Esta novela de Roxana Pinto se gana un espacio propio entre las novelas de ida y vuelta que se han escrito en América Latina, no en balde su título.
París en sus páginas como el horizonte deseado, y el San José centroamericano como el punto de partida y el punto de regreso. La distancia marca la aventura.
El lector se asoma a la vida de la protagonista, una mujer de dos mundos, y entra en su memoria y en su vida para ser partícipe de lo que ella cuenta, entre el arraigo y el desarraigo.
Aburrida. Así definiré esta historia. Intenté crear alguna conexión con el personaje principal, Anadí, y/o con los eventos que se narran en el libro y nada. No me llegó. Lo terminé porque sentí que debía hacerlo para redactar esta mini-reseña. Además de parecerme una exaltación a lo extranjero, y en especial a lo parisino, esta novela repite el estereotipo de ver a Costa Rica siempre como una esquina del mundo, en donde no se sale de lo "provincial" y de lo incivilizado o, más bien, de lo des-culturalizado que forma parte de la sociedad costarricense. Es una novela más, de las que poco detallan sobre la vuelta y mucho sobre la ida. Honestamente, la siento más como una crónica de lo vivido por una tica en París que una novela que profundice en los hechos del regreso, lo cual esperaba por su título.