Cristóbal Werner's Blog

January 3, 2025

Biografía de personaje: Azzlenga (Pathfinder)

Raza: Kobold
Alineamiento: Caótico Maligno
Clase: Warpriest
Arquetipo: Cult Leader
Deidad: Lamashtu
Dominio: Evil
Sub-Dominio: Cannibalism

Azzlenga, una hembra Kobold cuyos orígenes son difíciles de determinar. Nació como resultado de un experimento. Sus progenitores a su vez eran resultado de un experimento. Las tribus y clanes que dieron origen al linaje de Kobolds que vivían en uno de los laboratorios de la Technic League se perdía en el tiempo, pues la liga no era selectiva al momento de tomar esclavos.

Azzlenga creció en una jaula, viendo nacer y morir a cientos como ella. Siendo sometida a experimentos inhumanos que la dejaban al borde de la muerte, pero con una resiliencia antinatural que le permitía sobrevivir sin importar las torturas a las que era sometida por sus amos. El líder científico, un mago-alquimista de la liga, llamado Jeremías Blackthorn, sorprendido por su naturaleza, la cruzó con otros Kobold con la esperanza de mejorar la genética de aquellas criaturas y obtener mejores esclavos para sus fines oscuros.

Inseminada artificialmente, sometida a cesáreas y repitiendo el proceso una y otra vez para obtener crías más fuertes sin éxito fueron parte de este programa, pero el secreto de Azzlenga no estaba en su sangre, sino en su fe. A lo largo de generaciones, la mayor parte de la cultura y supersticiones de los distintos Kobolds había desaparecido, pero una creencia había perdurado a lo largo de las generaciones. Una chispa de religiosidad que había ido creciendo en el corazón de Azzlenga a través de visiones en sus sueños y alimentada por su penosa vida: la creencia en la señora de las bestias Lamashtu. La fe en la deidad demoniaca fue creciendo poco a poco dentro de ella, hasta convertirse en fanatismo religioso.

Un día, llegó una orden de los altos mandos de la Technic League. En esta se informaba que los experimentos de Jeremías no recibirían más financiamiento por ser considerados poco provechosos. Enojado, el científico abandonó las instalaciones junto a sus subalternos, dejando a los Kobolds; incluida Azzlenga y su progenie, encerrados en aquel lugar. Pasaron días, semanas e incluso meses. Muchos comenzaron a morir de hambre, los más débiles e insignificantes. Azzlenga perduró, la voz de Lamashtu le dio fuerzas: «aliméntate» pronunciaba como un susurro. La moribunda y debil progenie de la matriarca Kobold era la única fuente de energía, por lo que Azzlenga obedeció y la carne de sus hijos le permitió sobrevivir hasta la llegada de nuevos miembros de la liga que se encontraron con la sorpresa de que aquella criatura enloquecida era la única sobreviviente.

Fue vendida como esclava a una ciudad con un coliseo. Encerrada en barracas durante el día junto a otras criaturas olvidadas por los dioses autoproclamados como buenos y obligados a luchar por las noches entre ellos para entretener a un público sediento de sangre. Goblins, Kobolds, Hobgoblins, Mites y otras criaturas similares convivían en aquel lugar. La desesperanza en sus corazones y la muerte en combate como única alternativa a su libertad era todo lo que poseían. Y Azzlenga comenzó a hablar. Primero con timidez, luego con fervor y finalmente con un fanatismo contagioso. En secreto y cada día en un lugar difetente, la matriarca Kobold comenzó a hablarles de Lamashtu y como esta guiaría a sus fieles devotos a la libertad que merecían. Los guiaría en combate, en la guerra y en el derramamiento de sangre de aquellos que escondían su barbarie bajo una máscara de civilizados.

Un día, el encargado de las barracas apareció. Querían un nuevo combate, solo que esta vez lucharían las bestias contra soldados armados por el reino. La idea era que fuese una masacre, un baño de sangre para satisfacer a las masas sedientas de esta y sorprender al rey que visitaba la ciudad para ver un espectáculo. Las criaturas era fáciles de reemplazar y para él tenían menos valor que el aire que respiraban. Salieron todos al sol, era primera vez que luchaban en el día. Algunas criaturas se encandilaron por la presencia del astro rey en el cielo. Los soldados fuertemente armados sonreían con sádico placer. Las bestias, antaño temibles, apenas podían controlar su miedo ante lo que parecía una muerte segura. El rey miraba, también el señor del coliseo. Todo fue un caos. Los soldados se abalanzaron sobre los esclavos que trataban de huir despavoridos, sin deseos de combatir. Azzlenga sintió rabia. Un enojo que brotaba a borbotones como sangre caliente. Provenía de sus años como esclava, de su abandono para morir, de su obligada lucha para entretener a seres despreciables. Una chispa brilló en su interior. Una luz divina diferente a la que había sentido antes. Era Lamashtu entregándole su magia divina a su fiel sirviente. Canalizó esta fuerza y los soldados a su alrededor murieron. Un fervor llenó el corazón de las demás bestias: su diosa respondía a su llamado. La balanza cambió de lado, los soldados se volvieron víctimas. Nadie sabía lo que ocurría. El caos dominó el coliseo y cuando las bestias comenzaron a atacar al público y amenazaban con llegar al mismo rey; el lugar se convirtió en un colmenar ruidoso. Azzlenga se camufló en el caos, aquello era su elemento. Se abalanzó sobre el líder del coliseo que escoltaba al rey para que huyera. Su sangre era tibia, su carne fue un placer que llenó de poder el cuerpo de la matriarca Kobold. El rey no tuvo oportunidad, las bestias inundaron la ciudad y las casas ardieron.

Varias ciudades unieron sus ejercitos para erradicar a las bestias que gobernaban las ruinas de lo que había sido una ciudad. Fue una masacre en la que ningún antiguo esclavo sobrevivió. Sin embargo, Azzlenga ya no estaba allí. Había dejado aquel lugar para llevar la palabra de Lamashtu a todos los rincones del mundo. Castigaría a sus enemigos, devoraría la carne de sus antiguos torturadores y llevaría el culto de Lamashtu a su apogeo.

Ella es Azzlenga. La gran matriarca Kobold y portadora del poder de Lamashtu.

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Published on January 03, 2025 12:04

Biografía de personaje: Alexander Grambrinus (Pathfinder)

Raza: Humano
Alineamiento: Caótico Bueno
Clase: Alquimista
Arquetipo: Fermentador
Deidad: Cayden Cailean

Nacido en un pueblo del Mar Interior (Inner Sea) cuyo nombre se mantiene solo en su memoria. Alexander creció en el seno de una familia de maestros cerveceros. Dueño de una taberna y experto en aquel arte, Ferdinand Gambrinus le traspasó su hijo Alexander sus conocimientos en la fabricación de aquella bebida y lo instruyó en el credo de Cayden Cailean «the lucky drunk» para que encomendara su bebida al dios que valoraba la libertad de vivir y beber cerveza.

Un día llegó al pueblo un forastero misterioso y se instaló a las afueras en una cabaña, evadiendo a los habitantes de la zona como si de un ermitaño se tratase. Rumores corrieron entre los locales sobre aquel hombre. Se decía que era un brujo o un mago, que cultivaba hierbas misteriosas para fabricar venenos y brebajes misteriosos e incluso se decía que por las noches invocaba demonios desde lo más profundo del abismo. A pesar de los rumores que circulaban, nadie molestó a aquel hombre y lo dejaron en su soledad, con excepción de los niños traviesos que cada cierto tiempo iban a lanzar piedras y gritar cosas a su casa.

Fue una tarde lluviosa en que Isolda Gambrinus, la madre de Alexander, sufriera un desmayo repentino mientras atendía las mesas en un día de juerga en la taberna. Ardiendo en fiebre y con repentinos espasmos, la llevaron a su habitación para atenderla. El clérigo del pueblo acudió en su ayuda, también una curandera, mas el esfuerzo de ambos parecía insuficiente, pues la fiebre no bajaba y su estado era cada vez más delicado. Mientras Ferdinand y los sanadores intentaban salvarla, Alexander; en su desesperación, tuvo una idea y acudió a la cabaña del ermitaño. El sujeto lo echó de allí, pues no quería saber nada del pueblo y de su gente, pero al ver a Alexander suplicar con ojos llorosos y voz quebrada, su corazón se ablandó. Dentro de la cabaña, a rebozar de viales con líquidos extraños, libros polvorientos y hierbas aromáticas que excitaban la imaginación del joven, el ermitaño preparó en un caldero lo que parecía ser una poción. Le entregó el vial al muchacho e instruyó que su madre la bebiera. De vuelta en su casa, subió donde su madre y le dio el brebaje sin que su padre pudiese detenerlo. Como por arte de magia, la mujer recobró el color y la consciencia. Una semana después la mejoría era total; la gente comenzó a llamarlo un milagro.

Alexander, sin poder creerlo, acudió donde el ermitaño para agradecerle y, sin pensarlo mucho, pidió que le enseñara. El ermitaño lo miró incrédulo, pero al ver que hablaba en serio, algo en su interior lo convenció, esbozó una sonrisa y aceptó. Así fue como Theodor Pyrexian inició a Alexander Gambrinus en el camino para convertirse en Alquimista.

El joven Alexander creció y maduró como persona. Ayudaba a sus padres en la taberna y cervecería, disfrutando las canciones de los bardos cuyas historias de héroes excitaban su imaginación. El resto del tiempo aprendía el ancestral arte que Theodor le transfería. Era un maestro implacable y estricto, pero también amable y sabio. Aprendió sobre hierbas y venenos, sobre magia e historia y por supuesto sobre los brebajes que hacían conocidos a los alquimistas. Creaba magia en forma de filtros y pócimas burbujeantes en la misma medida que crecía como persona. Su natural curiosidad y si inteligencia afilada agradaban a su maestro y facilitaban su comprensión de la alquimia; parecía haber nacido para aquella profesión.

Todo esto duró poco, pues un día y sin previo aviso, un grupo de Hellknights llegó al pueblo bajo el mando de un paralictor llamado Hildegard Thopo. Sus escudos mostraban su pertenencia a la «Order of the Rack». El ataque fue rápido, las casas comenzaron a arder y los gritos fueron la nueva música del pueblo. El miedo paralizó a Alexander aquel día, aquello resurge cada noche en sus pesadillas para recordarle su culpa, pero también su deseo de venganza. Vio la taberna caer producto de las llamas. Vio a Hildegard decapitar a su padre sin un atisbo de duda. Solo atinó a huir donde su maestro. Al llegar, Theodor parecía estar buscando algo alterado. «Vienen por mí» pronunció «esto es culpa mía, pensé que no me encontrarían»
Alexander lo miró sin comprender, pero sin alcanzar a cuestionarse que ocurría; en parte por la conmoción que estaba viviendo, recibió un objeto extraño por parte de su maestro y luego le ordenó huir y esconderse de aquellos sujetos. Obedeció, como una marioneta, aun incapaz de reaccionar o pensar por si mismo; su acostumbrada astucia de había evaporado, dominada por el miedo y el dolor. Sin alcanzar a huir, una figura encapuchada surgió en el portal de la puerta. La capa tapaba su cuerpo y una máscara tapaba su rostro bajo la capucha, pero un símbolo era visible en su pecho: un candado con glifos misteriosos y rodeado de cadenas negras.

Un grito de Theodor le volvió a ordenar que huyese. Una voz femenina salió como un susurro tras la máscara y un muro de fuego surgió para impedir su huida, pero un frasco de líquido azulado cayó en su interior y las llamas se apagaron con el surgir de una helada ventisca que emitió humo y vapor. Alexander huyó sin mirar atrás, solo sintió las explosiones detrás suyo. No supo cuanto tiempo estuvo huyendo, pues temía encontrarse con aquella orden de sádicos si se detenía. Una columna de humo surgía desde lo lejos y como si se tratase de las almas de sus habitantes.

Alexander se detuvo a descansar, su cuerpo ya no daba más, por lo que se escondió entre los árboles que había a su alrededor y contempló por primera vez la naturaleza de lo que Theodor le había entregado. Era un prisma de cristal brillante, entre rojizo y púrpura, grabado con extraños glifos de origen desconocido. Parecía emitir un aura mágica, nada que hubiese sentido antes. Era un objeto de gran poder, pero al mismo tiempo de función desconocida; solo sabía que no podía permitir que los Hellknights colocasen sus garras sobre él. Muchos habían muerto por ello y nada los detendría de seguir matando para lograr sus fines.

Juró ante Cayden Caylen, ante el recuerdo de su familia y de su maestro: tomaría venganza contra quienes habían hecho eso, pero no solo por odio; sino también porque era lo correcto. Aquellos caballeros representaban lo opuesto a sus valores. Lucharía por la libertad de aquellos sometidos, llevaría cerveza a los corazones tristes y lucharía contra las injusticias con el poder heredado por su maestro.

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Published on January 03, 2025 10:25

November 21, 2024

Cultura del victimismo: Del Arte a la política

El 18 de diciembre de 1994, la crítica de danza Arlene Croce publicaba en el Newyorker un artículo titulado Discussing the Undiscussable. Aquella publicación desató polémica, pues comenzaba explicando que, como crítica, no tenía planeado ir a ver la obra Still/Here de Bill T. Jones donde aquellos que presentaban eran personas que padecían alguna enfermedad terminal. A juicio de Arlene, aquella obra (y todas las de este estilo) eran «incriticables» pues no se basan en criterios de danza ni estéticos de ningún tipo, sino el padecimiento de aquellas personas, su sufrimiento y situación de víctimas. Para Arlene, aquello significaba que nadie tendría el corazón de hacer una crítica, las cuales son fundamentales en el ámbito cultural. Arlene llamó a este tipo de performance como «Victim Art».

Esto puede parecer algo trivial y sin importancia, después de todo nadie podría considerar como algo malo el darle espacios «seguros» a personas que sufren o han sufrido alguna enfermedad, que son victimas de discriminación o han sufrido violencia política de algún tipo. El problema comienza cuando este trato justo por el que lucharon ciertos grupos dejados de lado por la sociedad, comienza a ser considerado injusto y por lo tanto la crítica legítima a una obra de arte o un discurso político, comienza a ser tachado de discriminación y entramos en lo que advirtió Arlene Croce: se vuelve incriticable. Esto se hace patente hoy en día en críticas a grandes producciones de Hollywood o incluso en la creación de videojuegos donde uno de los puntos a evaluar es la «inclusión» y la falta de esta (según criterios generados por ellos) es suficiente para calificar una película como «mala». Esto lleva a diferencias radicales en cuanto a la opinión de la crítica especializada versus el público que consume estas obras de arte, llevando a que aquellas bien evaluadas por la crítica, sean mal recibidas por el público y viceversa, pero ante esto tienen una justificación que cae en lo simplón: discriminación. No es que al público le moleste la discrepancia lógica e histórica de colocar a un rey danés como alguien de piel negra, es simplemente que la gente es racista y le molesta la existencia de personas con otro color de piel ¿autocrítica? aquí no hacemos eso.

Viendo esto, el salto del «victims art» al «victims politics» se alza como algo lógico. La capacidad de decir y hacer lo que quieras, desechando cualquier tipo de crítica y sin aceptar culpas por algo mal hecho, era una opción demasiado tentadora como para descartarla. Se hizo presente en las elecciones Estado Unidenses donde se enfrentaron Donald Trump y Kamala Harris. El problema nunca fue la desconexión con la realidad que tenía el partido demócrata de la actualidad, el problema «obviamente» fue que la gente prefirió a un hombre blanco antes que una mujer «negra» como presidente del país. La culpa fue de las fake news, del racismo y de la ignorancia, jamás de sus ideas de moral superior. El mundo está equivocado, ellos no.

Esta forma de hacer arte y política no son algo ajeno para Latinoamérica. Es más, diría que somos pioneros en ello y países como Estados Unidos o España han tomado esta «ideología» debido a la fuerte influencia que ha tenido la región en estas naciones. Un ejemplo clásico de esto es el famoso libro «las venas abiertas de América Latina» de Eduardo Galeano que es una de las biblias del victimismo del continente o el movimiento muralista nacido en México que retrataba al indígena como la eterna víctima de la sociedad. Estos movimientos victimistas generaron una política donde sus actores no se responsabilizan de sus acciones y en su lugar culpan a otros por este actuar, llámese el imperialismo, la conquista española o la sociedad neoliberal; todo sirve para mantener el poder. Esto conlleva que los actores políticos se vuelven incriticables, pues en su calidad de víctimas cualquier ataque a su ideología es en realidad una ofensa personal por su calidad de víctima. En Chile esto estuvo y sigue estando muy presente en su política a todos niveles. Entre los años 2011-2019 donde los movimientos estudiantiles tomaron protagonismo en las universidades y el tema gratuidad, nueva constitución, entre otras cosas tomaron la agenda política. Cualquier crítica al fondo o la forma te convertía automáticamente en un privilegiado o un desclasado (dependiendo tu situación económica), las asambleas universitarias eran más parecidas a las presentaciones de la Teletón, donde los estudiantes narraban las dificultades de su vida, del esfuerzo realizado por sus papás para mandarlos a la universidad y sobre lo egoísta que era no apoyarlos. En resumen: puro teatro de victimismo.

Esta política universitaria fue creciendo hasta implantarse en la política real, provocando una infantilización de quienes nos gobiernan y convirtiendo el debate de ideas en un festival sobre quién es más merecedor de un trato preferencial. Se ha hecho patente, por ejemplo, en críticas a la ministra Carolina Toha sobre su gestión de la seguridad y sobre su forma de actuar frente al caso Monsalve o hacía la ex presidente Michelle Bachelet cuando se le critica por discursos desafortunados y su forma diferenciada de actuar frente a distintas dictaduras; la respuesta que dan siempre es la misma: machismo. Toda crítica a su persona se debe al hecho que son mujeres, nada más. No es que de verdad crean que las critican por eso, saben perfectamente cuando se equivocan, pero es mucho más sencillo pronunciar esas cortas palabras para evitar dar explicaciones. El defenderse de la crítica utilizando argumentos lógicos en lugar de emocionales, requiere un esfuerzo que no están dispuestas a realizar pues, en la mayoría de los casos, no existe defensa posible a sus errores. El victimismo es una herramienta demasiado poderosa y tentadora como para no usarla, más todavía si les permite conservar un puesto de poder con todos los privilegios que aquello conlleva.

Sin embargo, y como es obvio que ocurriría, esta cultura del victimismo se ha ido saliendo cada vez más de control al punto que ser víctima dejó de ser algo indeseable (cómo es lógico) y se convirtió en una aspiración para algunas personas, al fin y al cabo, la condición de víctima le entrega validez a tus opiniones sin importar cuales sean. Esto parece una exageración e incluso una forma de banalizar a las víctimas de hechos horrendos, pero es algo que vimos para el estallido social del 2019. Mucha gente acusó falsas violaciones de derechos humanos al punto de inventar un supuesto centro de torturas en la Estación Baquedano con el único objetivo de darle validez a un petitorio de ideas delirantes bajo el argumento de que el «enemigo» busca frenarlos por la supuesta razón de que no quieren que la gente vea una mejora en sus vidas, una suerte de síndrome de Harry Potter donde los «elegidos» deben salvar al mundo del «señor oscuro» que hará todo lo posible por negarle al mundo su felicidad. Este deseo de convertirse en víctima para luego ser una suerte de elegido, llevó a muchos a acusar falsos delitos cometidos por carabineros. Torturas, violaciones e intentos de homicidio donde culparon a carabineros de haber cometido estos actos, los cuales terminaron siendo descartados tras los juicios, pero el daño a la honra de los funcionarios ya estaba hecho.

Hechos como los mencionados no le hacen ningún favor a las personas que efectivamente han sido víctimas de algún tipo de violación de sus derechos humanos, todo lo contrario, lo banalizan y le faltan el respeto a las verdaderas víctimas que, sin dudas, preferirían no haberlo sido. La negación del debate político y artístico por parte de este victimismo nos lleva inevitablemente a un deterioro cultural donde los debates intelectuales se vuelven demasiado ofensivos para esta casta de víctimas y los argumentos lógicos son reemplazados por las emociones, convirtiendo la sociedad en un enorme jardín infantil. Si queremos que el país avance, debemos superar este complejo de víctima que tan mal le a hecho a Latinoamérica y mirar a futuro cargando con la responsabilidad de lo que hacemos y decimos.

Referencias:

https://www.newyorker.com/magazine/1994/12/26/discussing-the-undiscussable

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Published on November 21, 2024 08:35

June 5, 2024

Bioeconomía ¿una alternativa real para Chile?

El mundo actual se enfrenta a enormes desafíos. Por un lado, el cambio climático ha provocado una crisis medioambiental a nivel global, afectando tanto a la biodiversidad como a los sectores agroalimentarios. Si consideramos el aumento de la población y con ello el incremento en la demanda de recursos, nos vemos en una encrucijada en la que debemos ampliar la producción para sustentar esta demanda, pero al mismo tiempo disminuir nuestras emisiones de carbono y de otros contaminantes que están llevando el planeta al límite. El agotamiento del agua y el suelo, sumado a la vulnerabilidad de algunas regiones frente a estos cambios, ponen en riesgo la seguridad alimentaria global. Ante todas estas incertidumbres, surge lo que se conoce como Bioeconomía. Esta disciplina aprovecha los avances tecnológicos para innovar y permitir el avance hacía un desarrollo sostenible, reestructurando el papel de los recursos biológicos en la economía.

El concepto de Bioeconomía es algo que suena muy nuevo, pero lo cierto que fue introducido en la década de 1970 por la necesidad de juntar las disciplinas económicas, biológicas, biofísicas y sociales. En las últimas dos décadas ha ganado importancia como una alternativa hacía el desarrollo sustentable uniendo dos conceptos fundamentales: el uso renovable de los recursos y el uso de la biotecnología en los procesos productivos. Al día de hoy se ha hecho parte de las últimas revoluciones que buscan disminuir el impacto ambiental en áreas como la textil o la agroalimentaria.

Se define como la economía donde la fuente para producir materiales, químicos y energía provienen de recursos biológicos renovables. La bioeconomía es un proceso de transformación social y económico, dinámico y complejo, que requiere una visión política de largo plazo. Su función es recordarnos el origen biológico del proceso económico y destacar el problema de la existencia humana en un mundo con recursos limitados y distribuidos de forma desigual. Se refiere también al conjunto de actividades económicas relacionadas con la invención, desarrollo, producción y uso de productos y procesos biológicos. Esto está muy relacionado con una economía del conocimiento donde la constante transformación de este nos permite la obtención de productos nuevos, sostenibles, ecoeficientes y competitivos en el mercado actual. Hacer realidad la bioeconomía requiere múltiples tecnologías  de  conversión,  la  creación  de  conocimiento,  la  investigación, desarrollo  e innovación como sus principales piedras angulares. A fin de cuentas, lo que busca la bioeconomía es sustituir fuentes de energía intensivas en CO2 y aprovechar la biomasa para el diseño y  producción  de  nuevas  líneas  de  productos  y  servicios  de  consumo  final. Además,  es importante indicar que la bioeconomía no se limita a un producto final en particular, sino al desarrollo de una matriz diversificada.

Existen postulados que nos indican que más del 90% de los combustibles fósiles pueden ser reemplazados por alternativas de base biológica. Algunas proyecciones nos muestran que, para el año 2030, un 33% de los materiales y productos químicos van a tener un origen biológico y en el caso de los fármacos esta cifra llegaría al 50%. Esta reducción de la dependencia de combustibles fósiles y otras fuentes de recursos no renovables, se alzan como una ventaja competitiva para la bioeconomía, pues estos recursos no solo amenazan con agotarse, sino también se ven afectados por los conflictos geopolíticos como la guerra Rusia-Ucrania o el conflicto Israel-Palestina. También influyen eventos catastróficos globales como lo fue la pandemia del COVID-19, que perjudicó toda la línea logística mundial, provocando que países no productores de estos recursos, se vieran particularmente afectados por estos eventos. La bioeconomía entonces, no solo se posiciona como una alternativa sostenible y eficaz para combatir la crisis climática, sino también como una fuente de recursos estratégicos que pueden amortiguar los efectos producidos por la contingencia mundial del momento. 

Dentro de los productos de origen biológico de mayor prioridad, destacan los biocombustibles. Estos se obtienen a través de la biomasa de origen agrícola donde ciertos cultivos y residuos agroindustriales pueden ser utilizados para la obtención de bioetanol y biogás como productos energéticos. Es importante también señalar los biomateriales que han ido surgiendo de los desechos agroindustriales para sustituir plásticos de un solo uso y otros materiales de elevada huella de carbono. Destaca también la propuesta de empresas como Spora Biotech donde inventaron un sustituto del cuero mediante el uso de micelios de hongos como una alternativa sustentable dentro de la industria textil. También es importante señalar el tratamiento biológico de aguas residuales para la obtención de productos como el biogás y el digestato, pero también alternativas que han ido surgiendo en distintos centros de investigación que buscan recuperar insumos desde las aguas grises, por ejemplo, la dra Dafne Crutchik de la universidad Adolfo Ibáñez que busca recuperar fósforo y otros nutrientes desde la orina mediante la precipitación de estruvita con agua de mar, una sal compleja que puede ser utilizada como fertilizante y que busca ser una alternativa a los fertilizantes tradicionales que provienen de piedras fosfatadas (no renovable) y que por lo tanto tienen riesgo de agotarse. Por otro lado, la biotecnología agrícola destaca con herramientas como la agricultura de precisión, bioinsumos y los cultivos transgénicos, estos últimos un tema polémico a nivel mundial, pero que se hace necesario estudiar, pues permiten una mayor producción de alimentos, un menor uso de pesticidas y fertilizantes, todo esto sumado a un menor uso de suelo y agua. Destaca también la química verde con procesos alternativos a los tradicionales que permiten disminuir la huella de carbono y obtener nuevos productos que no podrían ser producidos de diferente manera (biofármacos, aditivos, alimentos funcionales, etc).

Desarrollar la bioeconomía y comenzar una transición hacía esta requiere, no solo de la iniciativa privada, sino también tomar un rol activo desde los gobiernos, a través de políticas públicas estratégicas relacionadas a la ciencia y la innovación, para dar incentivos hacía el sector privado de invertir en innovación e involucrar a los consumidores y las partes interesadas del área medioambiental que puedan verse beneficiadas por ello. Una alternativa para fomentar las biociencias aplicadas a la bioeconomía, consiste en una cooperación Estado-Empresa-Universidad donde exista una transferencia tecnológica entre los participantes y proyectos conjuntos. Una buena forma de llevar a cabo esto es a través de parques tecnológicos para formar un ecosistema con empresas, centros de investigación e incubadoras de empresas. Es interesante lo que se está haciendo en Puerto Varas y toda la cuenca del Lago Llanquihue, pues en los últimos años se ha ido convirtiendo en un polo de empresas y Startup biotecnológicas, como Kura Biotech, que ha comenzado a atraer capital avanzado desde Santiago y dentro de la misma región. De forma más reciente, estás empresas se han comenzado a agrupar y reunir en torno a Patagonia Biotech HUB que busca desarrollar la zona y convertirla en un polo de innovación y emprendimiento biotecnológico. A esto podemos sumarle que la cuenca del Lago Llanquihue destaca por 2 grandes rubros: el agrícola-ganadero y la piscicultura; ambos rubros son fundamentales en la transición a una bioeconomía, pues producen la biomasa (feedstock) requerida en este tipo de sistema productivo. Si se aprovecha este impulso y se suma la capacidad productiva histórica de la región, la cuenca del lago Llanquihue puede convertirse en referente mundial para la bioeconomía. La universidad de Wageningen en Países Bajos y la universidad de Hohenheim en Alemania han sido pioneras en el desarrollo de la bioeconomía en sus respectivas regiones, convirtiéndolas en verdaderos parques tecnológicos ligados al sector agroalimentario y la bioeconomía. Si tomamos estos ejemplos como referentes, podemos entender la importancia de las universidades en torno a este tipo de iniciativas. Cabe preguntarse si es necesario que surja una institución dentro de la cuenca del Llanquihue para que esto resulte exitoso o si con las condiciones preexistentes ya es suficiente para lograr el objetivo.

El estado también puede cooperar con alianzas internacionales para que empresas extranjeras se establezcan en estos parques y se pueda generar una red de intercambios académicos y becas de estudio en torno a la bioeconomía. En Europa existe la European Bioeconomy University, que agrupa 8 universidades de diferentes países del continente y cuyo objetivo es cooperar en la capacitación e investigación en bioeconomía. Otro tipo de políticas públicas se relacionan con los impuestos y subsidios, dependiendo de lo que se quiera conseguir con ello. Subsidiar ciertas tecnologías emergentes con el fin de potenciarlas y que a la larga sean autosostenibles, pero también ofrecer estímulos fiscales a las empresas que inviertan en I+D o que apliquen algún proceso “verde” relacionado a la bioeconomía, esto con el fin de incentivar a las empresas de que ingresen a esta transición. Por otro lado, están también los impuestos verdes con el fin de fomentar una transición hacía tecnologías más sustentables. Algunos de estos pueden ser los impuestos al carbono, impuestos a los residuos e impuesto a los plásticos de un solo uso. Finalmente, todo esto debe ir acompañado de una política de monitoreo por parte del estado para fiscalizar el cumplimiento y se pueda estudiar sus efectos. 

A grandes rasgos, pareciera que la transición a una bioeconomía trae más problemas que beneficios en lo que se refiere a la economía, pues muchos de sus beneficios no tienen un valor económico per se. Esto puede ser cierto en un principio, sobre todo para los biocombustibles, donde todavía no existe una alternativa que sea económicamente más rentable que los combustibles fósiles. Por otra parte, los cultivos que son utilizados para producirlo son principalmente maíz y raps, lo que ha provocado un incremento considerable de sus precios, perjudicando a los consumidores de este tipo de alimentos y planteando cuestiones éticas, mas no todo son problemas. El sector agrícola es uno de los más beneficiados con este tipo de desarrollos, pues tras la pandemia y la guerra en Ucrania, los precios de los fertilizantes aumentaron de forma drástica, poniendo en riesgo el negocio agroalimentario, quienes se vieron obligados a reducir el uso de este tipo de agroquímicos. Por otro lado, muchos de los fertilizantes provienen de fuentes minerales que amenazan con agotarse en algunas décadas, dejando totalmente vulnerable a este sector. Aquí entran los bioinsumos que surgen como una respuesta más económica a los fertilizantes tradicionales, amortiguando los efectos de las crisis mundiales. Si sumamos a esto los cultivos transgénicos y la agricultura de precisión; los beneficios económicos para el sector agrícola son notorios, pues permite una mayor producción y un menor gasto, permitiendo números positivos para este estratégico sector. No es menor la innovación y el surgimiento de nuevos productos que trae la revolución bioeconómica, pues al mejorar los procesos para obtener sustancias químicas y tener acceso a nuevas tecnologías de genética molecular e ingeniería enzimática, surgen biofármacos y aditivos alternativos, formándose un nuevo nicho de empresas en este rubro mayormente caracterizado por oligopolios. Respecto a las políticas donde el estado es un participante activo del ecosistema empresa-universidad-estado, funciona como un subsidio para el emprendimiento tecnológico y la innovación donde la devolución a la sociedad se ve reflejada en un aumento del empleo, producto de las nuevas empresas que surgen. También, en conjunto con becas e intercambios académicos, se produce un aumento del capital humano avanzado. Todos estos factores, no solo aceleran la transición a una bioeconomía, sino también mejoran el rendimiento de la economía debido al aumento de empleos, empresas invirtiendo y la producción de nuevos productos, reflejándose en una mejora de los índices macroeconómicos. Al menos en la teoría.   

Para concluir, podemos decir que la bioeconomía es algo relativamente reciente y que por lo mismo todavía está en desarrollo, sin embargo, se alza como una alternativa prometedora para enfrentar la crisis climática, pues las nuevas tecnologías y productos que nos entrega pueden resultar competitivos en la economía global y representan un recurso estratégico ante los problemas que surgen de la interconexión entre los países del mundo. Pero también enfrenta desafíos económicos que deben ser abordados con políticas públicas eficientes. Los impuestos verdes pueden servir para disminuir el uso de aquellos productos y materiales que representan un riesgo para el medioambiente, pero si no es complementado con una política de subsidios y de desarrollo tecnológico, el costo social y económico puede provocar problemas que pueden hacer fracasar la transición.

Bibliografíahttps://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0959652619308595http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S2409-16182020000200015&script=sci_arttexthttps://www.annualreviews.org/doi/pdf/10.1146/annurev-resource-100516-053701https://periodicos.unespar.edu.br/index.php/raei/article/view/7012/5261


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Published on June 05, 2024 12:41

March 12, 2024

Dichter und denker: Pensando y creando en el Chile actual

Un día vas caminando por el barrio Bellas Artes de Santiago y decides visitar la avenida Lastarria. Avanzas viendo casas antiguas y te maravillas por la arquitectura que antaño poblaba las calles de la capital, donde la belleza era tan importante como la funcionalidad de los edificios. Con este sentimiento, decides entrar al GAM para ver que obras de arte tienen en exhibición, deseando regocijar tu alma con la belleza que los grandes artistas de nuestro país son capaces de realizar. No puedes ocultar tu decepción al entrar una sala y ver que las paredes están tapizadas con fotos con el «arte del estallido» o en palabras más simples, fotos de graffitis y rayados sin sentido que las protestas dejaron a lo largo de toda la ciudad. Se escucha también un sonido desde unos parlantes, son cacerolazos que tomaron el papel de «música» de ambiente. Una pantalla muestra imágenes del estallido y los rayados como si se tratara de la mayor obra artística que ha presenciado la especie humana, una belleza indescriptible e inefable que llena los corazones de la gente. Pero tú sabes la verdad, aquello no solo es vulgar y feo, también es delirante.

Decepcionado y abrumado, decides seguir caminando. Avanzas por el Parque Forestal hasta llegar a Plaza Italia y pasas junto a la Estación Baquedano. Una vez más, tus ojos se posan en algo que aparenta ser artístico. El llamado «Jardín de la Resistencia», un lugar donde los supuestos luchadores sociales expresaban su arte de protesta, mostrando en aquel lugar el reflejo de sus almas, pero para ti no es más que un monumento a lo feo. Por más que observas lo que allí se encuentra, no logras identificar nada que valga la pena, solo hay rayados, dibujos mal hechos, basura pegada y un fuerte olor a orina. Se lo comentas a algunos amigos y, para tu sorpresa, ellos defienden aquella obra aludiendo que es la forma que tiene el pueblo de expresarse y que no necesariamente debe poseer belleza, pues es el mensaje que transmite es lo que realmente importa. Sin embargo, tú sabes perfectamente que las personas que realizaron la obra del GAM o el basural en la Estación Baquedano, no son precisamente representantes del pueblo trabajador, sino universitarios provenientes de la élite académica del país junto con profesores universitarios y personajes con doctorados varios que apoyan este tipo de arte y utilizan sus influencias para que sean visualizados en los lugares artísticos más importantes del país, dejando de lado otras formas artísticas. Esta cultura que no es más que un culto a lo feo se encuentra arraigada en las élites artísticas e intelectuales de Chile, como si se tratase de un nuevo movimiento artístico y filosófico que viene a tomar el protagonismo como antaño lo hizo el romanticismo o la ilustración.

En el artículo «Arte en Chile ¿decadencia?» publicado en este mismo blog, ya analizaba un poco esta situación con respecto al nuevo arte académico que actúa más como un chiste interno entre los distintos miembros de un círculo elitista que como un arte «real» que pueda ser disfrutado por todos, o como mencioné en ese artículo, «dejaron de ser el arma de la gente común para criticar el status quo y se convirtieron en una herramienta de la élite para defenderlo». Podríamos decir que es un movimiento que ha quitado a las personas comunes la capacidad de disfrutar el arte. Algo bastante irónico si consideramos que este intento de arte va dirigido supuestamente «al pueblo». Pero, la pregunta que muchos nos hacemos es ¿por qué ha ocurrido esto? ¿Cómo pasamos del arte como un reflejo de lo bello a rendirle culto a lo feo?

El último tiempo, las performance artísticas de todo tipo se han encaminado cada vez más hacía el significado más que la obra en sí, por lo que en casos como el «arte del estallido» no resulta relevante lo que allí está, sino la justificación que es el enojo, el descontento y la lucha social. A palabras de Byung-Chul Han, el arte se está desritualizando y las formas están desapareciendo en favor de los significados y mensajes banales, una suerte de protesta contra el arte, un no-arte. El problema con esto nos lo dice el mismo filósofo. El arte no es un discurso. Opera a través de formas, de significantes y no de significados. Para el arte resulta destructivo el proceso de interiorización que lo asimila al discurso y que renuncia al exterior misterioso a favor del interior profano. El desencantamiento del arte es un fenómeno del narcisismo, de la interiorización narcisista. [1]

Entendemos entonces que el arte se ha ido convirtiendo en un discurso, una forma de vender una moralidad narcisista o, lo que es lo mismo, una politización del arte y la cultura en general. No se entienda esto como la ingenuidad de creer que jamás se ha hecho política a través del arte, pues eso sería faltar a la verdad, pero el problema que hay actualmente con la radicalización de la política y el absolutismo moral que esto trae consigo, es que el mismo arte y la cultura entran a la palestra, pues una de las cosas que la gente común es más reacia a dejar de lado es su cultura. Esta última suele estar por sobre las políticas, la gente va a aceptar un impuesto con mayor facilidad que la prohibición de una tradición centenaria. Esta es la razón por la que los regímenes totalitarios y dictatoriales se enfrentan a esta con tanta ferocidad. La cultura nos recuerda quienes somos, de donde venimos, nuestra historia y se podría decir que es una prueba de nuestra existencia. Es por eso que se hace tan importante recuperarla y defenderla del embrutecimiento de la politización, pues la cultura no tiene ningún compromiso con la lucha política, por mucho que históricamente se la haya utilizado como herramienta en esta. [2]

Pero no es solo la politización lo que ha ido carcomiendo la cultura (tanto el arte como la academia) en nuestro país. Uno de los factores predominantes en este proceso autodestructivo es la decadencia de la élite en nuestro país. Ya mencioné en el artículo de este blog «Intelectuales, crisis y sociedad» que los buenos tiempos actuales habían mecanizado la producción de conocimiento al punto de que no eran requeridas personas extraordinarias para hacer ciencia y, al mismo tiempo, eran incapaces de reconocer su propia ignorancia lo que había propiciado esta decadencia intelectual que también percibimos en el arte y otras facetas de nuestra cultura. Esta mecanización del conocimiento científico, se ha transmitido al arte y a la formación misma en nuestras universidades. Byung-Chul Han nos dice que esto se debe al neoliberalismo que impera mundialmente, el cual saca provecho de lo que llama «economía del placer» que nos lleva a producir en exceso para satisfacer emociones efímeras, en desmedro de la calidad y del alma misma del arte. Esto podría ser también aplicado al conocimiento científico, y Santos-Herceg estaría de acuerdo con esta idea, pues él también opina qué es la mercantilización del conocimiento lo que ha provocado su decadencia, o lo que para este contexto es lo mismo, el neoliberalismo. Podríamos profundizar añadiendo el tema de la educación universitaria de nuestro país y como una «producción excesiva de élite» ha provocado que los títulos profesionales pierdan valor y el mismo conocimiento que entregan se vea deteriorado con el fin de obtener un mayor número de profesionales universitarios. Pablo Ortúzar en su libro Sueños de Cartón nos habla de como la producción excesiva de títulos profesionales han disminuido su valor haciendo una comparación con la inflación por exceso de emisión monetaria y la pérdida de valor de los títulos nobiliarios por razones similares. [3]. Esta pérdida del valor de los títulos profesionales, nos explica Ortúzar, provocó una decepción en toda esta nueva élite, pues se encontraron con que aquello que para ellos era de inmenso valor, el mundo real y el mercado no lo veían como tal. Cómo es ya una constante en estos casos, formaron sus propios círculos, con sus propias ideas e identidades. La meritocracia perdió su credibilidad, por lo que esta fue reemplazada por algo más, una sensación de «el mundo me debe algo» que finalmente nos llevó al Estallido Social y el gobierno de Apruebo Dignidad. [4].

¿Cómo influye esto en el arte, la ciencia y, en el fondo, toda la creación cultural? ¿Cómo influye en el pensamiento? ¿Es realmente culpa del neoliberalismo y la mercantilización?

Culpar al neoliberalismo parece algo lógico, es una tentación a la que gran parte de los intelectuales sucumbe, pues la evidencia parece indicar que es la mercantilización del arte, ciencia y educación lo que ha provocado que, para satisfacer a las masas, haya tenido que homogenizarse y reducir su calidad para de esta forma llegar a más gente y rentar más, pero ¿acaso las personas no les interesa la calidad? ¿No es paradójico ver a todo el mundo quejarse de que el arte es basura, la educación sea mala y la ciencia este perdida en una masa de papers irrelevantes y que aun así no surja desde el mercado y el neoliberalismo imperante una alternativa que satisfaga esta demanda? ¿La economía del placer no debería esforzarse, justamente, en dejar conformes a todos para que mi negocio sea exitoso? Podría argumentarse que ese intento por satisfacer a todos fue lo que produjo un desmedro también en nuestra propia capacidad de crear cultura, pero ¿no debería entonces en este mercado surgir una alternativa de mejor calidad, ya sea educativa u otro tipo? La respuesta podría ser que efectivamente ocurre, pero la mayoría no tiene acceso y queda relegado solo a una elite económica, aumentando desigualdades e incrementado el malestar. Sin embargo, parte del problema que presentamos aquí es justamente una decadencia de la élite y una generación excesiva de esta, por lo que volvemos al principio.

Existe además otro problema. Byung-Chul Han nos habla de que el capitalismo busca lo pulcro y pulido, que todo sea idéntico y funcional, en desmedro de toda la diversidad artística y ritual que ha existido siempre y lo propone como una característica innata del neoliberalismo. Sin embargo, aquella idea de producir para satisfacer a todos con cosas funcionales e idénticas no es algo único del mercado. Acá en Chile podemos ver prueba de aquello en los bloques de edificios de manufactura soviética construidos en la época de la UP. Estos edificios eran unidades habitacionales, armadas cual bloques de Lego y de forma expedita. Eran funcionales y sólidos, donde la estética no era primordial, pero cumplían con el requisito de satisfacer la demanda de viviendas de forma rápida, económica e idéntica para todos. Con este método de construcción había quedado atrás la arquitectura que destacaba el diseño y la estética, no era una expresión artística, no había espacio para eso en una sociedad donde todos eran simples engranajes sin alma cuyo único propósito era que todo siguiese funcionando igual para satisfacer las necesidades, de la misma forma que un hormiguero.

Tanto en las sociedades neoliberales como en aquellas socialistas podemos ver el mismo problema. Una mecanización de todos los aspectos de la sociedad, incluido el arte, la ciencia, la cultura. El mundo se ha encaminado a buscar la funcionalidad de las cosas, en desmedro de lo bello y aquello que nos da placer por el simple hecho de estar. Byung-Chul Han lo ve como un menosprecio al juego y los rituales, dando paso al trabajo como eje de la historia y la sociedad, algo que comparten tanto autores marxistas como economistas capitalistas. Podríamos decir entonces que para incrementar el número de profesionales y elites funcionales, la tendencia mundial y sin importar su ideología, fue educar para que sean funcionales como engranajes en una gran maquina, en lugar de ser capaces de razonar, crear y sentir; personas que son capaces de mantener el mundo funcionando mientras nada cambie, pero que al mismo tiempo son ignorantes de esto y, de la misma forma que el hombre-masa de Ortega y Gasset, se sienten capaces de más, creen merecer más, por lo que sumado al desprestigio de la meritocracia nos encontramos con un grupo decadente incapaz de crear y pensar, donde su arte y su ciencia son mediocres y buscan compensarlo por medio de discursos identitarios, alimentando sus propios egos entre ellos y no logrando comprender las críticas ni el mundo que los rodea.

Quizás la era del hombre-masa de Ortega y Gasset ya no es tal y en su lugar evolucionó a un hombre-mecánico, un ser sin alma ni razonamiento, pero que es capaz de seguir funcionando; al menos hasta que el primer problema surja y necesite ser arreglado por su creador, pero sin nadie que acuda realmente, porque somos nuestros propios creadores y de nosotros depende solucionarlo.

Referencias bibliográficas:

[1] Byung-Chul Han, 2022, La desaparición de los rituales, Editorial Herder, pág. 39.
[2] Milan Kundera, 2023, Un occidente secuestrado, TusQuets Editories, pág. 75.
[3] Pablo Ortúzar, 2024, Sueños de Cartón, Editorial Planeta, pág. 20-33.
[4] Pablo Ortúzar, 2024, Sueños de Cartón, Editorial Planeta, pág. 122-123.

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Published on March 12, 2024 07:24

June 2, 2023

Intelectuales, crisis y sociedad

Vivimos en tiempos que podríamos llamar privilegiados. Pues esta época nos ha permitido ser testigos de avances científicos inimaginables, avances tecnológicos que habrían hecho dudar a la gente ilustrada del siglo XIX de su escepticismo científico, pues muchas de las cosas comunes e insertas en nuestra vida cotidiana les habrían parecido la magia más sorprendente. Sin embargo, contario a lo que el sentido común nos indica, estos hombres ilustrados de siglos pasados se mostrarían igual de anonadados ante lo que podríamos llamar el deterioro de nuestra casta intelectual.

¿Por qué hablo de deterioro? ¿No es un poco contradictorio tratar así al grupo de personas que nos permitió vivir en estos tiempos privilegiados de los que hice mención en un principio? Lo cierto es que, a pesar de que los hechos parecen demostrar lo contrario, el científico o intelectual de siglos anteriores tenía conocimientos mucho más amplios que los de nuestro tiempo o, dicho de otra forma, poseían saberes más integrales, pues se educaban en filosofía, lógica, historia, literatura, artes, música, etc; todo esto sin considerar su área de especialidad. Mientras tanto, el intelectual de nuestro tiempo es un especialista en el sentido más estricto de la palabra. Posee un saber profundo en un área muy específica de la ciencia que estudió, una evolución natural si consideramos la extensa acumulación de saber que tenemos el día de hoy. Este «especialismo» se las arregla para conseguir avances a pasos agigantados aportando un pequeño engranaje a la maquinaría científica, lo que junto con los muchos otros engranajes aportados por otros, nos permite este milagro tecnológico en el que vivimos; todo esto a pesar de la profunda ignorancia de su propio campo científico que tienen muchos de nuestros intelectuales. Esto no deja de ser sorprendente, un oxímoron, pues este método, por llamarlo de alguna forma, nos permite descomponer el saber en piezas tan pequeñas que deja de ser necesario ser un erudito o un prodigio para dedicarte a esto, por el contrario, como nos advierte Ortega y Gasset, la ciencia actual parece conseguir todo esto gracias a personas mediocres quienes, gracias a los cimientos puestos por sus predecesores, han podido mecanizar la producción de conocimiento al punto de no requerir mentes extraordinarias para lograrlo [1].

Esta decadencia intelectual en la producción científica se hace patente en lo que Santos-Herceg denominó la papermanía. El autor nos alerta de una sobreproducción de textos en desmedro de la calidad y originalidad lo que provoca saturación de papers que en su mayor parte terminan en la irrelevancia provocando, muchas veces, que publicaciones de mayor nivel se pierdan en un mar de textos mediocres [2]. Ahora bien, Santos-Herceg culpa en gran medida a la mercantilización de la academia y acusa una suerte de complot por parte de las empresas dedicadas lucrar con los textos académicos para evitar la libre circulación de ideas y los discursos disidentes [3]. Yo discrepo en esta tesis, pues a mi parecer esta papermanía es una consecuencia de la mediocridad intelectual en que vivimos y no tanto una causa, o quizás esto último solo en la medida que ayuda a mantener ese estado en la academia, pero descarto una intencionalidad por parte de algún poder fáctico. Las revistas indexadas nacieron como una necesidad, por parte de investigadores y universidades, para transferir este conocimiento y alcanzar una cobertura mundial, de tal forma de lograr retroalimentación y avance científico en cada rincón del mundo civilizado. Pero fue justamente la comunidad científica e intelectual la que comenzó a volverse dependiente de estos, al punto que las instituciones gubernamentales comenzaron a usarlas como una forma de medir la calidad de un académico y de una universidad. Las becas, los fondos y las acreditaciones se basan, en gran medida, en los papers publicados, por lo que el incentivo parece venir de los mismos intelectuales que trabajan tanto en el gobierno como en las instituciones académicas, es; por decirlo de alguna forma, un autosabotaje. Nuestros intelectuales, sumergidos en su racionalismo, decidieron que la mejor forma de medir el rendimiento de un científico, un filósofo o un cientista social era mediante el número de papers publicados y el prestigio de las revistas en las cuales lo hizo, dejando de lado cualquier interés por el impacto real de estos y traspasando la responsabilidad a estas revistas cuya función pasó de ser la simple divulgación, a ser un fin en si mismo. Esto no debería sorprendernos, ni tampoco podemos culpar a las revistas mismas, pues su función era prestar una herramienta para conseguir beneficios económicos, nunca fue su fin promover la ciencia; esto último correspondía a los científicos, académicos e intelectuales. .

Esta casta de «sabios-ignorantes» como los llamó Ortega, actúan como una nueva aristocracia, pues han formado un círculo cerrado que va desde las instituciones públicas y políticas hasta las universidades y otros centros académicos y de investigación. En Chile se ve reflejado en el clásico pituto donde los fondos para investigación terminan siempre en las mismas personas y en los mismos proyectos sin originalidad, pero que siguen recibiendo palmadas en la espalda entre ellos mismos fomentando esa mediocridad y provocando una degeneración de la misma forma que ocurrió con las aristocracias de antaño. Esta falta de conocimiento integral, la mecanización de la investigación científica y la sobrecarga de papers de baja y nula calidad podrían ser una advertencia, mas en Chile hay otro problema que suelen tener los «intelectuales» y eso es que al ser expertos en un área muy específica, pero compleja de ciencia (ya sea exactas o sociales) tienden a creer que todo lo demás es sencillo y por lo tanto esto los vuelve de forma automática expertos en eso. A palabras de Ortega, no actuara como un ignorante ante las cosas que ignora, sino con la petulancia de quien se siente un sabio, pues nuestra civilización al especializarlo le ha hecho hermético y satisfecho dentro de su limitación, pero esta misma complacencia le hace querer predominar fuera de su acotada especialidad [4]. Sin embargo, la sociedad y el status quo no suelen ser amigables con el trabajo intelectual, es de conocimiento público la difícil situación de la ciencia en Chile, lo que provoca una animadversión por parte de esta casta, tanto a la gente como al sistema político y económico imperante. Robert Nozick nos dice que los «forjadores de palabras» tienen suelen ser personas que rechazan en mayor medida que el resto los sistemas capitalistas debido a que se consideran con derecho a las más altas recompensas que la sociedad en su conjunto puede ofrecer, no tanto en lo económico, sino más bien al estatus y valoración que creen merecer por sobre los demás [5]. Esta sensación de superioridad, nos dice Nozick, proviene de las escuelas donde los profesores y demás académicos premian y alaban a aquellos que logran mejores calificaciones o que muestran preferencia a las actividades intelectuales. Es por esto que para ellos resulta inconcebible que la sociedad no reaccione de la misma forma que las escuelas, les gustaría que el mundo fuese una extensión de estas instituciones educativas donde las personas como él eran quienes destacaban por sobre aquellos a quienes considera inferiores [6].

Si bien, es evidente el sesgo de Nozick debido a su ideología libertaria minarquista, por lo que para él lo que se forma es un sentimiento anticapitalista en los forjadores de palabras. Quisiera ampliar un poco en esto, pues esta decadencia del mundo intelectual que mencionamos en un principio atañe a todas las áreas del saber ya que el especialismo, del que hicimos mención antes, parece ser una norma general en nuestro tiempo. Como dijimos antes el especialista es un sabio-ignorante, pero no parece estar al tanto de ello, pues en las escuelas y sobre todo las universidades se forman estos círculos de intelectuales que refuerzan sus propios prejuicios entre ellos, apoyando sus ideas extravagantes y dándose palmadas en las espaldas entre ellos, convenciendo a los intelectuales que la validez de sus opiniones va más allá de su campo de especialización. Pero al enfrentarse al mundo real, donde la sociedad global funciona diferente, comienza a formarse esta animadversión hacía el status quo, por lo que la nostalgia los hace volver a los círculos donde sus opiniones y teorías venidas del más puros racionalismo eran escuchadas y alabadas. Al no adaptarse al status quo generan uno propio, esta suerte de aristocracia en decadencia que menosprecia a aquellos fuera del círculo y busca cambiarlo todo para ajustarlo a lo que considera correcto, sin considerar la posibilidad de estar equivocado, aun cuando contradigan a otros especialistas en sus propias áreas del saber, pues en su condición de sabio-ignorante piensan que sobresalen en todo, cuando la realidad es que los intelectuales de nuestro tiempo se encuentran mucho más cerca de las personas comunes que el intelectual de antaño o, en palabras de Ortega, forman parte de lo que él llama hombre-masa. Estos se sumergen más y más en sus propias ideas, pues terminan convencido de que todo lo que necesitan ya esta dentro de ellos, despreciando lo externo, la vida misma. Este exceso de racionalismo, más que un simple anticapitalismo, nos lleva a un radicalismo, una proliferación de ideas extremas que a principios del siglo XX vimos reflejado en el comunismo soviético, el nazismo y el fascismo. En nuestro tiempo, si bien no hemos llegado al extremo del siglo pasado, si existe una polarización en la vida política de los países. La extrema derecha nacionalista y conservadora o los populismos de extrema izquierda han crecido producto de este radicalismo, este absolutismo moral en que ha caído la clase intelectual producto de su propia mediocridad, porque cuando las personas encargadas de generar y promover el conocimiento fallan en esta tarea, la sociedad completa se deteriora.

¿Existe forma de frenar este deterioro en nuestros académicos? ¿O acaso la arrogancia que caracteriza a este sabio-ignorante no hará más que profundizarlo?

Hoy en día muchos se han dado cuenta que el universo y la vida son demasiado complejos como para estudiarlo como suma de sus partes. El extremo especialismo nos ha funcionado hasta ahora, pero quizás sea momento, no de dejarlo de lado, pero si que evolucione. Son cada vez más los equipos interdisciplinarios que están surgiendo, donde especialistas se ven obligados a enfrentarse a profesionales diferentes a los que acostumbran, ampliando sus ideas, conocimientos y estudiando un tema de una forma más integral, acercándose de a poco al intelectual de antaño. El estudio de los sistemas complejos se hace cada vez más importante, por lo que se requiere cada vez más un cambio en el sistema educativo de las ciencias. Se requiere que las mallas vuelvan a tener filosofía como parte del curriculum del futuro científico, pero también complementar con otras artes liberales, con el fin de que al momento de salir al mundo, este entienda su complejidad, la importancia de la pluralidad de ideas y que a veces otra persona puede tener razón y ser tú el que se equivoca. Pero también ayudará a que la tecnología no llegue a un punto en que supere a las mentes científicas, los avances de la inteligencia artificial requieren de personas capacitadas, no solo en la ciencia que lo permite, sino también en la filosofía que hará su uso ético o incluso evite que esta nos controle a nosotros. Entender lo que se hace es cada día más importante, la ciencia y la generación de conocimiento no deben ser una simple técnica mecanizada para lograr el objetivo, deben ser una disciplina de pensamiento, una que nos permita cumplir con los estándares de la nueva revolución tecnológica y que la sociedad no se vuelva esclava de sus creaciones.

Referencias bibliográficas:

[1] Ortega y Gasset. J, 2014, La Rebelión de las masas y otros ensayos, Alianza Editorial, pág. 174-175.

[2] Santos-Herceg. J, 2020, La Tiranía del paper, Ediciones UACh, pág. 47-50.

[3] Santos-Herceg. J, 2020, La Tiranía del paper, Ediciones UACh, pág. 51-80.

[4] Ortega y Gasset. J, 2014, La Rebelión de las masas y otros ensayos, Alianza Editorial, pág. 176-177.

[5] Nozick. R, 1997, ¿Por qué se oponen los intelectuales al capitalismo?, clublibertaddigital.com.

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Published on June 02, 2023 10:34

January 20, 2023

Arte en Chile ¿Decadencia?

Imagina la siguiente situación: Un grupo de 10 amigos forma un club privado que se dedica al arte. Este grupo se reúne semanalmente en la sede del club donde uno de ellos presenta alguna forma de arte, ya sea una obra plástica, literaria o alguna «performance» atrevida; siendo los otros 9 amigos los únicos espectadores de este evento. Con el tiempo, y por razones obvias, este arte se va adaptando únicamente al gusto y comprensión de los 10 miembros de este club por lo que, con el tiempo, las presentaciones se convierten en algo que, visto desde afuera, carece de sentido al punto de no considerarlo arte. Usted, querido lector, pensará que, mientras no molesten a nadie, lo que un grupo de personas haga en sus tiempos libres es irrelevante y por ende no debiese ser de la incumbencia de nadie más que ellos mismos. Sin embargo, te das cuenta que aquello no es un pasatiempo que realizan después del horario laboral, sino que ES su trabajo a tiempo completo ¿Y de donde sale el dinero para poder hacerlo? Subvención estatal.

Posiblemente ahora estás respirando hondo y botando el aire aliviado mientras piensas: «menos mal es un ejemplo ficticio ¿verdad?» Desgraciadamente, querido lector, las facultades de arte en nuestro país se han convertido en eso. Un lugar donde se juntan académicos y sus estudiantes a crear un arte supuestamente «disidente» pero que a la práctica nadie entiende ni tampoco disfruta, solo ellos mismos. Quizás parezca que exagero y que camuflo mis propias frustraciones en una crítica seria pero, si uno ve el «arte» que sale de lugares como la facultad de arte de la Universidad de Chile, no puede evitar sorprenderse de que la realidad supere a los memes más absurdos. Los proyectos van desde vídeos donde el «artista» aparece masturbándose, hasta obras en blanco pero «muy bien argumentadas» que terminan siendo evaluadas con las mejores notas por los académicos, después de todo, el arte es subjetivo ¿no? Pongamos otro ejemplo, está vez alejado del mundo académico. Pensemos en el festival de Olmué que el día de ayer (19/01/2023) presentó a la humorista Nathalie Nicloux que, siguiendo los pasos de Jani Dueñas en el festival de Viña, tuvo un pésimo desempeño y se ganó las pifias del público con su rutina humorística. Ella lo explica diciendo que «el público tenía una agenda diferente» y que por eso su humor no logró sorprenderlos. Pero ¿Qué «agenda» debía tener el público para que este quedara satisfecho? Estamos hablando que las personas que acudieron ese día al festival fueron a ver a Mon Laferte por lo que uno esperaría que, en términos políticos, fuesen bastante a fines a ella. Sucede algo muy similar a nuestro ejemplo del comienzo: Nathalie, al presentar su rutina ante su círculo en bares de Ñuñoa u otros lugares similares, era un rotundo éxito, la gente le aplaudía y gritaba «¡Erí seca!» pero para la gente alejada de este selecto «club» no tenía ningún sentido, era fome e incluso desubicado. Usar tu rutina para apoyar el apruebo (habiendo perdido este por paliza), hablar sobre lenguaje inclusivo, etc ante personas con problemas reales sin duda está destinado al fracaso, pues el arte y el humor dejaron de ser el arma de la gente común para criticar el status quo y se convirtieron en una herramienta de la élite para defenderlo. Porque sí, justamente eso es lo que son: una élite. De lo contrario ¿Cómo se explica que tengamos arte tan mediocre auspiciado por fondos estatales? ¿o que humoristas y otros artistas consigan presentarse en los lugares más importantes del país y terminen siendo pifiados y despreciados por el público?

Volviendo al título de esta opinión ¿significa que el arte en Chile se encuentra en decadencia? A mi juicio personal: No. Si bien es este arte elitista y servil al poder el que está captando las miradas, existe también ese arte escondido, ese que práctica la gente por su propia iniciativa y que no se centra únicamente en Santiago. Tenemos una gran cantidad de editoriales independientes publicando un tipo de literatura que no se hacía en Chile (ciencia ficción, fantasía, terror), tenemos iniciativas folclóricas en cada pueblito de nuestro país. Puedo hablar de lo que me es más cercano, pues en Puerto Octay está el conjunto Voces del Lago que se dedica a la danza folclórica o el club musical El Copihue que se dedica a la música folclórica de inspiración alemana, sin olvidar que tenemos 2 poetisas en el pueblo: Bernardita Vargas o Lilian Galdames. Un poco más allá tenemos el Teatro del Lago, a cargo de la fundación del mismo nombre, una iniciativa privada cuyo trabajo para posicionar el sur de Chile como un referente artístico a nivel mundial a sido fenomenal. Con presentaciones de artistas tanto chilenos como extranjeros y un gran número de clases para fomentar el arte en la zona, sin duda lo convierten en un ejemplo de que el arte en nuestro país está pasando por un muy buen momento, pero no nos hemos enterado. Estos son solo algunos ejemplos, más cercanos para mí, pero seguramente quienes lean este artículo conozcan muchas más iniciativas que nos muestran que no todo está perdido y que si el estado junto a esta élite académica y de pseudointelectuales no está conectada con la realidad de su país, nos corresponde a nosotros tomar ese papel.

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Published on January 20, 2023 10:52

November 2, 2022

La vida difícil de Slawomir Mrozek

Hoy les traigo la reseña de un autor polaco, y creador del teatro del absurdo, Slawomir Mrozek. Un autor satírico, con una fuerte crítica social y que se burla de la política de su país (en aquellos años bajo el yugo soviético) y de la sociedad en general. Es un autor que, a mi juicio, es poco leído en este lado del globo, pero que sin duda deberíamos recomendar más.

Hoy hablaré de la antología «La vida difícil» la cual cuenta con 37 cuentos cortos que te harán reír a la par que pensar, puesto que detrás de los, muchas veces absurdos, temas que toca el autor polaco; vemos que se esconde un análisis profundo y muy acertado. Dentro de esta recopilación destaco el cuento «La revolución» primero, porque fue el relato que me enganchó y me hizo querer leer al autor y segundo porque en este breve texto se burla de forma magistral (ojo, que esta es mi interpretación) de dos cosas:

De ciertos artistas o corrientes artísticas.De la revolución (y los revolucionarios) que sometieron a su país a la dictadura comunista.

Haciendo énfasis en este último punto, me fue imposible no comparar al protagonista del cuento con muchos de los «intelectuales» ,»artistas» y académicos que participaron en la Convención Constitucional. En aquella necesidad de experimentar algo solo por la novedad de hacerlo, sin importar si esto es sostenible o no, pues solo querían algo novedoso hasta aburrirse sin más. No diré nada más para no arruinarle el cuento a aquellos que quieran leerlo.

Otro cuento que me encantó es «Una charla sobre historia contemporánea» donde vemos como un mono le alborota la vida a un grupo de oficiales, una maravillosa crítica al régimen de aquellos años.

Estos y muchos cuentos más con propuestas para que el futbol sea más justo, un hombre que se venga de su esposa de una forma muy particular, un guardia que protege un valioso objeto, una serie de eventos absurdos que incluyen bollos y bofetadas, un párroco y el diablo y las desventuras en las que participa un gallo, un zorro y yo.

En resumen, es un autor cuya lectura recomiendo, pues a pesar de no ser muy conocido en nuestro país, en Polonia y Alemania lo adoran ¿sabrán ellos algo que nosotros no? Por mi parte, estoy ansioso de leer las demás recopilaciones de cuentos del maestro del absurdo Slawomir Mrozek.

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Published on November 02, 2022 15:26

October 15, 2022

La broma de Milan Kundera

Hace mucho que no publicaba nada en mi blog. Entre el trabajo, los cursos, mudanza y trabajo nuevo no he escrito ni leído mucho. Espero que eso cambie a partir de ahora y pueda dedicarle más tiempo a hacer reseñas, publicar algún cuento y ¿Quién sabe? quizás alguna sorpresa si todo sale bien.

Hoy vengo a hablarles de un libro que me encantó. Una novela del famoso escritor checo Milan Kundera. Es el primer libro que leo de este autor y no me ha decepcionado. No sabía que esperar de él, pero francamente su forma de contar historias, la profundidad de los temas que toca y la forma que tiene para unir pasado y presente o relacionar a los distintos personajes y acontecimientos, aparentemente sin conexión, es algo que sin duda le hace honor a la fama de Kundera.

La historia nos habla de Ludvik Jahn (no pude evitar darme cuenta que el padre de Milan se llamaba Ludvik también), un personaje cínico, bromista y sarcástico, alguien con luces y sombras como cabría de esperarse de una persona real. Vamos viajando entre el pasado y el presente de Ludvik y como estos se entrelazan y nos permiten comprender el porqué de lo que está haciendo. La historia comienza con él llegando a su ciudad natal y al mismo tiempo recordando su pasado como estudiante en Praga y militante del partido comunista. De como una simple broma, una postal irónica, a una chica con la que estaba saliendo termina con su expulsión de la universidad y del partido, y con una mancha en su expediente donde lo tildan de «Trotskista». Desde entonces todo parece salir mal para Ludvik, termina haciendo el servicio militar con otros parias al igual que él, trabaja en las minas, pero conoce el amor de Lucie. Vemos como su pasado va influyendo en su presente, sus angustias, miedos, arrepentimientos y como culpa a las personas de aquella época de todos sus fracasos y penurias posteriores. Vamos conociendo a Ludvik a través de distintos personajes que hablan de él desde sus propios puntos de vista y al mismo tiempo nos sumergimos en la Checoslovaquia bajo el dominio Soviético, nos envolvemos en la cultura de Moravia y su folclor donde Kundera logra hacernos sentir la misma pasión por la música de su tierra natal que él mismo, algo que logra muy bien en toda la novela. Todos estos hilos que se van enredando y formando nudos, logran desatarse al final del libro en un final satisfactorio y agridulce, pero que no decepciona y te hace pensar que sin duda alguna Kundera es uno de los grandes escritores del siglo XX ¡y merecía su nominación al Nobel! lástima que no se lo otorgaran.

Obviamente recomiendo este libro, a pesar de lo descriptivo, los múltiples monólogos internos de los personajes y como estos filosofan sobre la vida; no me pareció un libro pesado de leer, por el contrario, lo devoré en pocos días. Estoy ansioso por leer más de Milan Kundera y espero que tú también después de leer esta humilde reseña.

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Published on October 15, 2022 10:36

September 20, 2021

La Compañía Negra «Libros del Norte» de Glen Cook

La primera trilogía de la Compañía Negra son los conocidos como los libros del norte, compuesto por los libros Primera Crónica, Sombras Fluctuantes y la Rosa Blanca. A pesar de que van al rededor de 10 libros con las desventuras de esta pandilla de antihéroes, las historias se pueden dividir cómodamente es diferentes sagas, a pesar de que sigue siendo recomendable leerlas en orden. Está esta saga es sin duda un clásico de clásicos dentro de la fantasía épica, pues es una fantasía oscura y realista, un autor adelantado si consideramos que hoy en día se están popularizando autores como Joe Abercrombie o George R.R. Martin por esta misma razón. A pesar de ser una obra tan fundamental dentro del género, resulta sorprendente que sea tan poco conocida en comparación a otros autores, porque es sin dudas una obra increíble.

La sinopsis del primer libro dice así:

Somos la última de las Doce Auténticas Compañías. Hemos sobrevivido más de un siglo a las demás, pero temo que nos encontremos en nuestro ocaso. Siento que esta puede ser la última misión. Una página de la historia está a punto de pasar, y una vez lo haga, las grandes hermandades guerreras quedarán destruidas y olvidadas.

La Compañía Negra es una historia de fantasía que llama la atención desde un principio, pues nos encontramos con que los protagonistas ya no son grandes héroes de noble linaje, ni tampoco personajes de orígenes humildes alcanzando la gloria por una profecía. Por otro lado, tampoco hay una lucha entre el bien y el mal tan clara. Es solo una compañía de mercenarios vendiéndose al mejor postor, sin importar que este puede ser la tiránica emperatriz de un imperio que busca someter al mundo. Aquí los protagonistas se cuestionan constantemente si lo que hacen es correcto o incorrecto, pero al mismo tiempo respetar su contrato es más importante que la ética de las acciones que realizan por lo que los protagonistas se ven a si mismo realizando acciones muy poco heroicas, saqueando civiles, espiando rebeldes, asesinando, chantajeando y un sinfín de acciones que jamás esperarías de los protagonistas de las clásicas historias de fantasía. Otra cosa que resulta interesante es ver a este grupo de mercenarios enfrentándose a poderes, muchas veces más allá de su comprensión, magia antigua y poderosa sin reglas claras (como las que acostumbran a tener las novelas fantásticas de hoy en día) y todo ello valiéndose únicamente de su ingenio, pues el mundo creado por Glen Cook cuenta con hechiceros tan poderosos como para dominar el mundo, pero que con un poco de astucia pueden terminar cayendo bajo la flecha de un simple soldado. Es aquí donde entra el lado humano, pues la historia la conocemos a través de los anales que escribe el médico y cronista de la Compañía Negra: Matasanos. Este personaje es sin dudas profundo y creíble, una persona sin magia ni habilidades marciales destacable, solo un soldado más al que todos respetan y que parece llamar la atención de seres más poderosos sin que él entienda la razón. Vemos reflejadas sus dudas, miedos y sensación de vulnerabilidad en la lucha de poderes que se desencadena a lo largo de toda los libros, pero de alguna forma logra salir adelante con sus compañeros de armas. Es destacable el hecho de que Glen Cook haya sido militar en algún momento de su vida, porque esto se ve reflejado en las relaciones entre los hermanos de la compañía negra donde, según dicen. se muestra de forma muy realista con respecto a la realidad. Obviamente hay más personajes interesantes en esta historia, Un Ojo, Goblin, Silencioso, Cuervo, Linda y la misma Dama que nos hacen disfrutar ese lado humano que tienen todos.

Lo más alto son sin duda los personajes, sus miedos y pasiones y el como se enfrentan a poderes más allá de lo comprensible utilizando únicamente su ingenio y la confianza en sus amigos, compañeros y hermanos de armas. Solo espero qué Penguin Random House siga publicando esta nueva edición de la Compañía Negra, porque está costando demasiado encontrar las ediciones antiguos, de lo contrario, no va a quedarnos de otra que empezar a leer en inglés los libros que siguen.

Después de todo,

Nadie abandona la Compañía, si no es con los pies por delante. La Compañía es el hogar.

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Published on September 20, 2021 08:02