Óscar Contardo's Blog, page 69

October 7, 2017

Don Pío

Asesor: ¡Ministro, ministro! ¡Aleuy dice que se va devacaciones!


Fernández: ¡Qué buena noticia! Yo creo que él lo necesitaba, fíjese. Trabaja tanto, el hombre. Yo, fíjese, lo notaba en el último tiempo medio desganado.


Asesor: No se trata de eso, ministro. Dice que se va de vacaciones, pero en realidad es como una renuncia al cargo.


Fernández: No le entiendo, fíjese. ¿Se va de vacaciones o renunció?


Asesor: Eso es lo que no se sabe, pues ministro.


Fernández: Es que no es lo mismo, fíjese. A mí, por ejemplo, me gusta mucho más irme de vacaciones que renunciar. De hecho, yo no renuncio a este puesto ni aunque me lo pidan.


Asesor: Ministro, tengo claro que no es lo mismo, pero ese es el juego de Aleuy.


Fernández: ¿Aleuy juega a que se va de vacaciones pero no son vacaciones? Por la chupalla, el juego raro, ¿no le parece a usted?


Asesor: Ministro, le insisto: ¡No se trata de eso!


Fernández: ¿Le preguntó a Aleuy dónde se va de vacaciones? Es que si pasa por Europa me gustaría hacerle un encarguito, fíjese.


Asesor: Ministro, por tercera vez, Aleuy está manifestando su más profunda molestia porque lo dejamos sin piso justo cuando él andaba en Argentina.


Fernández: ¿Aleuy estuvo en Argentina? ¡Qué suerte la de él! A mí me encanta Buenos Aires y el tango. ¿Le conté que bailo un poco de tango? ¿Quiere que le enseñe?


Asesor: Ministro, Aleuy fue a Argentina para investigar el tráfico hacia La Araucanía.


Fernández: ¿No me diga? Pero qué cosa más terrible. Yo encuentro que el tráfico está cada vez peor. Fíjese que el otro día nos demoramos como una hora desde mi casa y eso que ando con escolta. ¿Si renuncio me quedo sin escolta?


Asesor: Ministro, qué le parece si se lo explico por partes, como de a poquitito…


Fernández: ¿El tango?


Asesor: No, ¡las vacaciones!


Fernández: No me levante la voz, yo sé perfectamente lo que son unas vacaciones. He tomado muchas vacaciones, prácticamente vivo en vacaciones y le puedo hasta enumerar todos los lugares que he visitado. Más respeto.


Asesor: Ministro, estamos hablando de La Araucanía.


Fernández: Bueno, también he ido a La Araucanía. Es muy agradable: Pucón, Villarrica, Lican Ray y todo eso. Aunque para mi gusto va mucha gente. Yo para las vacaciones prefiero un lugar más tranquilo. Voy a llamar a Aleuy para darle un par de datos.


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Published on October 07, 2017 23:15

Progresiva intolerancia progresista

No basta hoy guardar silencio ante cualquier manifestación oral o escrita de “progresismo”, no decir ni una palabra que pueda considerarse crítica; un gesto o una mirada que no esté en sintonía con la Buena Nueva puede catalogar al pecador de reaccionario, de retrógrado, incluso de fascista. El progresismo, como todo “ismo”, es militante, vigilante, acucioso y quisquilloso.


Considérese esta anécdota: una persona con quien sostuvimos una casual charla en un supermercado nos contó lo que le había sucedido esa mañana viendo con su señora una edición de la Deustche Welle. Ante imágenes del primer y conmovedor casorio -en Alemania-entre personas del mismo sexo y con todo incluido, padrinos y ramos de flores, arroz y limusina esperando a la puerta del ayuntamiento, él , nos dijo, no pronunció ni una palabra pero no pudo evitar una leve sonrisa. “Sólo hice eso”, contó, “porque conozco a mi mujer, así que no comenté nada, pero me sonreí”. Fue suficiente. De inmediato su cónyuge frunció el ceño, mutó de espectadora de la tele a comisario político e inició un interrogatorio no indigno de la novela La Hora Veinticinco, de Arthur Koestler. “¿Por qué te sonríes?”. “¿Qué te parece mal?”. Y así sucesivamente. Luego de las preguntas pasó a las acusaciones: “Eres un machista retrógrado incapaz de adaptarse a los tiempos”.


Ahí quedó todo, la calma retornó. De seguro ahí también quedan similares escenas en miles de reuniones de amigos cuando se toca ese tema u otros de la “agenda valórica”; se quedan en dicho interrogatorio inquisitorial o a lo más, como anexo, con la imputación de ser el descreído un fósil de la era de las cavernas. En ocasiones a la imputación la acompañan calificativos hirientes, tonos airados, a veces hasta gritos, pero, otra vez, ahí queda todo. Ninguna de esas escenas, hoy frecuentes, tiene mayores consecuencias. La razón es simple: ni esa señora progre ni esos amigos progres ni esos conocidos progres ni los ciudadanos progres comunes y corrientes cuentan con recursos de poder para castigar debidamente al hereje; a lo más, en algunos casos, el ciudadano común dotado de tan fervientes creencias hace uso de las llamadas “redes sociales” para injuriar o vejar maliciosamente, o, si son figuras públicas o semipúblicas, mandar e-mail en los que profieren amenazas del tipo “me reservo el derecho a recurrir a acciones legales”.


Es la intolerancia progresista.


Credo


No hay nada de original en eso. Todo credo político recluta feligresías convencidas de que sus posturas no nacen de una mera opinión o una hipótesis, sino expresan una Verdad Revelada anunciando la consumación de los tiempos a la que tendía el entero curso de la historia humana. Y una vez que dicha feligresía y su Iglesia se hacen mayoritarias, ¿quién es quién para encarar la avalancha? Aun en cuestiones menores es conocida la postura agresiva del ciudadano de a pie hasta con sus gustitos y opiniones, pero lo es mucho más si lo acompaña en su fervor una patota real o virtual. En épocas así, las de un Credo triunfante, pocos mantienen su independencia de criterio. Incluso intelectuales -y muchos- caen víctimas de la epidemia, aunque no todos se suman al rebaño por convicción, sino por miedo y/u oportunismo. Caso célebre y documentado es el de Charles Maurice de Talleyrand, ex obispo pasado al bando revolucionario, quien, haciendo de sacerdote en la Misa a la Razón celebrada el 14 de julio de 1790, en París, apenas pudo sofocar la risa que le daba protagonizar dicha farsa. De todos modos cumplió con su papel. No se bromea con los creyentes.


Talleyrand hizo bien. Tiempos como los suyos son aquellos cuando el fingimiento coincide con la supervivencia. Sucede toda vez que ciertas ideas adquieren la forma de una doctrina o al menos constelación de fonemas más o menos articulados y se hace hegemónica; a partir de ese momento el talante de la sociedad afectada primero se hace algo asfixiante y después insoportable. Cuando dicho ideario se convierte en el principio legitimador del Estado, en las tablas de la ley de la nueva elite en el poder, se pasa a una “fase superior” y la mera hostilidad del creyente hacia el herético o el escéptico cobra formas institucionales mucho más punitivas, a veces fatales. Maduro está en esas, en Venezuela, a lomos de su patético “socialismo bolivariano”. Pobre Bolívar y hasta pobre socialismo.


Tolerancia


Sin embargo en etapas previas, cuando esas doctrinas tienen todavía escasos devotos, estos suelen clamar estentóreamente su derecho a la “tolerancia”. La exigen y hacen de esa postura, a la pasada, un alarde glorioso, pero cuando su proselitismo crece y triunfa en el acto la tolerancia demandada se convierte en la intolerancia que imponen. Quienes pedían “libertad de cultos” queman en la hoguera a los descreídos; quienes mentaban el término “democracia” se las arreglan para destruir todo órgano de expresión o representación que no esté en la línea “correcta”; quienes hacían gárgaras con el “debate” se las ingenian para hacer de ellos Autos de Fe y expulsar a los disidentes a punta de empujones propinados por la barra brava. La etapa final la ilustra abundante documentación visual al alcance de todos los curiosos: es el mundo de la marchas del 1 de mayo en la ex URSS con jubilosos trabajadores -por decreto- desfilando ante los líderes del Kremlin, el espectáculo de las masas norcoreanas llorando a coro por la muerte del líder supremo, la entre aterradora y risible escena de generales septuagenarios rodeando a “Little Rocket Man” con libretitas en la mano para tomar apuntes de lo que espete, el muy filmado novelón de las masas cubanas que oían a Fidel siete horas seguidas explicando la enésima fallida zafra, en fin, el ritual de la obsecuencia cobarde y temerosa, el del oportunismo, de la vigilancia mutua de cada gesto y palabra de modo no muy distinto a como esa señora hizo con su marido. Vigilancia es la palabra. Las doctrinas e iglesias universales, la del progresismo o cualquier otra, terminan siempre instaurando la sociedad de la vigilancia mutua, de la sospecha y la inquisición. Léase Los que Susurran, del historiador Orlando Figes.


Convicción


Quienes caen en esas conductas -caen desde la razón que pregunta al dogma que evacua certezas- no se consideran actuando por gusto, sentimientos o siquiera interés; suponen haber sido iluminados por una resplandeciente revelación hasta entonces desconocida. A cada paso manifiestan dicha postura mesiánica; no “opinan” o “prefieren” tal cosa, sino son profetas de la VERDAD. Y las hay a granel; los marxistas creyeron descubrir el “socialismo científico” y en internet, hoy, algunos predican que la Tierra es plana. Son los exhumadores de lo oculto, la “vanguardia” pala en mano capaz de ver y desenterrar lo que nadie más ve y desentierra. Esa visión es tan importante y decisiva que merece todo sacrificio, especialmente si se trata del sacrificio de los descreídos.


Por eso el creyente en las Más Grandes Bellezas y Bondades de la Vida es quien, paradójicamente, está más preparado para cometer las peores bajezas, traiciones, crímenes, mentiras y malignidades si eso contribuye a la causa. Esta lo legitima todo y, al revés, deslegitima cualquier decencia intermedia que pudiera erguirse como obstáculo.


Muy lejos


Estamos lejos de todo eso, pero las semillas sembradas entre los nenes y los “brotes verdes” salidos de estos ya florecen y crecen. Dios mediante, no es improbable que en unos meses el país cambie agujas y tome otra vía. Es posible, además, que aun si eso no ocurre, el tránsito hacia el nebuloso futuro popular, callejero, democrático, tamborilero y con movimientos y actores sociales marchando por las amplias avenidas de la historia -a la Eduardo Artés- se quede a medio camino. Puede que se empantane en un Chile socialmente distinto con poco amor por las aventuras y con la dirección de una jefatura que pese a su retórica las ama aun menos. No vemos a Guillier, ilustre preparador de asados y devoto de las siestas, haciendo la revolución.


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Published on October 07, 2017 23:12

El camino de vuelta

Hace tres años estuvo seriamente en duda si Chile quería seguir creciendo como país en la ruta del capitalismo democrático, con miras a incorporarse alguna vez -en 10, en 20 o 40 años más- al club de las naciones desarrolladas. Existían entonces señales contradictorias: unas que sí, otras que no. Así lo vieron analistas internacionales y -más importante que eso- así lo vimos también nosotros, los chilenos, cuando el electorado le entregó a la actual Presidenta un robusto mandato -62% de los votos en segunda vuelta- para llevar a cabo un programa de reformas que contrariaba -a veces explícitamente, a veces de manera indirecta- los rumbos por los cuales el país había optado en los últimos 30 años.


Los resultados de esta experiencia están a la vista: son desastrosos en términos políticos, económicos y sociales. En el tinglado político -no en la base social- el país está más dividido que antes. El temor de la gente a los fantasmas del desempleo, de la vulnerabilidad, de la falta de oportunidades y de la delincuencia ha subido. Y nunca desde la transición en adelante el clima anímico de la sociedad chilena fue peor que durante estos últimos años. Tal vez por eso, hasta aquí al menos, todo indica que el nuevo ciclo de la política chilena, anunciado por este gobierno con bombos y platillos el año 2014, concluirá irreversiblemente el 11 de marzo próximo. No durará ni un minuto más.


Estuvo bueno. Bueno básicamente porque fue corto. Solo por eso. Aunque al país le costará años absorber, corregir, compensar, procesar y neutralizar la cantidad de distorsiones e inercias que la actual administración introdujo en las correas transportadoras del progreso y la movilidad social, la gente quiere verlas de nuevo en movimiento, no obstante que el Estado se ha vuelto más pesado (y más caro), la economía más lenta y el país más desconfiado. Y porque quiere retomar el dinamismo -no porque se haya derechizado, no porque quiera volver a partir de cero, no porque el personaje le caiga especialmente simpático- hoy Sebastián Piñera tiene grandes probabilidades de volver a La Moneda el año próximo.


Si esas posibilidades se frustran, está claro que como país vamos a estar en problemas. Hubo mucho tartufismo en las críticas que le llovieron esta semana al presidente de la Bolsa de Comercio por decir lo que es casi una obviedad: que si no gana Piñera los valores bursátiles se irían al diablo. Habló de colapso en el precio de las acciones. La imagen puede ser un poco fuerte, pero en esto no hay ningún misterio. Reconocerlo no tiene nada de proselitista y no está en el libreto de ninguna campaña del terror.


No solo las acciones resultarían castigadas. La sensación general es que el país tampoco aguantaría otro período más sometido a los actuales niveles de estrés y frustración.


El gobierno está terminando a tumbos; en menos de mes y medio perdió al equipo económico y acaba de perder al mejor de sus hombres del equipo político, y lo notable es que en ninguna de estas bajas la oposición disparó un solo tiro. Todos correspondieron a errores propios o no forzados y el gobierno parece cada vez más confundido entre ir de salida o estar en fuga. La frontera entre una cosa y otra parece no estar clara en la mente de la Presidenta.


¿Significa que si triunfa Piñera el país retomará sin mayores contratiempos la velocidad a la que se venía desarrollando antes en el plano político y económico? Obviamente no. Eso dependerá de varios factores. Más allá de sus intenciones, los gobiernos no son más que una parte de la ecuación. De partida, será decisivo el estándar que la administración pueda reintroducir a las políticas públicas, varias de las cuales se vinieron abajo o han estado girando en contra, en función de las premuras, chapucerías e inepcias que hemos visto en estos años. También será determinante el tipo de oposición que el nuevo gobierno enfrente, puesto que está descartado que la derecha pueda alcanzar el control del Parlamento. Es posible que mejore sus posiciones, pero nada más.


Los estudios que se han hecho a este respecto en realidad señalan que ninguna fuerza política por sí sola podrá constituir una mayoría parlamentaria estable. Eso no necesariamente es una mala noticia para el sistema político. Al revés. Podría ser una oportunidad para que el Poder Legislativo se sacuda de su desprestigio. La función del Congreso es evaluar, negociar y forjar acuerdos. Pero, dicho eso, el problema no está resuelto, entre otras cosas, por la crisis que afecta a la izquierda y por las tensiones internas que han inmovilizado a la Democracia Cristiana.


Dividida como lo está en la actualidad, y completamente escindida del eje socialdemócrata que la mantuvo por años con un fuerte cable a tierra, la posibilidad de que la izquierda se radicalice en la calle es muy alta. La calle no solo va a ser una trinchera difícil para el gobierno que venga; también será el escenario donde el Frente Amplio se prepara para ajustar sus cuentas con la izquierda tradicional y derrotarla. Llegará el momento en que las fuerzas competirán entre sí por las canchas del extremismo. Y aunque la mayoría del país no quiera oír hablar de radicalización, siempre hay que darle a la política chilena un buen margen a la insensatez. Porque es un insumo que nunca falta.


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Published on October 07, 2017 23:08

El hombre que hace uso

El subsecretario del Interior podrá haber hecho uso de su feriado legal -la frase contiene más eufemismos que una de Quevedo-, pero está claro que no lo hizo con la alegría de quien se va a descansar a una playa lejana según un plan largamente postergado. ¡Filfa!


El subsecretario Mahmud Aleuy se fue a su feriado legal enojado, furioso, inusualmente molesto, como lo saben hasta las moscas de La Moneda, y es probable que a estas horas ande por México, un lugar que, terremoteado y todo, parece menos ingrato que Santiago. Otra cosa es que el gobierno lo quiera ignorar. La Presidenta, por ejemplo, dijo que nadie le ha presentado una renuncia. Esto ha de ser cierto, pero ya sabemos que no son las renuncias las únicas modalidades que determinan el final de una gestión en la administración Bachelet. Siempre está el citófono que no responde, la no invitación, las cinco llamadas perdidas, el “silencio administrativo” ad hominem.


A Aleuy no le pasaron sólo esas cosas, sino también otra, anterior, mientras estaba trabajando en Buenos Aires. Sin consultarle nada, en el curso de unas pocas horas, la propia Presidenta decidió que era indispensable poner fin a la huelga de hambre de cuatro comuneros mapuches aceptando sus condiciones. Esto significaba desautorizar las anteriores decisiones del subsecretario, pero tal parte no ocupó la primera consideración del gobierno.


Lo que tomó prioridad fue, parece, la condición de médico de la Presidenta, que debió apreciar como cierto el riesgo de muerte o daño irreversible en alguno de los comuneros después de 116 días de huelga de hambre. Digamos que la medicina estima que una huelga de hambre verdadera puede resultar mortal entre 60 y 90 días, y que un hombre de 70 kilos de constitución media podría resistir unos 74 días.


La más famosa víctima contemporánea, el irlandés Bobby Sands, murió en 1981 después de 66 días sin alimentos. Sands se convirtió en un ícono de la reivindicación nacionalista y republicana en Irlanda del Norte. Pero era miembro del IRA, una organización que usó los más salvajes métodos terroristas hasta que fue derrotado en el 2005. Es imaginable que la Presidenta no quisiera ser comparada con la primera ministra inglesa Margaret Thatcher, cuya negativa a ceder ante el IRA fue uno de los elementos por los cuales llegó a ser conocida como la “Dama de Hierro”.


Los comuneros mapuches, arrestados hace más de un año bajo la acusación de quemar una iglesia evangélica mientras había feligreses en el interior, reclamaban el término de su prisión preventiva y la recalificación de la querella que aplicaba la Ley Antiterrorista. El ministro del Interior ejecutó ambas cosas (sin éxito la primera, porque la Corte de Apelaciones de Temuco decidió mantener la prisión preventiva), justo después de que la policía, respaldada por Aleuy, detuviera a los dirigentes de la CAM como responsables de la quema de camiones y de ciertos planes inconsumados. Como suelen hacer, los jefes de la CAM niegan las acusaciones, pero entran a los tribunales enarbolando sus señales de lucha. No parecen Mahatma Gandhi saludando a Tolstoi.


No cabe ninguna duda de que este gobierno, como varios anteriores, enfrenta el desafío mapuche con dobleces, contradicciones y desacuerdos. La reivindicación étnica confunde a los altos funcionarios (y a los políticos), que ya enteran muchos meses discutiendo si los actos violentos que ocurren en La Araucanía pueden ser considerados “terrorismo” o merecen una denominación menos ignominiosa, menos infectada, un poco más aceptable, moderada, ¿comprensiva? Hay un cierto aire de parestesia en el debate: el cerebro parece desconectado de las sensaciones, lo que se ve es distinto de lo que se denomina.


Y, sin embargo, se trata de una discusión ya muy vieja: se hizo en España, en Irlanda, en Italia, en Rusia, en los países árabes, en el África negra. En el supuesto de que nada parecido ocurre en La Araucanía, algún nombre han de tener los ataques a hogares y propiedades, los incendios masivos de camiones y, en el último año, la quema de iglesias católicas y protestantes. Algún nombre ha de tener el hecho de que en amplios territorios de La Araucanía no se vive ni se duerme en paz, a veces por ser mapuche, a veces por no serlo.


Hay indicios de que la huelga de hambre -que es a la vez una medida de presión y una señal de fracaso-, en conjunto con el arresto de los jefes de la CAM, estaban alentando un clima de rencor en algunas comunidades mapuches, con expresiones de rechazo a la consulta étnica encargada al Ministerio de Desarrollo Social. Esto podría explicar la intempestiva irrupción del ministro Marcos Barraza, que desarrolló la opinión del PC para, aparentemente, liberarse de los problemas y sospechas que enfrentaría en el desarrollo de su consulta.


Hace mucho rato que se rompieron en el gobierno las lealtades propias del proyecto compartido. El ministro Rodrigo Valdés no supo, en su momento, que el gobierno se había puesto ambientalista en la zona concreta de un proyecto concreto. El subsecretario Aleuy no supo, ahora, que el gobierno prefería rendirse ante los riesgos icónicos de una huelga concreta. Y tampoco supo que, no existiendo terrorismo -según el juicio de otro ministro- no cabía la aplicación de una ley ni el “exceso mediático” de la policía.


Como resultado de tanto desconocimiento y desafección, se ha abierto ahora la posibilidad de que el subsecretario haga uso permanente de su feriado; o que lo suspenda si existe alguna señal de que su trabajo tiene algún significado.


Uf.


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Published on October 07, 2017 23:04

Cataluña: la paja y el trigo

Los sucesos de Cataluña han incrustado en la retina del mundo una problemática que hasta ahora no suscitaba demasiada atención fuera de las fronteras españolas (y aun más de las europeas). Conviene, en un clima de serenidad, tratar de separar lo comprobable de lo fantasioso.


1 ¿Fue Cataluña alguna vez independiente?


No, Cataluña gozó en diversos momentos de un alto grado de autonomía, pero nunca fue un Estado independiente. Estuvo bajo control del Imperio Carolingio, es decir, de Francia, durante algunos siglos. Los carolingios crearon una serie de condados. Parte de la Cataluña que conocemos estaba en el condado de Barcelona. Tras el declive carolingio y después de un periodo en que el condado de Barcelona aumentó su territorio, los catalanes unieron su destino a Aragón, por lo cual una vez que Aragón y Castilla formaron a finales del siglo XV la unidad territorial que conocemos, Cataluña pasó a estar bajo la Corona española. Mantuvo mucha autonomía durante bastante tiempo, pero la decisión de tomar partido por el bando perdedor en la Guerra de Sucesión, en el siglo XVIII, perjudicó a Cataluña, que vio su margen de libertad bastante mermado. En el siglo XIX, volvió a tomar partido por el bando perdedor en las sucesivas guerras carlistas; no fue hasta finales del XIX que los catalanes empezaron a desarrollar un movimiento político nacionalista.


2 ¿Cuándo nació el independentismo catalán?


En la primera mitad del siglo XIX surge el catalanismo como reivindicación cultural. En el tramo final del siglo XIX, ese desarrollo tuvo su correlato político. A comienzos del siglo XX, distintos grupos cobran notoriedad en una Cataluña en la que también se desarrolla poderosamente un movimiento anarquista y otro de estirpe socialista radical.


3 ¿Hay antecedentes para la declaración de independencia que pretende hacer el gobierno catalán tras el referéndum?


No son tan definitivos como el relato independentista alega, pero algunos episodios que podrían ser considerados como tales. El más importante se da durante la Segunda República Española, en los años 30, cuando Esquerra Republicana proclama la República de Cataluña, dando poco después marcha atrás a cambio de un Estatuto de Autonomía. Luego, cuando la derecha desplaza a la izquierda del gobierno central en Madrid, los catalanes proclaman un Estado propio. Lo hacen de una forma relativamente ambigua, pues hablan, en palabras de Lluís Companys, de un “Estado Catalán de la República Federal Española”. La rebelión fue aplastada y tuvo como consecuencia una fuerte represión.


4 ¿Está Cataluña oprimida por Madrid?


Cataluña ha conocido episodios de represión del catalanismo, el último de los cuales fueron las cuatro décadas de la dictadura de Francisco Franco. Pero la transición a la democracia modificó, a finales de los 70, la relación entre Cataluña y Madrid. Con participación muy activa de los nacionalistas catalanes, los españoles negociaron y pactaron un Estado de las Autonomías que compaginaba, con mucha descentralización, las distintas sensibilidades regionales de España. La Constitución fue aprobada por todos los españoles, incluyendo los catalanes, masivamente. Además, los catalanes dieron su respaldo en las urnas al nuevo Estatuto de Autonomía, el segundo de su historia moderna, que les confería muchas competencias.


5 ¿En qué momento surgió el descontento con el arreglo autonómico que rige desde la transición a la democracia en Cataluña?


En la segunda mitad de la década de 2000 el independentismo, que hasta ese momento no representa más del 10 o 15%, pasa a influir en la marcha de los acontecimientos. En un primer momento, no lo hace forzando una proclamación independentista, sino exigiendo reformar el Estatuto de Autonomía para ampliar los poderes de Cataluña.


Resulta crucial para ello la caída de Jordi Pujol y de Convergencia y Unión, hasta entonces una alianza nacionalista moderada que había gobernado Cataluña durante dos décadas, y su reemplazo, tras los comicios de 2003, por una alianza de socialistas, republicanos y verdes, que además de tener un sesgo de izquierda más marcado que el del socialismo nacional tiene un componente nacionalista radicalizado. Bajo el liderazgo del socialista Pasqual Maragall, el “tripartito” impulsó desde Cataluña y con apoyo del PSOE un Estatuto de Autonomía que finalmente fue aprobado en las cortes españolas. Contenía varios elementos inconstitucionales, por lo que en 2010, luego de un largo proceso iniciado por acciones legales del Partido Popular de Mariano Rajoy, el Tribunal Constitucional redujo significativamente su alcance.


Los nacionalistas radicales y una parte del PSOE habían despertado en Cataluña expectativas de un salto cualitativo hacia una autonomía que no era compatible con la Constitución, por lo que este recorte provocó allí una enorme frustración. Poco después, organizaciones políticas y cívicas subieron el tono y el contenido de sus reivindicaciones. La secuela de la crisis financiera, que en 2009 se convirtió en crisis económica, exacerbó el rencor de muchos catalanes por la contribución que, como la región próspera que son, hacen al conjunto de España (irónicamente el gobierno de Cataluña vive desde hace varios años, por el irresponsable manejo de sus finanzas, de un fondo que Madrid creó para ayudar a las autonomías).


6 ¿Cómo pasa el independentismo a representar a la mitad de los catalanes?


Dos factores convergen en este proceso. Uno es la transformación de uno de los dos grandes componentes de Convergencia y Unión en una organización independentista; la otra es el crecimiento de organizaciones cívicas soberanistas.


A la caída del “tripartito”, Convergencia vuelve al poder en Cataluña en 2010. Con oportunismo, intensifica las exigencias reivindicativas ante Madrid y pide negociar un pacto fiscal que modifique el sistema vigente. Madrid cometió un error considerable -hay que decirlo- no aceptando negociar alguna fórmula federal mediante la cual se procediera a dar a Cataluña una responsabilidad en la recaudación de los tributos y un mayor control sobre su pedazo de la torta fiscal. Cataluña pedía algo similar a lo que tienen los vascos, sólo que el sistema que rige en el País Vasco y Navarra está en la Constitución y lo que pretendía Cataluña hubiera exigido cambios normativos de grueso calibre, así como una negociación con el resto de autonomías. Madrid no supo entender que la nueva situación exigía imaginación y audacia para evitar que el reclamo se convirtiera en un gran movimiento independentista.


Esto contribuyó a que la celebración de la Diada (día de Cataluña) en 2012 alcanzara proporciones muy superiores a las anteriores. Los políticos, especialmente el gobierno de Convergencia, no tardaron en dar alas al pedido de una consulta popular sobre la independencia. Adelantaron las elecciones, que se celebraron en 2012. De allí en adelante, todo apuntó a esa consulta, antecedente del referéndum que acaba de tener lugar. Fue una consulta ilegal, declarada como tal por los tribunales, que se llevó a cabo sin garantías, y que tuvo como respuesta un gran ausentismo. Del universo minoritario que votó, una inmensa mayoría apoyó que Cataluña fuese independiente.


La consulta tuvo un efecto importante que calzó con las elecciones catalanas de 2015. Convergencia y Unión se partió y Convergencia Democrática de Cataluña, uno de sus dos componentes, adoptó abiertamente, en alianza con los independentistas radicales, el soberanismo como plataforma. La nueva alianza, Juntos por el Sí, venció en los comicios de 2015 con una plataforma que prometía el referéndum vinculante que se desarrollaría, al margen de la ley y en condiciones logísticas absurdas, el 1 de octubre pasado.


7 ¿Hay forma de convocar a un referéndum independentista en Cataluña?


Uno de los mayores actos de irresponsabilidad de los independentistas ha sido convencer a mucha gente de que el referéndum tenía una base legal sólo porque el Parlamento catalán aprobó una ley para convertir esa consulta popular en algo vinculante.


La Constitución española y la ley orgánica que norma el referéndum en España no permiten a una Autonomía realizar un referéndum sin aprobación del gobierno central. Un artículo de la Constitución permite al gobierno central delegar poderes a las autonomías, pero no especifica cuáles. La ley orgánica deja muy en claro que sólo el gobierno central puede autorizar esa consulta.


Por eso, precisamente, el Tribunal Constitucional suspendió el referéndum convocado por el gobierno catalán que preside Carles Puigdemont y por eso el sistema jurisdiccional actuó para tratar de impedir su realización.


8 ¿Quién ha ganado la batalla de imagen?


Dentro de Cataluña, el relato según el cual hubo el 1 de octubre una feroz represión para impedir que los catalanes ejercieran su simple derecho al voto se ha impuesto entre muchos catalanes no necesariamente independentistas. En algunos medios del exterior, también. Lo cierto es que ni la represión fue tan grave como pudo ser (no hubo, felizmente, víctimas mortales) ni el saldo es el que la Generalitat propagandizó desde aquel día (pocas personas sufrieron consecuencias físicas de consideración y nadie ha podido demostrar que hubo más de 800 heridos, como sostuvo el gobierno soberanista). Pero no hay duda de que hubo escenas violentas, inevitables en un enfrentamiento de esas características y, peor aun, de que el independentismo catalán ha desatado, por oposición, un nacionalismo español, todavía menor, que podría crecer y adquirir ribetes peligrosos. Las escenas de grupos independentistas cercando a los policías nacionales en los hoteles catalanes han provocado ira. No sería de extrañar que surjan grupos anticatalanes violentos.


9 ¿Hay alguna solución?


No en lo inmediato. Ni el Estado puede dar marcha atrás en su elemental obligación de restaurar el imperio de la legalidad que el independentismo ha violentado, ni los independentistas pueden, entregados ya a una dinámica confrontacional sin cuartel y una épica victimista, ceder. Pero, una vez que se restablezca el orden y las voces moderadas puedan hacerse más fuertes en Cataluña, tendrá que haber una negociación sobre el futuro de la relación.


No es realista suponer que puede mantenerse esa relación en su marco jurídico actual. Tendrá que haber una puesta al día del gran pacto español de finales de los años 70 que permitió la transición a la democracia, la convivencia pacífica y el desarrollo durante todas estas décadas. Ese nuevo sistema, probablemente más federal que el estado de las Autonomías, no contentará a todos, pero puede canalizar las aspiraciones de muchos catalanes que sienten la necesidad de tener un control y una proyección mayor de su particularidad en el conjunto de la España moderna.


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Published on October 07, 2017 23:00

October 6, 2017

El intelectual público

¿Qué tienen en común Mario Vargas Llosa y Humberto Maturana? A primera vista nada, aunque si se les examina con cuidado coinciden. Ambos se han destacado en áreas que en modo alguno calzan con la manera como se presentan en prensa recientemente. El Premio Nobel trotamundos despotricando sobre la derecha chilena contraria al aborto, otras veces como pareja de Isabel Preysler. El biólogo, por su parte, haciendo charlas a altos ejecutivos de empresas en varios países para, así, motivarlos a que logren ser mejores “seres humanos”. En el fondo, realizando los dos el papel que antiguamente, cuando aún no nos secularizábamos, cumplían sabiondos más bien pontificales (por ejemplo, los curas desde sus púlpitos).


Nada que ver lo suyo con lo que tradicionalmente se asocia al intelectual público tipo Andrés Bello o Sarmiento en el siglo XIX, Bertrand Russell, Sartre y Camus en el XX. Ninguna de estas figuras más de ideas que intereses se hubiese querido asociar a conglomerados ideológico-empresariales filisteos, tampoco a ninguno se le hubiera ocurrido montar, como a Maturana, un “centro de estudios” especializado en “coaching” y “autoayuda” (véase Qué Pasa 22/09). ¿Se imaginan a alguien en el siglo XIX pidiéndole a Darwin que hiciera una charla de cómo ser menos simio o, avanzada la “evolución humana”, menos cavernario?


Sospecho que ni siquiera Herbert Spencer se habría prestado para semejante propósito y eso que vulgarizó las ideas darwinistas (hacia el final, Spencer perdió incluso la fe en la idea de progreso).

¿A qué se debe, entonces, esta regresión pietista, estas capillas con feligreses cautivos? Una posibilidad es que existan públicos desorientados, ansiosos de que se les reafirme en sus prejuicios. Vargas Llosa expresó lo que seguramente le hubiese gustado decir a Piñera pero que, tras su comentario sobre los “cómplices pasivos”, no era conveniente explicitarlo pudiendo espantar el voto de los duros.


Está también el desprecio que se tiene en nuestra época a intelectuales desafiantes que tratan, más que opinar, de pensar y razonar, ergo, explicar e incomodar provocando a sus oyentes.


Recuerdo, cómo en 2002, cuando algunos llevábamos años criticando la transición, un suplemento dominical que se las da de cultural nos mostró en fotos (“Intelectuales públicos: jugando en la liga nacional”), rotulados bajo etiquetas semi en chunga: “Rabio porque rabio”, “El descontento”, “Chilean Kristeva”, “Padrino de LOM”, “Acento de Oxford”, “La Falacci colorada” y “Freud y showbizz”; mezclados y equiparados a otros más afines a la línea editorial del periódico, titulados a su vez: “La gourmet”, “El hombre lobby”, “De MAPU a digital”, “El historiador”… Es que suele ser riesgoso decir algo en serio en Chile, por tanto, bien vale la chunga y a “farandulizarse” no más, de frentón.


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Published on October 06, 2017 23:00

Al estilo Playboy

A fines de los años 90, me tocó entrevistar a Milton Friedman, en su casa de San Francisco, California. El día anterior, lo llamé por teléfono para confirmar algunos detalles y, luego de unos minutos, me dijo: “Supongo que viene preparado”. Bueno, no es fácil responderle esa pregunta a cualquier Premio Nobel, menos a Friedman, un hombre reconocidamente exigente. Igual le dije que sí, que había leído sobre su obra y otras cosas, frente a lo cual se limitó a decir: “¿Leyó mi entrevista en la revista Playboy? Si no lo ha hecho, no está preparado”. Y cortó.


Al día siguiente, ya en la conversación con Friedman -y con la entrevista leída-, el economista me contó los detalles. “Vinieron dos periodistas que prácticamente vivieron conmigo una semana. Fueron a mis clases, reuniones, hasta comimos juntos. Bueno, así escribieron la mejor entrevista que nunca me han realizado. Además, me tocó una buena portada”, me dijo esbozando una pequeña sonrisa, la única de toda la sesión. No aclaró cuál fue la “conejita” de la portada en cuestión, pero fue evidente que el hombre no solo miraba números.


La anécdota sirve para ilustrar cómo la revista Playboy jugó un rol fundamental en la cultura de esos años, algo que se ha destacado mucho en estos días, a propósito de la muerte de su fundador, Hugh Hefner. Intelectuales, políticos y celebridades pasaron por sus páginas, con textos de una calidad y profundidad pocas veces vistos, convirtiéndose en piezas de culto.


Pero esto también es el reflejo de otra cosa. La disponibilidad de esas personas para aparecer en una revista que nunca renegó de ser una publicación de adultos y de grandes desnudos. Pese a ello, Friedman estaba tan orgulloso de su paso por Playboy, que incluso puso la entrevista como prólogo de uno de sus libros más célebres. Y esto habla de que la revista interpretaba a la gente, entre ellos, a los intelectuales. Su frivolidad, su sexualidad, su humor, se combinaban con lo serio de una manera que no solo no molestaba, sino que agradaba.


Por eso, Playboy también tiene el legado de romper con la visión, tan extendida en nuestro tiempo, donde uno es serio o frívolo, inteligente o tonto, divertido o aburrido. En ese sentido, la revista no solo es un símbolo de la liberación sexual; también es un reto a la idea de encasillarnos como personas en blanco y negro, cuando sabemos que lo colorido, lo interesante, incluso lo divertido, está en la integración de las cosas, en saber transitar de un extremo a otro, sin prejuicios, aprovechando y aprendiendo de todo.


Así lo entendió no solo Friedman. También Salvador Dalí, Jean Paul Sartre, Martin Luther King, Orson Wells y muchos otros que pasaron por sus páginas. Personas que nunca dejaron de ser intelectuales de peso, pero que mostraron una libertad de acción que solo los hizo más grandes, más interesantes, más personas. Son los grandes “playboy” de la historia.


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Published on October 06, 2017 22:55

Fácil es opinar, difícil es decidir

Revisando artículos sobre el conflicto que por estos días vive España, y que pone en severo riesgo su integridad como nación, leí la simple frase que da título a esta columna. Simple pero muy cierta, en particular cuando se trata de enfrentar situaciones severamente dramáticas.


Es de esa naturaleza la decisión tomada por el gobierno, con el objeto de poner término a la huelga de hambre que llevaban adelante comuneros mapuches, todos formalizados en la causa en que se investiga el grave delito de incendio de un lugar de culto, en el marco de la ley que determina conductas terroristas. Para conseguir el fin de la medida extrema de las imputados, la autoridad gubernamental solicitó la rebaja en la medida cautelar dispuesta por la justicia, sin conseguirlo, y también anunció que retiraba su tesis jurídica de estar frente a una conducta terrorista, resultado que está por verse, pues serán los tribunales los que en su oportunidad deberán resolver sobre este tema de fondo. Para decirlo claramente, no es el Poder Ejecutivo el que decide si un hecho tiene o no el carácter de terrorista, simplemente invoca la ley como uno de los titulares de la acción, pero no exclusivo.


Qué duda cabe que la decisión del gobierno era compleja, y la que tomó en definitiva tuvo como elemento fundamental evitar el riesgo de vida de los ayunantes.


Más o menos explicaciones, es la misma decisión que años atrás tomó el gobierno de Piñera, por eso llama la atención la ligereza con que criticó al gobierno, olvidando muy rápidamente su propia historia.


Qué duda cabe también que este tipo de decisiones dañan la pretensión punitiva del Estado frente a estos hechos delictuales. Ese bien jurídico es postergado por otro, cautelar la salud y en su extremo la vida. Fácil es opinar y difícil decidir.


Sin embargo, los hechos y sus efectos no quedan allí, faltaba una entrevista y sus consecuencias.


El ministro de Desarrollo Social estimó del caso recetarse una entrevista en la que negó la existencia de acciones terroristas en la región de La Araucanía. Es legítimo que una persona sostenga aquello, lo complejo resulta que dicha persona sea miembro del gabinete de un gobierno que, por el contrario, estima que hay casos de acciones terroristas, y justamente por aquello es que ejerce las acciones que la ley le otorga para combatirlo; una contradicción flagrante, sin posible explicación. No paró allí, pues estimó del caso criticar la forma y modo en que el Estado ejecutó las órdenes judiciales que permitieron la captura de personas imputadas y luego formalizadas como integrantes de una asociación ilícita; sobre esa calificación preliminar se desarrollará la investigación. Esa entrevista aún produce efectos. La autoridad del Ejecutivo, encargada del tema, se encuentra en una situación ignota, plena de interpretaciones. En efecto, el subsecretario del Interior, un muy buen funcionario, este articulista puede dar fe de aquello, no sabemos si retomará o no su tarea.


Nadie duda que uno de los temas más complejos que enfrenta el país es la situación de nuestros pueblos originarios, en especial del pueblo mapuche. Solo con valentía, generosidad y un gran acuerdo podremos enfrentar el desafío, pero paralelamente es imposible para cualquier gobierno ser neutral frente al delito, bajo pretexto de una eventual legitimidad de origen de la comisión de delitos.

Al ministro Barraza también le viene bien la frase: “Fácil es opinar, difícil es decidir”.


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Published on October 06, 2017 22:50

Ni impostura ni imprudencia

Impostura es la de quiénes con ojos entornados han criticado al Tribunal Constitucional en los medios chilenos para dar notoriedad a una candidatura presidencial y parlamentaria. Impostura ha sido también acusar al Tribunal de excederse en sus atribuciones, proponer su eliminación y al mismo tiempo concurrir a sus audiencias con tenida formal y alegar en sus estrados. Impostura ha sido autodefinirse como constitucionalista y negarse a condenar la cobarde agresión de la cual fueron objeto en las puertas del Tribunal, el ministro Domingo Hernández y el candidato José Antonio Kast. Denunciamos estas imposturas y estas actitudes ridículas y engreídas, pero eso no basta.


Porque, la denuncia de tanta impostura, no nos debe impedir criticar las acciones del Tribunal Constitucional que a nuestro juicio han sido imprudentes. Entre ellas destaca la declaración del Tribunal Constitucional de fecha 29 de septiembre 2017, que se refiere a los préstamos del Banco del Estado a parlamentarios que son candidatos en las próximas elecciones.


Esta declaración en sus puntos 2 y 3 atribuye al Servicio Electoral el control y fiscalización de los créditos bancarios con fines exclusivos de campaña y luego menciona los artículos en que el Tribunal Constitucional funda su competencia para los casos de inaplicabilidad.


En ella se exponen varios razonamientos que pueden confundirse con considerandos de una o más hipotéticas sentencias, que no debían ser parte de una declaración pública. Para significar la confusión que produce esta declaración, el profesor Luis Cordero ha sostenido con ironía que es una nueva fuente del derecho constitucional, que debemos estudiar. Dice además que con ella se lesiona la Constitución y que se inmiscuye en cuestiones políticas de modo improcedente, lo que me parece es afirmar demasiado.


En todo caso, sabemos que el Tribunal Constitucional chileno ha sido criticado con justica por sus atribuciones preventivas y las facultades que ejerce de oficio, por la extensión y coherencia de sus resoluciones y por la responsabilidad constitucional y la posibilidad de acusar a sus integrantes. También se ha propuesto revisar su integración y sistema de nombramientos, y el que todos los casos que lleguen a esa importante magistratura, lo sean a petición de parte. Además, en el caso del Tribunal Constitucional la ciudadanía tiene derecho a esperar que sus comunicaciones y resoluciones contribuyan de manera efectiva a la consolidación de la democracia constitucional chilena. Pero por buenas que sean las intenciones del Tribunal a este respecto, sus declaraciones y comunicaciones públicas no deben confundirse con el ejercicio reglado de sus atribuciones. Lamentablemente la declaración del 29 de septiembre 2017 que surge de oficio y por sorpresa de parte del Tribunal, es una imprudencia comunicacional que no parece hacerse cargo de estas objeciones.


Es de justicia, en medio de tanta impostura, una que otra imprudencia y de tantas críticas, reconozcamos las mejoras del Tribunal Constitucional. Porque en fecha reciente sus sentencias han intentado hacerse cargo de sus precedentes. Porque para apoyar sus funciones se ha profesionalizado su Secretaría y organizado un Departamento de Estudios y una Biblioteca. Porque se ha inaugurado una línea de publicaciones y participado en múltiples actividades académicas que lo prestigian entre sus pares. Estos adelantos que se simbolizan en su nueva sede han dignificado la labor del Tribunal Constitucional chileno y ese es el camino de la mejora gradual que debe continuarse.


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Published on October 06, 2017 22:45

Declaración dentro de sus facultades

En relación a la declaración pública del Tribunal Constitucional (TC) sobre financiamiento, a través de créditos bancarios, cabe hacer presente ciertas precisiones jurídicas.En primer lugar, el TC ha recordado que la declaración de inhabilidad de parlamentarios, por haber celebrado o caucionado contratos con el Estado, es de su esfera de competencia (art. 93 N° 14), no habiéndose presentado acciones a la fecha, de forma tal que no resulta procedente dar por establecida inhabilidad alguna.


Ciertamente que el TC solo puede dictar sentencias siempre y cuando se presente una solicitud por legitimados activos: el Presidente de la República o por a lo menos 10 parlamentarios.


Cabe señalar que en 27 años solo se han presentado dos requerimientos, ambos rechazados unánimemente, aunque por otras causales (casos Errázuriz y Navarro). No debe olvidarse que toda inhabilidad necesariamente siempre debe interpretarse en términos restrictivos.


Ahora bien, con el propósito de informar a la ciudadanía en una materia esencial para el funcionamiento del régimen democrático, habida consideración de las inquietudes motivadas por distintos actores públicos y privados, a escasos días de una elección, se recuerda algo que parece obvio: un crédito bancario para financiamiento de una campaña no es de aquellos contratos celebrados con el Estado que pueden hacer cesar a un parlamentario.


La historia constitucional de esta disposición es clara en cuanto a que lo que se sanciona es suscribir contratos a los que no se encuentra sometida la generalidad de las personas, pretendiendo por lo mismo privilegios especiales, excluyéndose también servicios de utilidad pública o contratos de adhesión.


Ciertamente que, como también lo señala el TC, el control y fiscalización de dicho financiamiento debe ser competencia del Servel, sin perjuicio de las atribuciones que le corresponde a los tribunales de justicia en materia de control y transparencia de gasto electoral.


Como puede observarse, el TC no ha dictado una sentencia como tampoco ha ejercido jurisdicción en los casos que taxativamente le indica la Carta Fundamental (artículo 93) y como lo exige su ley orgánica (artículo 3 DFL 5/2010). Simplemente ha efectuado una declaración que, como su natural sentido lo indica, es una “manifestación o explicación de lo que otro u otros dudan o ignoran” y que es dirigida a los ciudadanos con una finalidad meramente informativa.


En doctrina administrativa se conocen como “actos no decisorios”, entre los cuales se encuentran aquellos de carácter informativo (Sánchez Morón, Derecho Administrativo, 2014; p. 536). Se trata de actividades de difusión e información que son propios de todos los órganos públicos, como se puede observar de revisar las potestades de ciertos entes: Consejo para la Transparencia (art. 33 h Ley 20.285), el Servicio de Impuestos Internos (art. 7 q DFL 7, 1980) o la propia Contraloría (art. 26 Ley 10.336).


Lo anterior se vincula además con los deberes de publicidad y transparencia, que reconoce el artículo 8 de la Constitución Política, lo que facilita un adecuado conocimiento de la normativa por parte de la ciudadanía.


No se trata, por lo demás, de una forma de comunicación inusual en los demás poderes del Estado. Una simple revisión histórica institucional nos permite comprobar que es común también que la Corte Suprema realice declaraciones públicas, en la medida que existan razones de interés nacional que lo justifiquen.

Joaquín Edwards Bello recordaba que en Chile primaba la “neumática” y la tramitación burocrática. El TC, en realidad, lo que ha hecho es dar a conocer a la opinión pública algo que resultaba tan evidente que, por sabido, parece que se ignoraba.


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Published on October 06, 2017 22:40

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Óscar Contardo
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