Edilberto Aldán's Blog, page 25
January 17, 2022
Conveniencias
Andrés Manuel López Obrador indicó que es su deseo que dos exgobernadores priistas representen al gobierno mexicano, la Secretaría de Relaciones Exteriores realiza el anuncio y, de inmediato, el dirigente nacional del PRI los amenaza con la expulsión si aceptan los cargos propuestos por el presidente, Alejandro Moreno les recuerda a Carlos Miguel Aysa González y a Claudia Pavlovich que su militancia está sujeta a los estatutos del partido y que le deben lealtad a México. La amenaza del dirigente priista es una muestra más de lo fracturado que está el sistema de partidos y la lejanía de la clase política con la ciudadanía.
Claudia Pavlovich, exgobernadora de Sonora, fue propuesta para el consulado en Barcelona, mientras que al exgobernador de Campeche, Carlos Miguel Aysa González, se le quiere enviar a la Embajada de México en República Dominicana. Estos políticos comparten su filiación priista, así como que ninguno de los dos pudo mantener para el PRI la entidad federativa que gobernaron, y en las elecciones recientes, los candidatos de Morena ganaron Campeche y Sonora. Si la propuesta de integrarlos al cuerpo diplomático es un premio de López Obrador por haber permitido que ganara Morena, es un asunto que tendrán que resolver los exgobernadores tendrán que arreglar con el partido en el que militan y mal hace el dirigente político en reclamarles porque, se supone, que ellos no podían intervenir en las elecciones, está prohibido por la ley.
En la serie de tuits que les envió Alejandro Moreno a los gobernadores, además de amenazarlos con la expulsión, le indica a Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa González que “Las oportunidades que da el PRI deben corresponderse con buen trabajo y resultados, pero también con lealtad a México y a los mexicanos”, otro concepto mal entendido por el dirigente priista. En primera, el trabajo en el consulado o la embajada implican que representan al Estado mexicano, no al “gobierno de Morena”, y sí hay un matiz que importa, que el dirigente esté convencido que partido en el poder y Estado son lo mismo implica la idea que tiene de gobernar.
En más de una ocasión el presidente ha aludido a la lealtad, cuando despide a alguien de su gabinete, López Obrador alude a ella, “Pedimos lealtad a ciegas al proyecto de transformación porque el pueblo nos eligió para eso, para acabar con la corrupción, los abusos, llevar a cabo un gobierno austero y sobrio, para hacer justicia", ha dicho desde Palacio Nacional. Si los exgobernadores priistas han decidido cambiar su lealtad al PRI para abrazar a la Cuarta Transformación, están en su derecho, y eso los pinta tal como son, convenencieros. Aquí también se equivoca Alejandro Moreno al confundir la lealtad que se le debe al país con la sumisión a unas siglas, el PRI ya no es México (tampoco Morena ni la Cuarta Transformación, ni siquiera López Obrador), ¿qué reclama el dirigente?
Simone Weil en su propuesta para la supresión general de los partidos ha señalado estos vicios y confusiones, el principal: el sometimiento del pensamiento individual a la autoridad del partido; en el caso del berrinche de Alejandro Moreno, además, se refleja la idea de gobierno que tiene el dirigente, como si el poder se ejerciera a partir de una fe ciega a las siglas y debiera responder a un grupo partidaria antes que al interés general. Y no sólo el priista, los reclamos de las facciones partidarias dan cuenta de lo limitado del pensamiento de nuestra clase política al referirse a la representación popular, por eso cada vez es más difícil que en las elecciones ganen las ideas y les entregamos nuestro voto a las caritas sonrientes que plasman en los espectaculares.
Reitero, si Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa González ahora se someterán a los caprichos de López Obrador es un asunto que pesará en sus conciencias; en caso de ser aceptados por Barcelona y la República Dominicana, lo que debe importar es que se desempeñen con lealtad a México, no a una persona.
Coda. Luis Echeverría Álvarez cumplió 100 años de edad, en ninguno de los perfiles que se transmitieron se le dejó de señalar por su responsabilidad en la matanza de estudiantes en el 68, tampoco como el represor de movimientos sociales que fue durante su presidencia. López Obrador debería observarse en ese espejo, no se puede ni se debe apostar al juicio de la historia.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
Djokovic
La irresponsabilidad de Novak Djokovic ha sido presentada por los medios como la “telenovela” entre el tenista que se negó a vacunarse y la obligación de las autoridades de Australia de hacer cumplir las medidas que impusieron para evitar que su población se contagie. Se ha seguido este caso casi minuto a minuto, con una atención exagerada, dejando a un lado el debido cumplimiento de la ley sólo porque este jugador debe ser considerado una excepción porque es el número uno en su deporte.
Cuando los muertos por la pandemia se cuentan por millones en el mundo, resulta increíble que alguien salga en defensa de una persona que se niega a seguir las reglas y se rehúsa a vacunarse por considerar que es un superhombre, una excepción a la que se le debe quitar la responsabilidad de cuidarse y cuidar a los otros, sin embargo, tras el perder un recurso legal contra la decisión de revocar su visa y la decisión del gobierno australiano de deportarlo, una parte del mundo levanta la voz por el daño que la autoridad está haciendo al tenista, de hecho lo consideran una víctima de la injusticia y su caso podría generar un conflicto internacional.
Una vez confirmada, por segunda ocasión, la visa de Djokovic, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, acusó a las autoridades de Australia de “maltratar y humillar” al tenista, en Instagram preguntó “¿Por qué lo maltratan y por qué lo humillan, no sólo a él sino también su familia y toda una nación libre y orgullosa?”; de acuerdo a reportes de la Agencia EFE, no sólo el presidente Vucic, también organismos estatales y deportivos de Serbia condenaron la decisión de Australia, y un grupo de políticos propuso declarar persona non grata al embajador australiano en Belgrado. La primera ministra serbia, Ana Brnabic, declaró que “la decisión sobre la expulsión de Novak Djokovic es escandalosa y ha mostrado cómo en algunos países funciona, o sea, no funciona, el estado del Derecho” y agregó que Djokovic fue expuesto a 11 días de maltrato psíquico y físico.
El reporte final de la telenovela es una serie de reporteros siguiendo al tenista rumbo al avión en que abandonó Australia, por su decisión de no querer vacunarse y mentir sobre su entrada al país, Djokovic les declara sentirse “extremadamente decepcionado” con la decisión, pero que la respetará, que ahora habrá tiempo de concentrarse en lo que verdaderamente importa, que es el deporte que ama y que, tras el escándalo que armó se retirará a descansar y recuperarse… ¿cómo se recupera uno de ser un imbécil?
Djokovic pertenece a una élite que la opinión pública ha formado, no a la de los deportistas de alto rendimiento, tampoco a la de los representantes de un país en alguna disciplina, ni si quiera a los miembros de la clase privilegiada, es algo más simple, una superestrella deportiva a la que se le da seguimiento para saciar el morbo de quienes se alimentan de noticias limitadas a conseguir seguidores o diseñadas para atraer a la audiencia; no importa cuántas veces haya ganado ni el número de torneos obtenidos o la destreza de su juego, nada de eso influye en su necedad de considerarse un superhombre, por encima de las leyes o sin ninguna responsabilidad social.
Novak Djokovic forma parte de la legión de imbéciles a las que se refería Umberto Eco, a esos estúpidos a los que debemos de dejar de hacer famosos por las razones equivocadas.
Coda. “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas”, fue lo que declaró Umberto Eco en una entrevista.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
January 14, 2022
Impacto
Sé que es difícil de creer, hubo un tiempo en que se podía realizar exponer una idea sin necesidad de apoyo visual, sólo se argumentaba sin emplear diapositivas o video, la moda de “empoderar” visualmente el discurso llegó para quedarse, a tal grado que ahora muy pocos se atreven a hablar en público si no los acompaña una pantalla, les importa más el impacto de una imagen en la audiencia que el efecto de la palabra. Este apoyo lo usa el presidente Andrés Manuel López Obrador a pesar de conocer el efecto de su discurso sobre sus fieles, no hay conferencia matutina sin algún impacto visual de acompañamiento.
López Obrador sabe también que quien pega primero, golpea dos veces, ante su ausencia en la mañanera remitió unas diapositivas de Power Point con el plan de austeridad para que el Instituto Nacional Electoral se ahorre 2 mil 972 millones de pesos, el presidente no confió en que el subsecretario de Hacienda, Víctor Manuel Mójica Vilchis, fuera capaz de convencer a la audiencia, así que mandó ese respaldo visual, así la presidencia gana este round de la lucha que mantiene contra el INE.
A nadie le va a importar que no sea un plan serio, que no tenga sustento técnico ni seriedad, que quien elaboró ese plan no sabe cómo funciona el instituto e incluso mienta sobre las consideraciones y cantidades de dónde puede recortar el presupuesto, el golpe está dado y la diapositiva no puede mentir. Es claro que la Cuarta Transformación quiere abaratar al INE hasta desaparecerlo, para conseguirlo se apoya en el resentimiento hacia la élite; el presidente insiste en que hay que bajar los sueldos y anular los gastos suntuarios que separan al pueblo de la burocracia dorada.
Ese discurso le funcionó a López Obrador para obtener el voto de la burocracia que vio la posibilidad de vengarse de sus directivos porque ganan más que ellos, y así les fue, pero no aprendemos, hay que seguir empleando el resentimiento hacia los que tienen, porque primero los pobres, con su Power Point el presidente logra el impacto que quiere, inocular la idea de que es un derroche lo que se gasta en el INE y poco va a importar que los consejeros argumenten cuánto se paga en rentas para los módulos, en medidas de seguridad para las credencial de elector o que no exista un sindicato y sí se afecte a los trabajadores con el recorte propuesto. La diapositiva ya logró el impacto entre los fieles y será sumamente difícil quitarlos de su idea, sacarlos del rencor.
Los defensores tetratransformistas ya cuentan con su diapositiva para defender al presidente, para “demostrar” que López Obrador tiene la verdad, no necesitan conocer el plan, ahí está el Power Point y del otro lado, los riquillos que no quieren perder sus privilegios. Yo defiendo al INE.
Coda. “¡Álvarez-Buylla, la ciencia no es tuya!” gritó la comunidad del CIDE en una manifestación para evitar que hoy la directora del Conacyt cambie el estatuto de ese centro para quitarle poder de decisión al Consejo Académico, que el Consejo Directivo no vote y sólo acepte la designación del director del CIDE, realizada por el Conacyt, y que que no sea un requisito para el Secretario académico haber trabajado durante tres años en el centro… Ojalá no lo logre. Fuerza, CIDE.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
January 13, 2022
Todo lo sólido se desvanece
“Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”, prometía el Manifiesto comunista de Karl Marx; esta idea de transformación la retoma Marshall Berman para elaborar un ensayo sobre la modernidad y el ciudadano común frente al desarrollo de la tecnología y la promesa de una aventura continua; el estímulo que enfrentamos que nos impulsa a cambiar en lo personal y a las formas de convivencia social.
No estoy muy seguro de que Byung-Chul Han lea a Marx, porque la idea central de su libro más reciente, No-Cosas, es que la “historia” se deposita en las cosas mediante el uso que les damos y confiere un valor sentimental, lo que le sirve para “recuperar la magia de lo sólido y lo tangible” como una crítica al smartphone y la inteligencia artificial que nos restan permanencia, nos distraen.
Byung-Chul Han ha sido criticado por ser un filósofo pop, por su éxito de ventas y su popularidad se le acusa de carecer de talento y únicamente elaborar jeremiadas contra el mundo moderno. A mí sus lamentos me estimulan, aunque no concuerde con su descripción del estado de las cosas, en especial con que la información falsea los acontecimientos porque la información es una no cosa.
Coincido cuando señala que nuestra sociedad se nutre del estímulo de la sorpresa, pero ese “estímulo no dura mucho. Rápidamente se crea la necesidad de nuevos estímulos. Nos acostumbramos a percibir la realidad como fuente de estímulos, de sorpresas”, y sí, la precaria atención que damos a la información que recibimos a través de redes sociales deforma el estímulo, en vez de verlo como una oportunidad para cuestionar los hechos y actuar, se reduce a una fuente de aceptación de los otros, si no me sorprende, si no habla de mí, si no se trata de mí, lo desplazo, lo considero inútil.
Sé que estoy siendo reduccionista tanto con lo que propusieron Marshall Berman como el autor de En el enjambre, lo hago a propósito porque no me interesa negar sus ideas, prefiero buscar una nueva definición a “estímulo”, cuestionar qué es lo que nos está sorprendiendo y por qué nos rendimos a ese placer.
Todo lo sólido se desvanece en el aire y en vez de levantar el rostro para observar la amplitud del paisaje, la multiplicación de las corrientes que se llevan nuestras certezas, preferimos bajar la mirada para aferrarnos al smartphone y buscar decirle a todos algo sobre nosotros mismos antes que compartir la sorpresa de los cambios, incluso alejar la cámara del rostro y girarla para que el otro pueda ver lo mismo y hablar sobre la experiencia.
No se trata de observar hacia arriba o de mirar hacia abajo, hay que compartir la sorpresa, estimular la conversación, y eso no se logra mirando hacia adentro a través del reflejo de la pantalla.
Coda. De las descripciones que me estimulan de Byung-Chul Han: “Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber. Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Viajamos a todas partes sin adquirir una experiencia. Nos comunicamos continuamente sin participar en una comunidad. Almacenamos grandes cantidades de datos sin recuerdos que conservar. Acumulamos amigos y seguidores sin encontrarnos con el otro”.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
January 12, 2022
Tirarse del puente
Sarcásticos, muchos medios de comunicación destacaron que en la conferencia matutina en la que estuvo ausente Andrés Manuel López Obrador, justo por eso, los funcionarios que acudieron a la mañanera usaron cubrebocas, ríos de palabras e imágenes se desperdiciaron en indicar que, ante el segundo contagio del presidente, quienes lo suplieron ante la prensa, ahora sí, emplearon la mascarilla. En muchos casos, la intención de subrayar este hecho más que un propósito informativo tiene la intención de obligar al presidente a que sirva como ejemplo, que use cubrebocas.
En esa misma mañanera, el presidente no desaprovechó el espacio para conectarse vía remota e informar sobre su estado de salud, se tomó la temperatura y midió sus niveles de oxigenación, compartió su experiencia como contagiado de covid-19 para demostrar a la población que no hay que alarmarse por el incremento de contagios o la propagación de la variante ómicron; eso es lo que cree López Obrador que es su deber, enviar un mensaje tranquilizador, unas palabras que refrenden la confianza que se le tiene.
Quienes creen que tras haberse infectado en dos ocasiones, López Obrador usará mascarilla en sus siguientes apariciones públicas, se equivocan, el presidente cree que “Tenemos como protección al creador, a la ciencia y además las ganas de vivir para llevar a cabo la transformación de México”, así que seguirá obstinado en creer lo que le dice su vasallo Hugo López-Gatell, que es una fuerza moral y no de contagio.
López Obrador no está obligado a ser ejemplo para nadie, si es un necio irresponsable incapaz de seguir las medidas sanitarias mínimas, allá él; el presidente tiene otras obligaciones y sobre esas se le debería cuestionar, madurar como ciudadanía implica juzgar y exigir a los funcionarios públicos por su desempeño en el cargo, no por su comportamiento personal.
La oleada de comentarios negativos hacia López Obrador por su necedad de no usar cubrebocas lo único que hace es generar ruido, incrementar absurdamente la información con que se cuenta y relegar otra que nos es indispensable conocer. En esta necesidad de atacar y defender al presidente por sus desplantes y no por la forma en que lleva a cabo la administración del país lo único que se logra es inflar la cantidad de información inútil, pues nadie en su sano juicio va a arriesgar su salud por seguir el ejemplo de López Obrador, y quienes lo hacen es porque son imbéciles o sus lacayos.
Después de dos años de pandemia y con la información con que se cuenta, como nunca aplica el sentido común, lo que nos dicen nuestros padres acerca de no seguir el mal ejemplo del otro o repetir las conductas estúpidas, a poco a usted no le dijeron “y si Fulanita se tira de un puente, ¿tú también lo vas a hacer?”.
Además, saturar los espacios informativos con estas banalidades genera dejar de tener espacios para información valiosa o que nos permita un mayor conocimiento de la realidad.
Coda. En el enjambre, Byung-Chul Han va más allá al señalar lo que provoca la sobre información, señala: “La hipercomunicación digital destruye el silencio que necesita el alma para reflexionar y para ser ella misma. Se percibe sólo ruido, sin sentido ni coherencia. Todo ello impide la formación de un contrapoder que pudiera cuestionar el orden establecido que adquiere así rasgos totalitarios”.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
January 11, 2022
Iguales
Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros, ese fue el único mandamiento que quedó, modificado, de los siete preceptos con que inició la Rebelión en la granja de George Orwell; esa aparentemente mínima distinción consolida la dictadura del cerdo Napoleón, quien ha hecho lo necesario para quedarse como líder único, lo más evidente, traicionar el espíritu con que se distinguían de los humanos subrayando las diferencias con esa especie y lo que hacía iguales al resto de los animales.
El ideal de la igualdad no es más que un primer peldaño para convivir en una sociedad justa, donde todos gocemos de los mismos derechos y se respeten sin distinciones; uno de los presupuestos de la democracia es que todos debemos ser tratados de la misma manera ante la ley; el problema de esta idea es que antes que ser una realidad se plantea como un deber ser; antes de alcanzar la plena igualdad, le vamos colocando apellidos para hacer precisiones que clarifiquen qué significa y qué corresponde en cada una de sus etapas, igualdad política, ciudadana, de género… y los que se nos vayan ocurriendo para intentar conciliar las diferencias, todas aquellas que vayan surgiendo por un mal entendido con lo que significa la tolerancia.
Alcanzar la igualdad seguirá siendo una tarea imposible si lo primero que nos planteamos es que estamos obligados a ser iguales, cuando de lo que se trata no es de ser sino de deber. La pandemia de coronavirus nos ha igualado, el virus no hace distinciones de clase, raza, género… ninguna, y lo que hasta ahora nos ha sacado adelante, la ciencia, es porque trabaja para encontrar una solución que funcione para todos, ese es también uno de los principios de una vacuna.
Ayer, por segunda ocasión, Andrés Manuel López Obrador anunció que se había contagiado de covid-19, como la primera vez, el presidente no se sintió obligado a seguir las medidas sanitarias básicas, la principal, la distancia social y el uso de mascarilla, por eso se infectó de nueva cuenta López Obrador, por las mismas razones por las que se han infectado millones, no porque el mundo viva en una nube tóxica que pulula por todas las calles y obliga al confinamiento.
Tras informar sobre su estado de salud, como siempre, se desató una guerra de tuits a la que los medios le dieron demasiada importancia, quién sí y quién no tenía buenos deseos para el presidente, quiénes de los adversarios de López Obrador aprovechaban para darle un raspón, para mostrar un rencor o sacar una frase sarcástica, en eso se desperdició la atención por horas, en seguir esas batallas que consisten en mostrar quién puede ser más miserable, en la cuenta de los dardos envenenados y las respuestas en que, como los animales orwellianos, se comenzaba a distinguir en dos bandos, los que caminan en dos patas y por tanto son los enemigos, y el otro bando que se distingue por ser los más animales.
La pandemia nos igualó y esa debería ser una condición a aprovechar para revisar lo que deseamos al otro, de considerar la forma en que resolvemos nuestras diferencias y lo que hacemos en nombre de la aceptación. Se equivocó el cerdo Napoleón, Todos los animales son iguales, y punto.
Coda. Pronta recuperación para el presidente Andrés Manuel López Obrador, así sin más, uno es lo que le desea al otro y yo no le deseo ningún mal a nadie.
@aldan
Bajo presion, mi columna en LJA.MX
January 10, 2022
Convivencia
Entre los posibles futuros escenarios de la evolución del SARS-CoV-2 muchos coinciden en que con la aparición de la variante ómicron la pandemia pasará a endemia y que tendremos que aprender a convivir con el virus; ante la multiplicación de contagios en todo el país, ha sido necesario que los gobiernos de todos los órdenes presenten nuevas medidas frente a la variable ómicron y, que una vez más, hablemos entre nosotros sobre cómo debemos desarrollarnos hacia una nueva normalidad.
Todo indica que ante el ómicron, las mascarillas de tela no son suficientes, porque al ser elaborados con cualquier tipo de tela dan paso a filtraciones de partículas en el aire; en estos días conversé con mi hijo acerca de por qué ahora debe usar cubrebocas quirúrgico de tres capas y las mutaciones del virus, mientras buscábamos información y yo intentaba hacerla más amable para que la comprendiera de manera más eficiente, él me relató cómo fue su regreso a clases presenciales y que cuando volviera al aula, le compartiría eso que estábamos platicando a sus compañeros. El relato de mi hijo se extendió a las nuevas reglas que sigue en la convivencia al interior del plantel escolar, también a cómo ahora se comunica con otros estudiantes a través de mensajes.
Son los más jóvenes quienes nos van enseñar ahora a adaptarnos, a establecer una nueva normalidad, escuchándolo hablar de cómo se relaciona con un mundo al que no puede tocar, descubrí que sí hay formas de desarrollar a través de la distancia una convivencia basada en valores que el miedo suele hacer a un lado, como la cortesía; a diferencia de los adultos, en la mayoría de los casos que conozco, ante la necesidad de convivencia, los niños están usando las redes con solidaridad y respeto, siguiendo normas de etiqueta que corresponden a lo que conocemos como “buenas costumbres”.
La necesidad de contacto y que esté acotado por la virtualidad, considero, hace que los niños no se agredan e insulten porque reconocen que algún día esa comunicación podría ser cara a cara, mientras que, en las redes sociales, muchos de los jóvenes y adultos usamos la distancia y el anonimato para justificar los insultos y el discurso de odio. A diferencia de nosotros, los niños saben que del otro lado hay alguien que está escuchando y que necesita ser escuchado, eso lo cambia todo, porque no está buscando la aceptación, reconocimiento o los me gusta de la masa, está buscando conversar.
Pensar la nueva normalidad a partir de la cortesía, la amabilidad y la empatía me parece esperanzador para modificar el uso que hacemos de nuestra comunicación a través de redes sociales, puede cambiar.
Coda. Personal, mi vecino no me lee, ni sabe a qué me dedico, pero él también me dio una nota de esperanza, un encuentro casual en la puerta del edificio le dio oportunidad para decirme que no dudara en acudir a él si se me ofrecía algo, hablábamos de la pandemia, y remató: “estoy a un timbrazo de distancia”, por supuesto le ofrecí lo mismo; después, cuando me conecté a mis redes comprendí cabalmente la distancia que nos separa de aquellos a los que les basta con dar un Me gusta, un corazón o un emoticón. Habrá que aprender a darle otro sentido a esa cercanía.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
January 7, 2022
Básico
La búsqueda de información se ha vuelto compulsiva, sin importar el tema, queremos tener acceso a ella, insaciables vamos de una liga a otra y otra y otra, en muchas ocasiones sin leer, sin profundizar, simplemente siguiendo cualquier enlace que se nos ofrezca, absortos en el impulso de acumular datos, frases, imágenes, sin pausa para transformar todo eso en conocimiento, basta con obtener una mínima porción de algo que permita interactuar en redes, reaccionar, sumarse a la tendencia y después se olvida, porque ya las redes están en otra cosa, de la que también hay que estar enterado para no quedar fuera de la supuesta conversación.
Enterarse no es conocer, acumular no implica obtener un conocimiento de cualquier cosa, cualquier percepción requiere de una pausa para transformarla en entendimiento. La búsqueda compulsiva de información suele dar paso a la difusión de paparruchas, a propagar engaños porque verificar no es una costumbre y hacerlo es una responsabilidad individual que suele olvidarse ante las prisas.
No hacer pausas nos pone en riesgo, la forma en que estamos entrando en el tercer año de la pandemia es una muestra de ello, ante la detección oficial de la variante ómicron en el país, se demanda a las autoridades que asuman la responsabilidad de cuidarnos, se exige el cambio de color en los semáforos, insaciables acusamos de que no se nos da toda la información que requerimos para salir adelante… y sí, el acceso a la información es un derecho, pero al simplemente acumularla olvidamos darle sentido.
Para sobrevivir a la pandemia no sirve de nada dar seguimiento puntual del número de muertos o volverse en un experto en las mutaciones del virus si esa información nos hace olvidar las medidas sanitarias básicas, con frecuencia miro cómo en los grupos de mensajería se comparten curas milagrosas, se habla de dióxidos y conspiraciones, información a la que se le da juego con el pretexto de estar más enterado, de saber más, y se deja a un lado el uso de cubrebocas, lavarse las manos, mantener la distancia social y de gel antibacterial.
Hoy resulta que todos son expertos por el simple hecho de compartir, de difundir lo que les llega, el comportamiento compulsivo puede ser normal, hasta que ese impulso nos afecta de manera negativa, hasta que nos hace olvidar lo básico. Eso es lo que necesitamos en este momento, volver al sentido común
Coda. Pensé en un poema de Patrizia Cavalli, en traducción de Fabio Morabito, para todos quienes se presentan como expertos en cualquier materia y ofrecen soluciones mágicas con base en la acumulación de información:
¿De verdad que para salir de la cárcel
hay que conocer la madera de la puerta,
la aleación de los barrotes, establecer la gradación
exacta del color? Se corre el riesgo,
volviéndose un experto, de encariñarse.
Si quieres salir en serio de la cárcel,
hazlo enseguida, incluso
con la voz, conviértete en canción.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX
January 6, 2022
Reyes
Escuchar al presidente Andrés Manuel López Obrador hablar de los Reyes Magos, primero, me provocó sonreír, después, tras ver los puestos de bicicletas, las tiendas de juguetes y a un montón de padres haciendo compras de último momento, recordé a quiénes les habla desde la mañanera y por qué es tan efectiva su comunicación. El presidente aprovechó una pregunta de los paleros que asisten a su conferencia matutina para enviar un mensaje de apoyo a los padres de familia a los que no les alcanza para comprar una consola de videojuegos, les regaló el pretexto perfecto para justificar que debajo del árbol de Navidad los niños no encuentren la Playstation o la Nintendo.
A López Obrador le realizaron la crucial pregunta acerca de qué le iba a pedir a los Reyes Magos, y el presidente aprovechó para decir que Melchor, Gaspar y Baltazar ya no quieren “estar entregando aparatos electrónicos, esos que se usan para ver series con contenidos violentos. Ya no quiero. Los mismos reyes y el elefante y el camello y el caballo ya no quieren nada que tenga que ver con… ¿cómo se llaman estos juegos?, los videojuegos, nada de eso, no, no, no, no les gusta ya; el caballo relincha, se echa el elefante, el camello repara, bueno, al revés, es el caballo el que repara. Entonces ya no quieren eso, ya no, pero sí mucho amor para todos los niños y hay que seguir creyendo, no se puede vivir sin una creencia”.
Me provocó sonreír que el presidente se refiriera a los Reyes Magos porque es clara su intención de no revelar lo que para muchos es un secreto, de la misma manera en que los medios de comunicación colaboran con ese pacto cuando difunden noticias sobre las compras que hacen los padres de familia y los llaman “ayudantes de Melchor, Gaspar y Baltazar”; se vale mantener la ilusión.
Al final, la ilusión se puede decir que es una mentira, un engaño a los sentidos, por eso muchos padres se niegan a ciertas tradiciones, como la de los Reyes Magos, hay quienes creemos que mantenerlas auxilia a formar una identidad, hacer que alguien se forje ilusiones para despertar su complacencia con algo, incluso como auxiliar en la educación, pues los regalos de Melchor, Gaspar y Baltazar dependen del comportamiento y la actitud de los niños.
Personal: en mi caso, el secreto de los Reyes Magos fue revelado muy pronto, todos los 5 de enero mis padres cumplían el mismo ritual: salir en la noche para “ayudar con las compras” a los Reyes Magos, además, mi madre redactaba cartas en las que Melchor, Gaspar y Baltazar nos dejaban sabios consejos y una serie de compromisos a cumplir para asegurar su llegada al año siguiente; a pesar de descubrir la salida de mis padres e indicarle a mi madre que los Reyes Magos tenían la misma letra que ella, seguí abriendo regalos durante mucho tiempo, no por mi buen comportamiento, tengo hermanos menores, así que me volví cómplice de la ilusión y en más de una ocasión pude salir de compras con mis padres.
Para mantener la ilusión me seguían regalando los Reyes Magos, hasta que a mi madre se le ocurrió para cerrar el ciclo, dejarme una carta de Melchor, Gaspar y Baltazar en la que se me decía que ya tenía edad suficiente como para recibir otro tipo de regalos y no más juguetes, que a mis hermanos les seguirían obsequiando lo que pedían en sus cartas, y conmigo cerraban su relación dejándome algo que me sería útil para siempre. Así recibí mi primera máquina de escribir y los Reyes Magos siguieron llegando a casa durante mucho tiempo.
La complicidad en la ilusión que me permitieron mis padres fue de la mano con no revelar el secreto a mis hermanos, tampoco lo hice con los compañeros de la escuela que aún no sabían; la enseñanza que me dejó fue que generar algunas ilusiones no es tan malo, es necesario calibrar la mentira, porque una vez que se descubre la verdad, esta puede ser aprovechada para realizar un trabajo conjunto y asumir un compromiso individual, gozoso, placentero, que así se viven las ilusiones.
Sí, me hizo sonreír el compromiso de López Obrador con el secreto de los Reyes Magos, sólo espero que con otras ilusiones que alienta el presidente se anime a convertirlas en verdades compartidas.
Coda. “Probablemente la única áncora de salvación sea la ciencia, el uranio 235. Pero además hay que vivir”, Julio Cortázar en Rayuela.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJanuary 5, 2022
Anteojeras
En On the road, Jack Kerouac describe a este país como uno en el que todas sus carreteras, sin importar dónde se ubiquen, cuentan con un señalamiento que apunta el número de kilómetros que faltan para llegar a “México”, desde que se cruza la frontera los letreros indican la distancia a recorrer para llegar a la capital de la República, todo se reduce a eso, a mitad del desierto, en la costera o en la sierra, invariablemente se encontrará una señal que nos devuelva la confianza, no todo está perdido, sobre todo nosotros mismos.
Ahí la señal que indica “México”, siempre, aunque ese no sea a donde nos dirijamos, el letrero reduce el resto del territorio, sus localidades, ciudades, provincias y regiones, indica un destino fijo, un punto en el que se concentra todo, unas anteojeras que impiden cualquier visión lateral, como las anteojeras con que dedicamos nuestros mejores esfuerzos al futuro, a lo que mañana ha de llegar.
Obsesionados con conseguir la aceptación de los otros, nos hemos hecho a la idea de que la felicidad es un estado que se alcanza en un tiempo remoto, un destino futuro para el que debemos estar preparados, el hoy se reduce al campo de preparación en que entrenamos para en el futuro disfrutar de ese estado. Las anteojeras que precisan el futuro como destino disminuyen la capacidad de gozar el instante en el presente, se cambia por el anhelo del mañana, cuando con el asentimiento del otro o su aplauso, se nos indique que estamos disfrutando de la cosecha.
Las anteojeras de la promesa del disfrute futuro reducen nuestros actos a la recompensa de la recolección de los frutos, al placer venidero de hincarle el diente a lo que recogimos, se anula el presente en que se hunde la semilla, si todo es espera eliminamos las pausas para reflexionar en cómo y qué estamos haciendo en el presente.
Como en el ritual de comer las doce uvas al ritmo que marcan las campanadas que anuncian el principio de un nuevo año, se devoran mientras mentalmente revelamos nuestros deseos o propósitos, por las prisas, no se puede disfrutar la sensación de la pulpa rompiendo entre los dientes, el jugo y su humor exaltando el gusto. Al finalizar, todavía con la boca llena, ya no hay oportunidad del disfrute, se tiene que pasar a otra cosas, de todas maneras, lo que nos ilusiona ya está pensado.
Después de recorrer varios kilómetros, los letreros que indican “México” son unas manchas borrosas que aprendemos a distinguir de las otras, se sigue con diligencia el sentido de las flechas, izquierda, derecha, adelante y seguimos hacia el destino. Únicamente quien reduce la velocidad logra descubrir otros señalamientos, más pequeños, unos que indican la posibilidad de otros destinos, que regalan la oportunidad de decidir hacia dónde queremos ir.
No vamos a ser mejores ni más felices en el futuro si no lo hacemos y somos en el presente.
Coda. De los Cuatro cuartetos de T.S. Eliot, en traducción de José Emilio Pacheco:
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
Eco de pisadas en la memoria,
Van por el corredor que no seguimos
Hacia la puerta que no llegamos nunca a abrir
Y da al jardín de rosas
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX


