Edilberto Aldán's Blog, page 63

August 12, 2020

Algazara


Siempre preguntaba lo mismo: Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?, y la respuesta nunca variaba: Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, ¡tratar de conquistar el mundo! En redes, todos los días, con una ligera variación, se repite el mismo diálogo: ¿qué se hará durante la jornada? Llevar a la picota la reputación de alguien, quien sea, con tal de que el mundo aprenda la lección, sin importar las consecuencias, porque para la ira no se requiere personalidad, basta sumarse a la masa inconforme que perorata desde la superioridad moral del anonimato.


Léase cuando sea: buena lección le dimos a ese macho /agresor /corrupto /ladrón /dictador /demagogo con nuestra serie de tuits… y ahí queda, la enseñanza del colectivo anónimo se reduce al escarnio. Al confundir venganza con justicia hemos dejado de pensar en las víctimas, todo se nos va en el castigo, pero no en la reparación, mucho menos en la reinserción de quienes cometen un delito.


Avergonzado en la plaza pública, a quien decidimos que es culpable, le basta la señal pública de arrepentimiento para que se le dé la espalda y se le entregue un perdón que consiste en volver a ser invisible, hasta la siguiente ocasión en que vuelva a cometer un error o algo más grave. En eso consiste la impunidad que alienta el comportamiento irreflexivo del linchamiento mediático. No se atienden las causas, no se analiza el contexto, sin matices, se elige un victimario y se congrega a la horda para darle su merecido.


El griterío descalifica la causa, exactamente de la forma en que ocurre cuando Fuenteovejuna o Canoa decide erradicar al enemigo, quienes empujan desde el fondo, las manos que pasan el bidón de gasolina, aquel que trae el fuego o los que sostienen el teléfono con que graban, no saben de qué va el asunto, sólo que así deben ocurrir las cosas, que así se tiene que castigar al mal.


Muerto el perro, se acabó la rabia, es un comportamiento común entre quienes satisfacen sus egos participando en los linchamientos mediáticos, como sólo se trata de probar el ingenio para insultar, exhibir una superioridad moral sin pruebas y la rapidez de la reacción, no queda tiempo para reparar el daño. La lección ya fue dada y quien entendió, entendió.


Cíclicas, porque no encuentran solución, serán las crisis que se generan por el pobre ejercicio que hacemos de nuestros derechos: manifestaciones, explosiones, luchas en la calle que están condenadas a quedarse ahí, en la queja, porque no se alienta la búsqueda de soluciones. La intolerancia y el odio, la desigualdad y falta de oportunidades no son nuevas, perviven en el mismo campo abonado por la indiferencia, porque así conviene a unos cuantos privilegiados, porque así podemos desviar la vista la mayoría mientras creemos que no es nuestro asunto.


Una idea romántica, cuando miras al otro a los ojos, se modula el volumen de la voz, la cercanía proporciona la intimidad necesaria para ser escuchado y entendido, atendido.


Coda. Un poema de Armando González Torres en Eso que ilumina el mundo me llevó a la palabra algazara, entre las cosas que define está el ruido provocado por las voces festivas de los niños, otro uso de ese vocablo refiere al griterío de las tropas cuando atacan; aquí el poema:


Oigo tu voz que lamenta y reconviene tus palabras.


Apártate y deja que las voces elijan sus propias palabras.


Escucho tu voz en la vigilia,

pero sólo la comprendo en el sueño.


Un sueño es el eco de lo que no puedes pronunciar.


Como la voz de una sombra.


Extraigo tu voz de todos los silencios.


Como un clamor de voces sin voz.


Voz reñida con su propia voz.


Antes de cualquier palabra está tu voz,

antes de cualquier gesto está tu voz.


Voz recia que se nutre del silencio.


¡Ay, lenguas carentes de voces!


¿Sabes? la voz es un templo incierto donde esperamos

la manifestación de una palabra demorada.


@aldan

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Published on August 12, 2020 14:14

August 11, 2020

Impulso


Lo que decimos y los asuntos que ameritan una discusión pública no van ligados, todos los días lo vemos en las redes sociales, las fuerzas que mueven el diálogo entre todos sólo atienden distintos impulsos con que se intenta poner los temas en la mesa, sin atender la importancia que tienen para la comunidad; si un tema es promocionado se colará en la conversación porque alguien pagó para que hablemos de eso o de alguien, para consumirlo; el resto de los temas sobre los que se discute, también sólo responden a nuestro impulso, uno que no surge de la reflexión sino de la necesidad de ver que algo se mueve.


En física, el impulso es el término que se emplea para cuantificar el efecto general de una fuerza actuando en el tiempo, las fuerzas no son constantes, sus variaciones dependen del impulso que se ejerza. Gracias al teorema impulso-momento se puede realizar una conexión directa entre la forma en que actúa una fuerza sobre un objeto en el tiempo y el movimiento del mismo, un cambio en el momento.


El impulso es importante, nos permite ejercer la fuerza necesaria para realizar un cambio, para lograr que ese cambio sea permanente, pero en comunicación, responder únicamente al impulso corresponde a dejarse llevar, a hablar sin reflexión, sin darse el tiempo para analizar los requerimientos de ese impulso.


¿Quién dirige el discurso público y hacia dónde? La necesidad de figurar, no de resolver. Las posibilidades de establecer un diálogo público son infinitas, pero no solemos atender a aquellos que son resultado de una reflexión larga, ni los que por su importancia, al ser analizados, pudieran llevarnos a encontrar propuestas y soluciones y problemáticas que pesan sobre nosotros. No, seleccionamos aquellos que permiten la respuesta rápida el posicionamiento instantáneo, los que en su brevedad y filo, se considera reflejan lo que queremos ser.


Da lo mismo cuáles son los temas del momento, son impulsos, en esa lista se pueden mezclar el chisme de espectáculos, una problemática social de urgente resolución, un hecho catastrófico o una frase simplona y grosera que parece divertida. Se les toma e impulsa con la plena conciencia de que la fuerza que aplican sobre la realidad es mínima, las consecuencias son invisibles u olvidables, y apenas se escriben se desechan en la amplísima superficie de los millones de opiniones que no hacen el menor intento por concentrar una conversación, lo que desean es figurar por su ingenio y rapidez.


La discusión sin reflexión no podrá llevarnos a lograr ningún cambio, cuando se discute en el mar público de las redes es más sencillo condenar y castigar, señalar y estigmatizar, que plantar una idea. No importa cuál sea el tema, va a pasar y lo conversamos con la misma atención que merecen los fenómenos naturales. 


Léase cuando sea: hoy el tema fue la violencia machista, se encontró a un culpable, se estigmatizó a la víctima, se les condenó a ambos y se les perdonó la vida en un tuit, eso será todo. En la discusión se imprimió la fuerza suficiente a los reclamos y señalamientos como para que apareciera en los medios de comunicación y el hecho se revistiera de una importancia que va a perder en unas horas.


Despechado, para señalar la relevancia del enamoramiento una vez que se fue traicionado, Héctor Lavoe cantaba “tú amor es un periódico de ayer, que nadie más procura ya leer, sensacional cuando salió en la madrugada, a mediodía ya noticia confirmada, y en la tarde materia olvidada”; por supuesto, se refería a la versión impresa de los medios, esas hojas olvidadas con que el viento barre la calle cuando ya a nadie le importan.


No deja de ser paradójico que ante el anuncio constante de la desaparición de los impresos, cegados por la infinitud de los medios digitales, con la conciencia de que nada de lo que ahí se deje se va a perder, el discurso público sólo esté hecho de impulsos, fuerzas mínimas hechas para satisfacer la sensación de movimiento, ideadas sin un propósito.


Coda. Un epígrafe demoledor de Cioran en Ese maldito yo: “Si obedeciera a mis primeros impulsos, me pasaría los días escribiendo cartas de injurias y de despedida”, eso es Twitter, el sonido y la furia, el impulso que apenas logra mover el follaje.


@aldan

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Published on August 11, 2020 00:40

August 10, 2020

Aprobación


A pesar de que el Frente Nacional Anti-AMLO (Frena) había anunciado que ya no haría más manifestaciones, en algunas ciudades este fin de semana se repitieron las exhibiciones de rechazo a Andrés Manuel López Obrador, ya no fueron las caravanas de automóviles con pancartas pegadas a los vidrios, al menos en Aguascalientes, una centena de personas se paró en el centro de la ciudad para ondear banderas y clamar su molestia contra el presidente. 


Ocupación de las plazas públicas, a eso convocan los del Frena, así lo difunden en sus redes sociales y festejan los resultados, sin importar el número o la cantidad de insultos y burlas que reciban porque han demostrado ser un grupo ciego por la ira que se compran cualquier argumento que les dicten con tal de ridiculizar a López Obrador, desde que está llevando a México hacia el comunismo hasta la simple expresión de no estar de acuerdo con las formas en que el presidente lleva el encargo.


No hay argumento que se sostenga sino es en la ira en las proclamas del Frena, no los necesitan porque les basta hacer eco del hartazgo social, que sí lo hay, sin conocer las causas; porque al recoger emociones no requieren presentar escenarios alternativos o proponer acciones para combatir aquello que los hace enojar.


La expresión clasista del hartazgo es válida, como válido es que se tome a broma que sean precisamente esos sus motivos, resentirse desde el privilegio es lo que ha estado detrás del discurso de los oportunistas que llegan al poder para servirse para él, es un mal social, no una mafia del poder, son décadas de estar impedidos para el ejercicio democrático de la opinión.


Insisto en que el Frena recoge únicamente emociones porque así es más simple armar una serie de tácticas facilonas que semejen la acción ciudadana, en las invitaciones a “ocupar las plazas” se conmina a los molestos a llevar listones en señal de luto, vestir camisas de la selección mexicana de futbol y ondear la bandera nacional (cuidando de no arrastrarlas, se indica). Juegan con símbolos simples, como el colocar una bandera en el perfil de las redes sociales, banalizando la pérdida de vidas humanas durante la pandemia, usan casacas deportivas como si la democracia fuera un partido de futbol y llevan banderas para arroparse en un amor patriotero que, supuestamente, invalida cualquier crítica.


Además de la manipulación de esos símbolos, considero grave el uso de la información para apuntalar su rencor, durante las manifestaciones, quienes apoyan al Frena se llenan de orgullo al señalar que la aprobación de López Obrador ha descendido desde el momento en que asumió la presidencia. Lo que es cierto, de acuerdo al #AMLOTrackingPoll que elabora Consulta Mitofsky, en abril del 2019, López Obrador contaba con un 64.5% de aprobación, mientras que en la medición correspondiente a julio de este año ese número fue de 53.2, a lo que hay que sumar el 46.4 que se encuentra en desacuerdo con el presidente.


Ante estas cifras, los tetratransformistas suelen indicar los más de 30 millones que llevaron a la presidencia a López Obrador, ninguno de los dos grupos sabe de qué está hablando, pero en la guerra de las cifras, indicar que más de la mitad está a favor y que el porcentaje de quienes están en contra, parece referirse a votos, cuando no es así. Queda claro que el Frena no va a ningún lado y con el tiempo no logrará más que seguir haciendo el ridículo, porque no hay una sola propuesta que implique la participación ciudadana para transformar el enojo o hartazgo en una acción democrática, en algo que puedan hacer los ciudadanos más allá de demostrar su enojo.


No se puede culpar a López Obrador de la ausencia de ideas de la oposición, cuando eso se verbaliza, el presidente no pierde oportunidad de ridiculizar a sus adversarios (reales e imaginarios), por eso ante manifestaciones como las del Frena no queda otro remedio más que entender que lo que está en juego es la gobernabilidad del país y no un cargo, la sana convivencia de quienes opinan distinto y no un partido de futbol.


Coda. Los melodramas suelen tener finales agridulces, en donde aparentemente todo vuelve al orden, uno muy mexicano es la película Una familia de tantas, donde Fernando Soler encarna a Rodrigo Cataño, el padre severo que asfixia a sus hijos, “A los padres se les debe amor, lealtad y obediencia. Nada de ser amigos. Primero es Dios, después los padres...” dice. En la escena final de la película, cuando las hijas mayores han abandonado su casa, ante el desprecio del padre, la esposa de Rodrigo Cataño lo reconviene por su actitud machista, Fernando Soler hace como que entendió, concede y entra a la casa, permitiendo que por esa ocasión sus hijos más pequeños continúen jugando en la calle un rato más, porque después, volverán a su mandato. Así entiende López Obrador las encuestas de aprobación, sabe lo que implican, a qué se refieren y que, al final, no importan en el ejercicio de gobierno.


@aldan

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Published on August 10, 2020 00:43

August 7, 2020

Fracaso


Nada más sencillo que buscar culpables ante el fracaso, ahora que en el país se han rebasado las 50 mil defunciones por la pandemia de coronavirus, nada podría resultar más entretenido que señalar con dedo de fuego a quienes tienen la culpa de estas muertes, pero es una pérdida de tiempo y un desgaste de recursos que no lleva a ninguna solución. Nada, absolutamente nada traerá a la vida a los muertos.


Indolentes ante la tragedia, no ha faltado quien durante estos días ha llevado paciente el recuento sobre las muertes por Covid-19, fascinados por la aparente contundencia de los números cerrados esperaron a rebasar los 50 mil, con esa piedra en la mano, no tardaron en arrojarla sobre el blanco previamente elegido para culparlo.


En el anuncio oficial del número de fallecimientos por parte del vocero oficial del gobierno se intentó no darle importancia a esta cifra, en cambio, reportó que en México hay una reducción del 8% en el registro de casos estimados de contagiados de coronavirus, se mantiene el promedio de pacientes recuperados y una caída del 34% en el número de muertes. Como propuesta de discurso oficial se justifica para no generar pánico entre la ciudadanía, pero ese pretexto tendría que venir acompañado de una estrategia de contención, prevención y atención de la enfermedad, no existe, son actividades desarticuladas, desesperadas.


Sencillo, ya tenemos un culpable, ¿ahora qué? Reducir a que el Gobierno Federal tiene la culpa y elegir a un funcionario para llevarlo a la picota, insiste, no sirve de nada; creo que antes de repartir culpas se deben asumir responsabilidades.


La repartición de culpas sólo nos exime de comprender la responsabilidad colectiva ante una pandemia. Entre los oportunistas que recogen las piedras y señalan está la oposición, derrotada, no moralmente, sino por su falta de ideas, argumentos y propuestas, a esa que sin vocación de servicio y sin atisbos de humanidad alguna, no le importan las víctimas, sino lo que puede conseguir con los señalamientos.


A las miles de familias que han perdido a alguien de nada les sirve la atención que pongamos a una cifra de muertes en ascenso, es inútil entregarle una cabeza, porque no hay reparación ni justicia en ese señalamiento. Nada regresará los muertos a la vida, ningún chivo expiatorio devolverá a los niños, mujeres y hombres para darles un abrazo, para conversar con ellos.


Solemos confundir el repartir culpas con la rendición de cuentas, de ahí que señale la falta de humanidad de esos carroñeros que apuntan al culpable. Estoy convencido de que un día todo esto pasará, ese será el momento para demandar que se nos aclare lo que se hizo mal y por qué, no se trata de voltear la mirada. También creo que al asumir lo que nos corresponde de responsabilidad empuja a participar activamente en el encuentro de soluciones.


¿Fracasó el gobierno? No, estamos fracasando todos. Es urgente reconocer la responsabilidad de cada uno, de todos, en vez de perder el tiempo señalando a los culpables, porque sólo así podremos reconocer que formamos parte de un todo, que no es el gobierno, la autoridad, los dirigentes, allá, lejos, quienes van a lograr que esto pase pronto y de mejor manera; porque gritarle a una pantalla de televisión o enfrente de una oficina gubernamental, no nos obliga a seguir las medidas sanitarias, nos sacude del deber de señalar a quien está a un lado nuestro porque debe usar cubrebocas, las razones para, si puede, quedarse en casa, desmentir a quien anteponga cualquier otra cosa a la vida.


Coda. Blaise Pascal en Pensamientos reflexiona apasionado sobre la brevedad de su vida y la inmensidad del conocimiento, sobre las condiciones del ser en la tierra, piensa en la breve duración de la vida, el pequeño espacio que llena y puede ver, “la infinidad inmensa de los espacios que ignoro y que me ignoran”, se pregunta el porqué de las limitaciones, y remata: “El silencio eterno de estos espacios infinitos me espanta”. Sí, y también la imposibilidad del diálogo con quienes se han ido aterroriza.


@aldan

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Published on August 07, 2020 00:57

August 6, 2020

Reflejo


Un día después de haber convertido en tendencia el video en que unos pasajeros golpean brutalmente a quien pretendía asaltarlos, a través de los mismos canales, se difundieron las consecuencias de haberlo compartido. La primera emisión de esas imágenes se justificaba indicando que el video era una muestra del hartazgo social, la ineptitud de las autoridades y la ausencia seguridad, se dio seguimiento a esa “noticia” señalando que había más casos similares, otras escenas atroces de linchamientos, en el fondo se acusaba a quienes compartieron de estar promoviendo estas defensas. El debate no rozó si esos actos eran venganza o justicia, la discusión tampoco fue sobre la irresponsabilidad colectiva de compartir esos contenidos, la conversación fue una repartición de culpas, de un lado medios y redes mostrándonos lo que generábamos al tomar la justicia en mano propia, del otro, el grupo de siempre defendiendo su derecho a fomentar la violencia mediante estos videos con la excusa de la libertad de expresión.
Hace muchos años escribí estas líneas: Elías Canetti en Masa y Poder describe a la “masa de acoso” como la que se constituye para conseguir de manera fulminante su objetivo, sale a matar y sabe a quién debe matar, avanza imparable hasta lograrlo, para quienes forman parte de esta masa basta saber quién debe morir, el resto sobra; una vez localizado el objetivo todos quieren participar, todos acechan, todos golpean y si no puede golpear quiere, al menos, presenciar el castigo. El objetivo lo es todo, la víctima es el objetivo, pero también es el punto de máxima densidad: concentra en sí misma, las acciones de todos. El miedo revela lo vulnerables que somos, aunque en primera instancia es una emoción individual, el miedo se contagia velozmente, al sentirse amenazado el instinto social impele a buscar refugio, sumarse a un grupo más amplio, a veces ni siquiera es necesario identificar la fuente de la amenaza basta con imaginar su posibilidad para ir hacia los otros y formar parte de la masa, ese conjunto que promete salir victorioso ante lo que provoca temor por el simple hecho de ser muchos.
El miedo, reitero, logra que pasemos por alto cosas que en otro momento serían inaceptables, reaccionamos, no pensamos, nos unimos en masa. Así es más fácil arrojar la piedra.
De un tiempo a la fecha, todos generamos contenidos, el tener a la mano una cámara, el acceso a una plataforma mediante un clic, nos ha convencido no sólo de que cualquier opinión es válida, también de que somos creadores. Usamos las plataformas a nuestro alcance sin asumir que es una personalidad virtual, que lo que hacemos en las redes sociales se parece mucho a lo que somos en realidad, pero es un reflejo; funciona porque de esa manera parece que no es necesario considerar la responsabilidad de nuestros actos u opiniones.
Hoy que todos tenemos la oportunidad de ser periodistas, hay quienes usan ese pretexto para compartir cualquier tipo de contenido porque consideran que es su obligación informar a los otros; algunos, irreflexivos, simplemente lo hacen porque es tendencia y no pueden perderse el tren de la popularidad; en la mayoría de los casos no hay una invitación a reflexionar sobre lo que mostramos a los demás en redes, nos hemos acostumbrado a la simplificación del meme, el que entendió, entendió, sin más pistas.
El otro grupo mencionado, es uno encantado con la repartición de culpas, les fascina decidir quién está bien y quién no entiende nada, su criterio es hueco y va de extremo a extremo, pueden ser profundamente conservadores y moralistas, a veces lindan en la responsabilidad ética, pero eso sí, son incuestionables, con facilidad acusan de clasismo, de que hace falta barrio, que a quien denuestan no reconoce los privilegios desde los que opina… porque ellos siempre están del lado de la verdad, de los buenos.
Al no asumir la responsabilidad de los contenidos que compartimos en redes, al no contener el impulso de satisfacer el morbo a cambio de seguidores, nos asumimos como masa, esa de la que habla Canetti. En el fondo tenemos miedo de ser uno mismo.
Coda. Cuando Oscar Wilde publicó El retrato de Dorian Gray, la crítica lo acusó de ser un autor incorrecto, provocador, inmoral, previendo esos comentarios escribió un prólogo a la obra, apenas dos cuartillas, ahí dice que el pensamiento y el lenguaje son para el artista instrumentos de un arte, y para aquellos que se asumen como generadores de contenidos, periodistas o creen que estar detrás de una arroba implica un talento, esta cita: “La vida moral del hombre forma parte del material del artista, pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto”.
@aldanBajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on August 06, 2020 01:30

August 5, 2020

Desquite


Producto de la pandemia requerimos un nuevo modelo educativo, al menos durante el tiempo en que sea posible el regreso a las clases presenciales, lo que hasta ahora se nos ha ofrecido es un convenio para que el sistema educativo trabaje con la radio y la televisión; veo una enorme oportunidad en la crisis, reconocer este necesario cambio como el momento para reflexionar sobre la forma en que educamos para convivir, sobre qué estamos haciendo, permitirá generar la conversación pública indispensable para toda sociedad. 
Señalaba, citando a Fernando Savater que la educación es de todos o de nadie, no es una tarea que se pueda realizar de manera aislada, ni responsabilidad de un solo grupo (padres o maestros), previendo las críticas que se harían a la televisión por considerarla un instrumento sólo de entretenimiento, porque en el imaginario colectivo se disocia el placer del aprendizaje, colocamos como propósito final una meta moral a las tareas, como señalar que leer nos hará mejores personas. Reducimos el goce a la evasión, lo que nos gusta tiene que ser divertido de la manera más llana, la carcajada simple, la explosión que viene del estómago y jamás pasa por el pensamiento. Similar a la satisfacción del morbo.
Al día siguiente del anuncio del nuevo modelo de educación, los noticieros de televisión reprodujeron a mansalva el video del asaltante que fue golpeado en una combi, mostrando que mal empleados, son un vehículo para trastocar los términos en que la ciudadanía debe participar. Algunos noticieros presentaron hasta la saciedad las imágenes justificando que lo hacían porque había generado un debate sobre la legítima defensa; “debate”, el pretexto que usan las grandes cadenas para satisfacer el morbo porque así ocurre en muchas redes sociales, con la publicación de tres o cuatro influencers basta para convertir cualquier hecho en algo de interés público.
Con la simplificación de aquello que nos entretiene, también hemos cedido la responsabilidad sobre nuestros juicios, miramos una y otra vez el video de la golpiza asintiendo, como si estuviera bien confundir venganza con justicia. Por supuesto, habrá quien justifique la difusión del video señalando que el presunto ladrón se lo merece, que el pueblo está harto y lo único que hizo fue lo que muchos sueñan cuando son víctimas de los criminales; y no, no puede ser así, pues tras ese sentimiento de desquite, de desfogue, se oculta la ausencia de confianza en las autoridades, cómo la corrupción y la indolencia de los gobiernos nos dejan solos, rásquense con sus propias uñas, terminen con los malos.
Es sencillo acusar a las televisoras de difundir este tipo de contenidos, de repetir una y otra vez, la violencia extrema a la que fue sometido el presunto asaltante, incluso burlarse de la forma en que pedía clemencia; nosotros, el público, alentamos este tipo de comportamientos cuando los repetimos, cuando los miramos sin pensar, cuando se busca una explicación a un hecho que no habla de quiénes somos, de lo que aspiramos a ser.
Coda. De Ese maldito yo de Cioran: “A medida que perdemos la memoria, los elogios que se nos han prodigado se borran, contrariamente a los reproches. Y ello es justo: los primeros raramente se merecen, mientras que los segundos nos revelan aspectos de nosotros mismos que ignorábamos”, simplificar todo a la satisfacción de nuestros deseos nos hace olvidar la responsabilidad que tenemos cuando compartimos un contenido, que toda opinión a la que acompañe nuestro nombre, dice algo de nosotros mismos, no se puede compartir la violencia, no se puede difundir lo que no queremos ser, insisto, no se puede confundir venganza con justicia.
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Published on August 05, 2020 01:11

August 3, 2020

Tribu


Emilio Azcárraga Milmo, el Tigre, celebraba el éxito de la telenovela Los ricos también lloran, y en un discurso improvisado explicó cuál creía que era su tarea como dueño de Televisa: “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”. Esto fue dicho por el autonombrado soldado del PRI un 10 de febrero de 1993, las redes sociales apenas comenzaban a imaginarse, la posibilidad de que la televisión fuera un apoyo para la educación se había descartado desde hacía mucho tiempo. Ayer, el Gobierno Federal anunció un convenio con los representantes de Televisa, TV Azteca, Imagen y Multimedios, para que, junto con los canales del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, contribuyan a la impartición de contenidos educativos para 30 millones de estudiantes de 16 grados escolares de educación básica y media superior en un esquema oficial y válido. La televisión tiene que dejar de producir para entretener jodidos.
La pregunta sobre el papel que debe jugar la educación en la televisión siempre ha estado presente, en 1948, el presidente Miguel Alemán le encargó a Salvador Novo y Guillermo Camarena un informe para normar las políticas de gobierno frente a la televisión. El análisis es amplio y concienzudo, en algún momento, el poeta Novo señala que sí puede haber lugar para la educación y la cultura en la televisión, pero que se debe de ganar, a partir de elaborar “un plan digno de consideración futura para el aprovechamiento del radio y la televisión como instrumentos auxiliares de la enseñanza académica”.
Novo proponía un esquema monopólico para la televisión, en donde el Estado tuviera a su cargo el cuidado de los contenidos televisivos, no arrancó así la televisión mexicana, no siguió de esa manera tampoco. Hasta hace poco, la propuesta educativa y cultural de la televisión respondía a un esquema meramente comercial, ante la pandemia, el gobierno se ha visto en la necesidad de inspirarse para aprovechar esos canales. El escepticismo ante esa medida es válido, ya un sector del magisterio acusa al gobierno de proponer ese “modelo híbrido educativo” para rescatar a las televisoras en decadencia. Cuando el presidente hizo el anuncio, no faltó el palero imbécil que se fue por la fácil de calificar a la televisión como la “caja idiota”, a 20 días de que inicie este esfuerzo, surgirán muchas más voces que se opongan al uso de la televisión para educar a nuestros hijos, por supuesto, no faltarán los padres de familia que rechacen este modelo.
Ante la falta de definiciones de lo que la nueva normalidad tiene que ser, emplear estos canales para educar a nuestros hijos debe ser una oportunidad a aprovechar, antes que rechazarla, estamos obligados a participar en la conformación de un verdadero Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano.
Coda. Otra vez José Antonio Marina, en su libro El aprendizaje de la sabiduría señala que “Los padres solos no pueden educar a sus hijos, hagan lo que hagan, porque no pueden protegerlos de otras influencias muy poderosas. Los docentes solos no pueden educar a sus alumnos, por la misma razón. La sociedad tampoco puede educar a sus ciudadanos, sin la ayuda de los padres y del sistema educativo. La intervención de padres y maestros es imprescindible, pero todos debemos conocer sus limitaciones y reconocer que, en la tupida red de influencias en que vivimos, todos ejercemos una influencia educativa, buena o mala, por acción o por omisión. Vivimos haciendo surf en la cresta de una ola que procede de mares muy distintos. No podemos andar con paños calientes. Si queremos educar bien a nuestra infancia, es decir, educarla para la felicidad y la dignidad, es imprescindible una movilización educativa de la sociedad civil, que retome el espíritu del viejo proverbio africano: ‘Para educar a un niño hace falta la tribu entera’.” Quizá la nueva normalidad nos obligue a transformar la definición de tribu, no sólo una agrupación social con un antecesor común, sino una comunidad activa, que comparte un origen, una lengua, un propósito, ciudadanía participando.
@aldanBajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on August 03, 2020 23:55

Irresponsables


A lo largo de la pandemia de coronavirus, al 2 de agosto, el país acumuló 47 mil 746 muertes por Covid-19 y hay 439 mil 46 casos de contagios confirmados. México rebasó al Reino Unido en fallecimientos y se encuentra entre los tres países con mayor número de muertes. Nadie pone en duda que esta crisis es una de las peores de la historia mundial. Nadie tiene la respuesta correcta a cómo enfrentar la pandemia. Nadie tiene claro cuándo se establecerá la nueva normalidad y en qué consiste. El desconcierto es generalizado, la responsabilidad es colectiva, en ese contexto, la búsqueda de culpables es un acto de vileza e irresponsabilidad.
En una carta sin destinatario, aunque obviamente dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, nueve gobernadores demandan al Gobierno Federal “la salida inmediata de Hugo López-Gatell y que se ponga al frente, a un experto en la materia, con conocimiento y humildad para entender en toda su dimensión los temas de esta crisis de salud tan grave como la que estamos atravesando”. Firman los mandatarios estatales Martín Orozco Sandoval, de Aguascalientes; Miguel Ángel Riquelme Solís, de Coahuila; José Ignacio Peralta Sánchez, de Colima; José Rosas Aispuro Torres, de Durango; Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, de Guanajuato; Enrique Alfaro Ramírez, de Jalisco; Silvano Aureoles Conejo, de Michoacán; Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, de Nuevo León; y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, quienes demandan que el reemplazo del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, sea un especialista “con sensibilidad, inteligencia y un alto sentido de responsabilidad que el señor Gatell carece y lo demuestra cada vez que emite información contradictoria, confusa e incoherente que nos muestra el indolente número de muertes en México”. 
Si bien la proclama inicia con un diagnóstico certero de los efectos de la crisis por la pandemia (caída del PIB de casi 20 puntos, un creciente número de fallecimientos y el posible aumento del número de pobres), lo que convierte en una vileza la diatriba de los gobernadores es que centra su atención en López-Gatell, politice la discusión sobre las medidas sanitarias y evada la responsabilidad que tienen los gobiernos estatales como autoridad sanitaria.
Ante la posibilidad de rebasar los 50 mil muertos en el país, ¿cómo beneficiaría la renuncia de un funcionario?, hay más preguntas que los irresponsables gobernadores que exigen una cabeza no contestan, más allá de las acusaciones acerca de que López-Gatell sobre sus mentiras y contradicciones, la politización que hizo del uso del cubrebocas, en este mensaje los gobiernos estatales se presentan como las víctimas de las medidas impuestas desde la Federación, cuando en los hechos cada estado ha sido libre de imponer las medidas sanitarias que requiera.
Irresponsable el mensaje porque acusa dar un uso político a la pandemia e incurre en el mismo error, en el mensaje no hay una sola propuesta por parte de esos gobernadores, sólo la exigencia de la cabeza del subsecretario, cuando en la mesa está un tema más importante que los reflectores de los que gusta López-Gatell, la distribución de recursos que tiene que hacer la Federación a las entidades federativas; mientras que en otros foros, como la Conago o la Alianza Federalista convocando a un nuevo pacto hacendario.
No encuentro un solo motivo para defender a Hugo López-Gatell, pero tampoco hay en la demanda de los gobernadores un argumento para hacer recaer sobre los hombros de ese funcionario la crisis que se agudiza, reitero, ¿cómo ayudaría a enfrentar la pandemia el despedir al subsecretario? Porque si se trata de exigir renuncias, valdría la pena hacer el ejercicio qué está haciendo en cada entidad federativa el gobernador y el secretario de Salud, ¿ese va a ser el criterio?
Coda. En Ética de urgencia, Fernando Savater reúne una serie de participaciones en diversos coloquios en dos centros de enseñanza españoles, en el capítulo Sobre la verdad, indica: “aprendamos a distinguir cuándo estamos delante de una situación ante la que cada uno debe buscar su propio camino, y cuándo nos enfrentamos a un asunto que se puede solventar acudiendo a la realidad.
“Antonio Machado decía: ‘No tu verdad, la verdad, y ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela’. En muchos casos la verdad no es la de uno o la de otro, sino la verdad que impone la realidad.” Estamos próximos a rebasar las 50 mil muertes por Covid-19, esa es la realidad que se impone y exige tomar decisiones, la participación de todos, ¿cuál verdad están defendiendo los gobernadores?
@aldanBajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on August 03, 2020 00:22

July 30, 2020

Merolico


El presidente Andrés Manuel López Obrador es el político más hábil de la historia moderna del país, de eso no tengo duda. Coloco un punto y seguido para intentar sacudirme a los fieles tetratransformistas, analfabetas funcionales, la mayoría que no saben, no pueden y no quieren leer más allá de unas cuantas líneas, acaso el primer párrafo, sigo. Esa cualidad como político del presidente reside en que es un merolico extraordinario, que abarca las cuatro definiciones del diccionario de la RAE: Habla mucho y sin sustancia; hablador indiscreto; embaucador; persona que se dedica a la venta ambulante y anuncia a voces su mercancía.
¿Qué vende López Obrador? A sí mismo, un somero recorrido por las publicaciones de su grey demuestra que ya es considerado como el mejor presidente de la historia, sin haber logrado en los hechos nada sustantivo, en sus recorridos constantes ha conseguido embaucar a sus seguidores y venderse como lo mejor que le ha ocurrido al país, de la misma manera en que el vendedor ambulante consigue que le compremos una chuchería inservible, viéndonos la cara.
No es nada difícil entender de qué va el Producto Interno Bruto (PIB) y para qué sirve, es posible que se nos escapen los detalles de la complejidad que implica elaborarlo, el PIB calcula el estado de las actividades económicas del país, esa actividad se divide en sectores (primario, secundario…) que se agrupan de acuerdo al origen de esa actividad (agricultura, industria…); el PIB se mide por trimestres, de acuerdo a la estimación oportuna que presentó el Inegi, se calculó un derrumbe histórico de -18.9% anual en el segundo trimestre del año, y con respecto al primer trimestre tuvo una variación, también negativa, de 17.3%.
El gran truco para que la sociedad no se involucre en las políticas públicas ha sido alejarnos de su comprensión, es macroeconomía, se nos indica, para dejar de poner atención, para dejarlo en manos de los especialistas; entender qué implica una caída de esta magnitud en el PIB sólo requiere mirar a los lados, contar los montones de letreros de Se renta, los negocios que ya no abrieron, los empleos que se han perdido.
Esta es la caída del PIB más grande en la historia nacional, da cuenta de que estamos no en una recesión sino en una depresión, también es sencillo entender la diferencia, la primera se refiere a un mal momento económico pasajero, la segunda implica tocar fondo por un tiempo más largo, como cuando se apaga el auto por un mal cambio de velocidad, pero enciende enseguida y ese momento en que el coche ya no arranca y hay que bajar a empujarlo hasta el taller.
Esta recesión en que se encuentra el país no es culpa de López Obrador, pero sí es su responsabilidad establecer políticas públicas efectivas para que el auto vuelva a andar, no vamos a salir del bache por arte de magia, ningún hechizo bastará, al pensamiento mágico del presidente “Tan bien que íbamos y se nos presenta la pandemia” se opone brutal la realidad, él mismo reconoce la pérdida de un millón de empleos, lo que aterroriza es la irresponsabilidad del merolico, pues ante los datos duros de la devastación que dejó la pandemia de coronavirus, celebra su estrategia: la repartición de apoyos a “los más pobres” y las remesas, por donde se le vea, insuficiente.
El presidente sabe que esta crisis es su responsabilidad, no por nada declara que la crisis le vino “como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”, el problema es que obnubilado en la defensa de su persona, confunde a propósito la magnitud de la crisis, considera que es transitoria, que la economía se va a arreglar con el deseo de que haya justicia en el país, se combata la corrupción, se entregue dinero a los más necesitados y se siga recibiendo dinero del extranjero; efectivamente, al vendedor de esperanza que es López Obrador, esta crisis no pudo ser más oportuna para su propósito, la incapacidad de su gobierno para establecer un programa de reactivación económica podrá ser omitido por la magnitud de la crisis sanitaria, ya lo tiene todo para ser un héroe nacional, esos que juegan como nunca y pierden como siempre.
Coda
@aldanBajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on July 30, 2020 23:58

Pesimismo


Junto con el Día de Muertos, El grito de Independencia, el 12 de diciembre, el Pesimismo debería ser considerado una tradición nacional, nos hemos vuelto expertos en desarrollar las teorías más intrincadas para explicar los sucesos públicos, por supuesto, los hechos que desplegamos para describir lo que ocurrió, invariablemente, van a contracorriente de la verdad histórica o el discurso oficial; somos capaces de develar el misterio atrás de los asesinos de Colosio, Manuel Buendía o Francisco Ruiz Massieu; el número real de muertos del 2 de octubre de 1968, la guerra sucia o el jueves de corpus; dennos un momento, servilleta y papel para diagramar a todos los implicados en las redes del narcotráfico, el Fobaproa, la fallida nacionalización de la banca, las crisis económicas recurrentes; no necesitamos expertos en ninguna materia, desde el taquero hasta el taxista, pasando por el bolero o el peluquero, siempre tenemos una explicación.
Una costumbre nacional es adelantarnos con nuestra verdad al juicio de las autoridades, no requerimos que nos vendan el resultado en una primera plana o en un tuit, si no se comprende por qué la Selección Nacional no alcanza el quinto partido en los mundiales es porque nos falta barrio, la calle siempre sabe, si por la falta de una corbata de dragón, el cambio que se guardó o el relevo hecho a destiempo. Somos unos adelantados y a nuestras capacidades adivinatorias les basta la fe en que, de ser puestas a prueba, mostrarían su infalibilidad. No se nos va una.
Al final, se nos van todas, la confianza en nuestra asertividad impide desembocar en el juicio y sentencia, basta el señalamiento público, se desestima concluir el procedimiento por nuestro pesimismo, somos hijos de los vencidos, desde la infancia se nos inculca la admiración por quienes lo dieron todo por el triunfo pero terminaron sacrificándose, glorificamos las victorias pírricas, hacemos algo grande de la huida o el escondite, la heroica resistencia: ah, si hubiera parque, los invasores no hubieran tomado el convento de Churubusco, no es que estemos acostumbrados a la derrota, es que nos basta con tener la razón, eso nos coloca del otro lado, eso nos basta.
Tras dos audiencias, Emilio Lozoya fue vinculado a proceso, en el caso de Agronitrogenados por el delito de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita en la modalidad de comprar un bien inmueble sabiendo que el dinero es ilegal; mientras que en el de Odebrecht por realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y cohecho, en calidad de autor material y cometido con dolo. El exdirector de Pemex no pisará la cárcel, se limitó su movilidad a la Ciudad de México y con el uso de un brazalete que permita ubicarlo en cualquier momento.
El exdirector de Pemex no se ha declarado inocente, eso sí, ha dicho que no es “culpable ni responsable”, sino que ha sido víctima de un poder superior que lo utilizó como un instrumento. El presidente López Obrador le escupe a una Fiscalía autónoma que se deberán tener “ciertas consideraciones” con el acusado porque va a dar a conocer nombres, porque está dispuesto a revelar el funcionamiento de la maquinaria del poder.
Es posible que Emilio Lozoya jamás pise la cárcel, lo más seguro es que el exfuncionario nunca pague por los delitos que se le acusa, estoy convencido de que la revelación de nombres que haga no servirá para destruir esa maquinaria corrupta del poder, acaso entregue algunos nombres que bastarán para saciar el morbo, entregar como regalo a nuestra sed de venganza algunos apellidos que nos permitan decir: ya sabíamos.
Con eso bastará, la tradición de nuestro pesimismo en la ineficiencia de las instituciones fundamenta nuestro mal mayor: la impunidad.
Coda
@aldanBajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on July 30, 2020 00:48