarias, verdaderos clásicos, pero el formato y el contenido muy poco tenían que ver con la influencia de Woodie Guthrie. Piezas como “Mr. Tambourine Man”, “Gates of Eden”, “It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)” e “It's All Over Now, Baby Blue” demostraban que, en efecto, los tiempos para Dylan estaban cambiando… y en la mejor de las formas.

Highway 61 Revisited (1965)
Bringing It All Back Home forma parte de la trilogía de álbumes más trascendentales de la discografía dylaniana, trilogía que continúa con este Highway 61 Revisited, trabajo que termina de consolidar el movimiento hacia el rock que el músico había emprendido y lo hace con una perfección asombrosa. Para muchos la obra cumbre del músico, esta “revisitación” a la ruta 61 es un disco extraordinario de principio a fin. Ocho cortes a cual más de bueno (desde “Tombstone Blues” hasta “Desolation Row”, pasando por “It Takes a Lot to Laugh, It Takes a Train to Cry” y “From a Buick 6”, “Ballad of a Thin Man”, “Queen Jane Approximately”, “Highway 61 Revisited”, “Just Like Tom Thumb’s Blues” y un corte que revolucionó la manera de escribir canciones en la música popular, la absolutamente genial “Like a Rolling Stone”.

Blonde on Blonde (1966)
Tercera y última parte de la gran trilogía dylaniana, Blonde on Blonde fue uno de los primeros álbumes dobles de la historia del rock. Estamos frente a una cumbre del arte musical del siglo veinte. Tal vez lo que hace diferente a Blonde on Blonde sea más que nada la finura de su sonido. Si Michael Bloomfield había dado al disco anterior su estilo secamente bluesero de tocar la guitarra, ahora Robbie Robertson ponía todo su talento guitarrístico al servicio de una grabación perfectamente producida, con enormes temas y un sorprendente sentido de la totalidad. Blues, folk, country, rock se fusionan de manera exacta y perfecta a lo largo de las catorce composiciones que conforman el doble vinil. No hay una sola pieza floja. Blonde on Blonde empieza triunfalmente con “Rainy Day Women #12 & 35” y prosigue por la misma senda, con temas fenomenales como “Pledging My Time”, “Visions of Johanna”, “Leopard-Skin Pill-Box Hat”, “Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again”, “Most Likely You Go Your Way (And I'll Go Mine)” y esas maravillas que son “Absolutely Sweet Marie”, “I Want You” y “Just Like a Woman”. Un trabajo superior.

Blood on the Tracks (1975)
El disco del divorcio. El disco del dolor que provoca una separación amorosa. El disco en el cual Bob Dylan se enredó en la tristeza. El músico respira por la herida en este álbum lleno de pasión, entraña, dulzura, nostalgia, melancolía. Blood on the Tracks es un trabajo fuera de serie. Musicalmente se trata de una obra tranquila, semiacústica, llena de paz. Son las letras las que nos hablan de un corazón herido, lastimado, aunque finalmente esperanzado. Pero no lo hacen de manera abierta y explícita. La poesía de Dylan, sus metáforas muchas veces alegóricas e incluso herméticas están presentes para que el dolor no sea tan evidente y lo descubramos entre los desangrados tracks del disco. Todas las canciones son hermosas y conmovedoras, pero hay algunas que brillan aún más, como “Tangled Up in Blue” que abre el álbum o “Simple Twist of Fate”, “Idiot Wind”, “Meet Me in the Morning” y la inconmensurable “Shelter from the Storm”. Como dijo un reseñista norteamericano acerca de Blood on the Tracks: “Dylan hizo álbumes más influyentes que éste, pero nunca hizo uno mejor”.

(Publicado este mes en mi columna "Gato encerrado" del periódico El Vigía, de Ensenada, Baja California).
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Published on May 01, 2016 17:12

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